♚Reyes y Peones♔ #RP2

♚31♔

Trevor

La oscuridad de la noche y el alcohol no me impiden coger el coche y conducir. Hace tiempo que he dejado atrás la UBA y el bullicio de la fiesta, y junto a ella a Alex. La morena descansa sobre mi cama completamente ajena a lo que estoy a punto de hacer. 

En el asiento del copiloto reposa mi revólver y la miro de reojo de vez en cuando solo para recordarme que muy pronto tendré que utilizarla. 

Steve nunca ha sido un hombre al que yo le haya cogido aprecio, jamás se esforzó por caerme bien o si quiera fingió que yo si le caía bien a él, pero con tan solo imaginarme como se sentirán si esposa y su hija mañana por la mañana, cuando los del hospital les den la terrible noticia...

Sacudo la cabeza, no puedo pensar en eso, si no acabo con Steve entonces el que estará muerto seré yo, no tengo otra opción, además de que Alex no tiene porqué enterarse de que he sido el causante de la muerte de su padre, o de que Gabe fue quien le mandó al hospital primero.

Mi cabeza no me da tregua en todo el trayecto y me paso las horas pensando en todas las consecuencias que traerá esto. Cuando al fin llego al hospital no me sorprende encontrar varios coches en el parking, los accidentes ocurren a todas horas.

Aparco lo más lejos de la puerta que puedo y pienso en lo que voy a hacer. Normalmente esta misión no la haría yo solo sino que algún RP distraería a los de seguridad mientras yo me cuelo y me cubrirían las espaldas para la huida ya que un disparo no pasa desapercibido en ningún lugar. 

Me escondo el revólver debajo del abrigo y me pongo la capucha al salir del coche. Mi plan es precipitado y algo absurdo pero estando ebrio es lo mejor que se me ha ocurrido. Atravieso las puertas del hospital y lo primero que siento es calor y olor a desinfectante. En la sala de espera hay varias personas que me miran curiosas cuando paso frente a ellas, directo hacia las escaleras, pero cuando estoy a punto de alcanzar mi objetivo la chica que atiende la recepción me llama la atención.

-Disculpe, el horario de visitas ha finalizado tendrá que venir mañana por la mañana -dice de una forma bastante educada.

Ni si quiera me giro para encararla, lo que menos quiero es que alguna de estas personas sea capaz de verme la cara, me encojo bajo la capucha y sigo caminando como si no hubiese escuchado nada. 

-¡Disculpe! -repite y oigo como sale de detrás del mostrador para perseguirme.

Doblo la esquina para perderme de su vista, deseando que no me persiga para no hacer algo que no quiero hacer, pero la recepcionista lo hace y me alcanza en el primer piso. 

-Perdone pero debe de darse la vuelta y venir mañana por la mañana -endurece su voz -. No me obligue a llamar a seguridad. 

Gruño con frustración y en un movimiento rápido la acorralo en la pared, apretando el cañón de mi revólver contra su garganta. La chica ahoga un grito y en sus ojos oscuros se puede ver el terror. 

-No grites -la amenazo y empieza a temblar -. Quería evitar justo esto pero ahora vas a tener que venir conmigo.

-No por favor, le prometo que no voy a avisar a nadie -suplica y cierra los ojos con fuerza como si al no poder verme yo dejase de existir. 

-No puedo confiar en ti...-veo la chapa que cuelga de su uniforme - Lea. Sé que en cuanto te suelte vas a llamar a la policía...

-¡No! No yo no haría eso se lo juro.

-Si, si lo harías créeme, sé como actúa la gente en tu posición -bajo la revólver y la sujeto del brazo con fuerza -. Te vienes conmigo. 

Comienzo a tirar de Lea por las escaleras, la chica intenta forcejear pero no consigue nada y pronto comienza a llorar por la desesperación y el miedo.