Una noche, Hao se había quedado a dormir en la misma habitación que Yoh provocando que éste no pudiera pegar ojo con facilidad. De esta manera, una conversación casual se llevó a cabo entre los dos hermanos.
—El poder de leer las mentes, la causa principal y la más importante es la soledad— comentaba con calma el mayor mientras se ponía de pie y daba pasos distanciándose de su futon. Yoh lo miró con curiosidad.
— ¿La soledad?
— Ya sabes que nuestro poder de ver fantasmas es el poder de ver las almas de las personas— su expresión apenas se mostró tensa conforme hablaba— el poder mirar el interior en lugar del exterior. De esta manera, las personas y los fantasmas son lo mismo— con calma y paciencia, le explicaba a su otra mitad todo aquello que le hacía entender un poco más a Anna y a él.
Para poder leer las mentes, era necesario tener un gran poder, y una constante tristeza y dolor nacidos de una montaña de pensamientos deteriorantes para con el corazón de las demás personas. Hao lo sabía, que no debió ser nada fácil haber salvado a Anna de ese poderoso flujo de pensamientos dañinos que la hacían crear demonios. Pero también era consciente del potencial que Yoh tenía, después de todo ¿No era parte de él?
— Te equivocas— contrarió aquel bajando la mirada — Yo solo pude hacerlo porque Matamune estaba ahí.
— Matamune ¿eh?— Hao esbozó una suave sonrisa que reveló cierta nostalgia— Ahora que lo mencionas, hace 1000 años tuve un amigo que era como él. Su nombre era Ohachiyo...
El nombre de Ohachiyo y Opacho tenían cierta similitud, y también sabían que ésta última estaba lejos de ser normal... Fuera lo que fuera, Yoh sabía que ella los podía ayudar a encontrar una forma de derrotar a Hao, el nuevo rey. Y estaba dispuesto a intentarlo.
Fue mientras su difícil travesía en busca de llegar al santuario del rey (impedidos en diversos niveles por los oficiales apaches, que ahora eran los protectores de Hao) que Ren descubrió a Yoh y sus intenciones de salvar a su hermano. Pero eso era predecible considerando la naturaleza del Asakura.
El nuevo rey recién despertaba cuando el grupo de shamanes entraba al octavo nivel, donde su nuevo oponente era el oficial Khalim , quien pese a su aspecto poco serio, en verdad les dio una desgastante batalla (donde quien más resultó afectado fue Chocolove) antes de darles oportunidad de cruzar al siguiente nivel.
El penúltimo apache a vencer era Silva, y quien luchó contra él no fue otro más que Yoh, quien le guardaba cierto cariño, obteniendo no muy fácil la victoria.
Y finalmente el último oficial...
Una vez derrotado, el rey despertó totalmente.
Sin permitirse intercambiar palabras, pronto se dedicó a asesinar a los presentes y absorber sus almas junto con las de sus espíritus acompañantes... Uno a uno, mientras sonreía.
— No, Hao-sama no es así...— sollozaba en voz alta Opacho desde atrás de Yoh mientras se aferraba a su playera— Él es mucho más amable...— sus ojos pronto empezaron a inundarse y su pequeño cuerpo comenzó a temblar dándose cuenta de la realidad— Hao-sama... ya no está aquí...
El rey amplió su sonrisa, como divertido, y extendió su mano hacia aquella pequeña, pero antes de que pudiera tocarla, Yoh utilizó su oversoul para decapitarlo. La cabeza de Hao cayó lejos debido a la fuerza con la que fue cortada, dejando ahí la parte restante de su cuerpo.
— ¿Por qué juegas de esta manera con tu cuerpo?— preguntó con una ira palpable en su voz— Opacho tiene razón. Esto no es más que un cadáver... — entonces alzó la mirada, dejando ver que lagrimas desbordaban por sus mejillas sintiendo un auténtico dolor al ver a su hermano de esa manera— Realmente debes querer probarme. ¿Por qué mataste a todos de esa manera?
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Un heredero para los Asakura
RomanceEllos eran jóvenes, él tenía sólo 15 años y su novia 14. Pero pese a su corta edad, los adultos habían decidido que ellos debían tener un hijo para tener asegurado al siguiente heredero de la familia.