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"Quiero estar junto a tí siempre"
Había dicho Rubén al confesar sus sentimientos a un Samuel de apenas diesciseis años.
Había dicho esa frase también el día de su boda, en uno de los mil discursos que tuvo que dar ese día. Recuerda el cómo su amigos alzaban las copas para brindar por ambos novios, y el como Samuel tenía los ojos brillantes al verlo.
Esa frase lo había acompañado en sus mejores momentos, en sus vacaciones compartidas, los cumpleaños, las salidas improvisadas. En su cabeza no había cabida a un pensamiento que lo llevara a no querer a su niño de su lado. Lo amaba con todo el corazón.
Nunca se cansó de él, incluso después de esos 30 años de matrimonio. Incluso después de que enfermara y Rubén tuviera que gastar todo el tiempo que tenía cuidándolo y mimándole.
Y ahora ya no estaba.
Sabía que Samuel no querría que su vida terminara así. Él querría que fuera feliz.
Se disculparía con él cuando lo viera. Más allá de todo.
