Capítulo 7 🎸🎼

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El Escondrijo era un departamento de dos pisos, pero eso no quería decir que fuera grande. Había dos baños y dos cuartos modestos. Tomás dormía en el del segundo piso, apenas un poco más amplio. También había un garaje estrecho que él había remodelado con Sebastián y Camilo hasta convertirlo en nuestra principal sucursal de ensayos, la segunda era la de Tarro.

Habían instalado nuevos tomacorrientes para enchufar los amplificadores y los efectos de distorsión para las guitarras. También cubrieron las paredes por completo con planchas de espuma acústica con el fin de atenuar el sonido y no molestar mucho a los vecinos.

Fue Camilo el que compró todos los materiales y llegó sin previo aviso, pocas semanas después de que Fernanda le entregara a Tomás las escrituras del Escondrijo. Yo estaba con él ese día. Cuál fue mi sorpresa cuando fui a abrir la puerta y vi a un hombre maduro e increíblemente atractivo que me sonreía.

Tomás ya me había hablado de su cuñado, pero su descripción fue parca y somera. Simplemente se refería a él como el hombre que le había salvado la vida a su hermana no una sino un montón de veces. Camilo y él se entendían de maravilla y se saludaban entre sí con un afecto inmenso. Tomás lo admiraba muchísimo.

El pasado de la familia de Tomás era algo sombrío y lleno de secretos relacionados con su padre. Aunque nunca le pregunté al respecto, él me había revelado algunos retazos de la historia por su propia cuenta. Al parecer, el padre de Tomás se había involucrado con políticos y tipos adinerados para urdir negocios ilícitos. La situación se le había salido de control y trataron de matarlo. El problema era que Tomás, Fernanda y la señora Ruiz también habían pagado las consecuencias de todos esos errores. Habían intentado matarlos en más de una ocasión. Hubo un accidente en el que Fernanda, por salvar a Tomás, sufrió quemaduras en gran parte de su cuerpo.

A mis ojos, ella era el ser humano más increíble y valiente del mundo. Siempre disfrutaba charlar con ella porque a pesar de ser una escritora reconocida y gozar de una muy buena posición económica, siempre era cálida y sencilla.

Ella y su esposo vivían en una zona residencial campestre a las afueras de San José. Su casa era grande, bonita y por ende, también costosa. Fernanda había comprado el Escondrijo porque estaba ubicado en la parte oriental del centro, pero a escasos treinta minutos de donde ella vivía. De ese modo, le concedía a Tomás su espacio y a la vez, lo tenía cerca.

Fernanda y Camilo estaban muy pendientes de él, por si tenía problemas o simplemente para compartir. Sin embargo, yo notaba que Tomás trataba de recurrir a ellos lo menos posible, esforzándose por resolver autónomamente las dificultades que se le presentaban. Había un cariño intrínseco y profundo entre Tomás y su hermana, pero de alguna manera, así lo sospechaba yo, él quería alejarse de ese pasado oscuro que lo precedía y que tenía en común con ella. Por eso, Tomás casi nunca mencionaba su apellido frente a extraños, porque todo el mundo lo relacionaría de inmediato con su padre.

OUTSIDERS, siempre has sido túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora