La luna tan brillante, apareció hoy a las nueve de la noche, mi gato no dejaba de ver por la ventana aquellos ojos brillantes no despegaban la vista hacia la calle, desde pequeña había sentido curiosidad por los gatos, siendo tan místicos, guardando secretos ellos pueden ser dos caras distintas, así como tienen una linda cara y son tiernos a su manera también son seres que no le temen a nada Pero últimamente monerías mi gato no se despega de la ventana, cada vez que llego a casa es el gato cariñoso, juguetón que conozco, aunque cada vez que la noche llega es otro gato distinto, mas reservado, me sigue con la mirada, pero no deja su puesto en la ventana, sin falta cada noche se recuesta junto a la ventana y sin previo aviso comienza a ver que hay a los alrededores de la calle. Una noche como cualquiera mientras Monerias veía por la ventana como de costumbre algo llamo mi atención, así que apague las luces de la habitación y cerré las cortinas, así aparentaba que ya me había ido a dormir, espere un tiempo y cuando me fije por la ventana me había estremecido, todo este tiempo nunca me había percatado de que alguien siempre estaba parado frente a mi ventana, por un momento me había sumergido en mis propios pensamientos que un ruido me había regresado a la realidad, alguien llamaba a la puerta; con algo de miedo camine silencio mente hacia la puerta y por la mirilla vi quien era Cuál fue mi sorpresa al ver aquel hombre frente a la puerta, por la oscuridad de la noche no podía verlo bien, pero aquellos ojos brillantes parecían como los de un gato, ¡un gato! Por un momento había olvidado a Monerias, lo busqué por todos lados con la mirada, pero no lo encontré quería llorar por todo lo que pasaba y sin pensarlo caminé lo más rápido posible a mi habitación, cerré la puerta con llave mientras pensaba que esto era un mal sueño, pero algo terrible paso; podía escuchar el rechinido de la puerta al abrirse y se escuchaban pasos por la sala eso fue por un momento hasta que escuché como corrían por las escaleras y aquel hombre andaba caminando por el pasillo quizá en busca de encontrarme Mientras estaba buscándome no dejaba de tararear, paso un tiempo hasta que llego a mi puerta con leves golpes llamo a mi puerta y con una voz suave comenzó a decir mi nombre, al no responder comenzó a alterarse y comenzó a tocar más fuerte mientras llamaba por mi nombre su voz comenzaba a ser más fuerte, sabía que comenzaba a desesperarse, mi corazón sabía lo que iba a pasar, no paso mucho tiempo para que la puerta fuera abierta de golpe para eso tuve tiempo de esconderme debajo de la cama y esperar a que no me encontrara Podía ver como andaba buscando en todas partes, podía ver sus zapatos y el caminar que tenía, parecía un gato, el pensar en gatos me recordaba de Monerias, me preocupaba que algo le pasara con aquel hombre por ahí en la casa. Mientras pensaba en eso sentí como me habían tomado de los tobillos con fuerza, me aferraba al piso para que no me siguiera jalando, pero fue una pérdida de tiempo porque cuando salí pude ver su sínica sonrisa y esa mirada fija en mi El miedo fue demasiado que no recuerdo en que momento me desmaye, cuando recobre el sentido estaba atada en una silla, quería salir corriendo lo más pronto posible pero solo llame su atención, camino hacia mi mostrando unas flores y no sabía que era lo que más me aterraba si estar atada o verlo tan sereno como si atar a alguien fuera lo más normal, se disculpó por la situación y dejo de lado las flores mientras cargaba a MoneriasEl me agradeció por cuidar tan bien a su gato, lo acaricio y dejo a lado fue así que comenzó a decirme halagos y como se enamoró de mí, desde lejos veía todas las noches por la ventana si era digna de ser suya. El gato era su prueba si yo cuidaba bien de el seria la indicada pues Monerias era especial con las personas y solo la indicada era capaz de tocarlo, me odiaba entre dientes por haber cuidado del gato ahora estaba atada a un loco y sin esfuerzo alguno comencé a llorar entre sollozos aquel sujeto tarareaba una melodía tranquila me tomo del rostro mientras me susurraba que ahora estaríamos juntos Han pasado años y solo pudo ver por la ventana como un gato, las cadenas que tengo no son tan largas para poder salir y por más que grito la gente parece no escucharme, a las nueve de la noche es cuando debo callarme porque llega el diciendo que debo sonreír y cuidar del pequeño Monerias pues es el gato del destino y el que cuida de mí en el momento que no está su verdadero dueño.