⿻,,𖧧┊En la noche de brujas el sol se esconde, una completa oscuridad como un oasis en el desierto, una eterna noche con una eterna luna.
En la noche de brujas unos se disfrazan, otros lo celebran y otros sencillamente lo ignoran. Sin embargo, detrá...
Desde hace tres meses Taehyung tenía estos sueños recurrentes sin saber la razón o qué significaban. Un par de días a la semana, por no decir la mayoría, se despertaba sudoroso y agitado en su cama, con el corazón acelerado y una extraña sensación de felicidad corriendo por sus venas, junto a una pequeña sonrisa boba. No era una pesadilla, más bien todo lo contrario; era una completa fantasía que deseaba se hiciese realidad.
Al principio le pareció un poco raro, sus amigos lo miraban como si fuese un tonto y su madre le advirtió que controlara sus hormonas y mente de adolescente. Quizás fantasear con un chico del que no tenía idea alguna no era tan común.
Comenzó un día después de aquella pijamada posterior al partido de fútbol de final de temporada en su escuela. Creyeron divertido y apropiado invadir la residencia de Jimin y dormir allí hasta que la ligera ebriedad, provocada por las cervezas ingeridas luego de la victoria, que los azotaba se desvaneciera por completo y fuese reemplazada por la muy amada (en realidad odiada) resaca. Quizás fue el insomnio y el alcohol en vena lo que los llevó a tratar de hacer un ritual que encontraron en internet para manifestar un espíritu para que fuese pareja de Taehyung, pero nada fuera de lo normal.
Dicha ocasión fue el inicio de una serie de sueños cuyo protagonista era un hermoso chico de mejillas rosáceas, piel lechosa y ojitos de estrellas, el cual no había visto antes.
Tenía una sonrisa infantil, combinada con una risa dulce y divertida. Sus pestañas eran tan oscuras como su cabello, al igual que rizadas y largas. Su nariz era como un pequeño botoncito que apretaría sin dudar, y estaba tintado de rojo gran parte del tiempo, así como sus pómulos. Parecía un muñequito de porcelana, quizás por ello parecía tan irreal cuando lo observaba atentamente entre sueños. Tan etéreo, que parecía no tener ni una pizca de ser alguien realmente existente.
