Capítulo uno: El chico nuevo.

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Llegando a la escuela encadeno mi bicicleta en el aparcamiento para bicicletas para después irme a adentro, pero, en el camino, un grupo de personas numerosamente grande llama mi atención. Todos parecen estar rodeando a un auto que se encuentra aparcado en el estacionamiento.

Al seguir caminando, bajo la mirada y no les presto la más mínima atención a ese enorme grupo ya que es obvio que no tiene que ver absolutamente nada conmigo.

Estando frente la multitud siento que me estan mirando, así que dirijo mi vista a donde siento que viene la mirada. Frente al auto donde el montón de gente se encontraba ajuntada, un chico rubio de lindos ojos verdes me está mirando con curiosidad, a lo cual yo le devuelvo la misma mirada.

—¡Becca!— Llama mi amiga Tori obstruyendo mi vista del chico que me miraba.

Tori en realidad es su apodo. Ella se llama Victoria, pero nos llamamos solo por puqueñas partes de nuestros nombres. Yo soy Becca por ser Rebecca, y ella es Tori por, bueno, ya saben su nombre.

Las dos somos, literalmente, dos polos opuestos. Mientras ella viste de colores llamativos y siempre va alegre viéndole todo el tiempo el lado bueno de la vida, adorable detrás de sus pequeñas gafas que ocultan sus tiernos ojos color avellana, yo soy toda negativa, pesimista y oscura. Solo sacando a relucir un 2% de mi lado sensible cuando estoy con ella, pero, ¿qué puedo decir? Ella es mi mejor amiga, mi única amiga en realidad. La que me soporta a pesar de todo.
Dándole una ligera sonrisa torcida, le saludo como siempre. Juntando las puntas de nuestros dedos índices para luego entrelazarlos. Ese es nuestro saludo desde siempre, al menos desde que la conocí en cuatro grado de la primaria.

—¿Qué está pasado?— Le pregunto señalando al grupo detrás de nosotras con un leve gesto con la cabeza. Como si en realidad me importara, pero conociendo a Tori de todas formas me lo dirá.

—Es un chico nuevo,— Explica. —su nombre es Ryan. Hizo una entrada triunfal en su hermoso mustang anaranjado y todo el mundo quedó boquiabierto, me incluyo. Es un chico muy guapo.

—¿Por eso tanto escándalo?— ¡Bah! Es que la gente se puede llegar a escandalizar por lo más mínimo. —Es solo un chico. No es como si Will Smith o Selena Gómez se hayan aparecido en plena secundaria.

—Ay, pero no entiendo como no te llenas de curiosidad.— Dice después de que me rodeó los ojos. —Conociendo a alguien nuevo puede que encuentres al amor de tu vida.

Le entrecerré los ojos y levanté una ceja. —Claro,— Dije con sarcasmo. —lo tendré en cuenta.

Y con eso, junto a mi mejor amiga, me dirigí a los casilleros a guardar algunas cosas.

***

—¿Qué clase tienes a primera hora?— Dice Tori guardando sus cosas en su casillero que está a otro casillero de distancia del mío. Yo también estoy guardando unas que otras cosas varias en mi casillero.

—Química, ¿y tú?

—Matemáticas.— Cierra su casillero. —Tenemos educación para la salud juntas ¿cierto?

—Si, después del almuerzo.— Digo también cerrando mi casillero.

—¿Nos vemos en la cafetería a la hora del almuerzo para irnos juntas a esa clase, verdad?

—¡Por su puesto!— Le levanto mi dedo en señal de nuestro saludo y lo hacemos rápidamente. —Ahora, vamos a clases.

***

—¡Silencio! Por favor ¡Silencio!— Dice en voz alta el Sr. Morrison, mi profesor de química, al dar acto de presencia en el salón de clases.

Mi lado más dulce. [En Proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora