—Saldremos todo el fin de semana, si necesitas algo, T/n se quedará todo el fin de semana— dijo la Sra. Blake
—Claro, que les vaya bien— dijo Ian Blake, despidiéndose de sus padres, el tenía 21 años, aún estaba estudiando una carrera, era alto, cabello castaño, cejas delgadas, pestañas normales, ojos cafés, nariz recta, labios delgados, no tenía imperfecciones, delgado, con un cuerpo no muy trabajado, sus padres se fueron, me buscó con la mirada, salí de mi escondite, el sonrió maliciosamente, estaba escondida ya que él me pidió que solo utilizará el mandil hoy, osea, estar desnuda por toda la casa, solo con el mandil puesto —Que rica te ves— dijo, ví un pequeño bulto en su pants de dormir, camine y empecé a hacer el desayuno, cuando termine, le serví, y me retire a limpiar su habitación, entre, su habitación tenía ese aroma varonil que las mujeres aman, empecé recogiendo la ropa sucia, luego tendí la cama, entre al baño, entonces ví una bola de papel, me doble para agarrarla, cuando quise reincorporarme, una mano me lo impidió.
—Amo Ian— dije
—Shhh...
Acarició mis nalgas, luego una de sus manos se acercó a mi vagina, metió un dedo, estaba un poco húmeda, por lo que le fue fácil introducir el dedo, empezó a moverlo, me humedeci más, esparció mi humedad y toco mi clítoris, movió su dedo en círculos, gemi, saco su dedo.
—Que rico sabes— dijo, traté de reincorporarme, y esta vez ya no hubo obstáculo, me di la vuelta y lo ví.
Él abrió un cajón y de ahí saco una caja, la abrió y saco dos bolas de negras que estaban unidas por un hilo.
—Dame la espalda y doblate sin flexionar las rodillas— ordenó, hice lo que pidió, volvió a meter su dedo, volvió a estimularme, luego sentí algo frío en mi entrada, ¡Eran las bolas!, Él las introdujo con cuidado, hasta que las dos estuvieron adentro, eran pesadas, y frías, pero poco a poco, tomaban temperatura —Reincorporate— dijo, lo hice.
—¡Aaah!
Al reincorporarme las bolas vibraron en mi interior.
—¿Te gusta?
No contesté, me moví un poco, gemi de nuevo ya que volvió a vibrar. Sonrió maliciosamente, caminó hacia dentro de su habitación, se sentó en la cama, abrió levemente las piernas, le seguí y lo observé, estaba muy húmeda, me señaló sus piernas, me acerque, me indicó que me pusiera en sus piernas, como si estuviera en cuatro, acarició mis nalgas, las bolas vibraron.
—¡Aaah!
Dió una palmada fuerte, grité por la vibración, volvió a acariciar, para luego volver a pegarme, volví a gemir, sentí su pene abultado en mi abdomen, repitió su acción, estaba jadeante y muy cachonda, que hasta mis jugos se escurrían por mis piernas.
—¿Te gusta?
No contesté, no porque no quisiera, sino, porque no podía, ya que él seguía dando palmadas en mis nalgas, y yo era un mar de gemidos, me levanto a pulso y me puso en cuatro dandole la espalda, mi culo estaba levantando hacía él, se puso detrás de mí, empezó a rozar su pene en mi entrada, luego coloco su pene encima de la abertura de mis nalgas, movió sus caderas simulando estocadas, empezó a gemir, al igual que yo, ya que debido al movimiento, las bolas vibraron.
«Ding, Dong»
Sonó el timbre de la casa, el amo Ian siguió moviéndose sin hacer caso al timbre.
«Ding, Dong»
Soltó un gruñido molesto, se alejó, gemi con molestia, me puse de pie y camine a la puerta, me pare enfrente sin abrirla.
—¿Quien?
Sentí un toque en mis nalgas, ahogué un gemido, el amo Ian pegó mi cara a la puerta, empezó a moverse simulando estocadas, mientras sobaba su pene con mi vagina, provocando que vibraran las bolas en mi interior, dandome más placer.
—Traigo un paquete para el señor Ian Blake
Soltaba pequeños suspiros, él seguía moviéndose.
—Ahora le aviso— dije, empezó a moverse más rápido, estaba apunto de venirme, tuve que aguantarme mis gemidos, aumento la velocidad.
—Correte para mí— dijo en mi oído, alparecer sus palabras fueron un detonante, porque en ese momento me vine, ahogando un grito de placer, mis fluidos caían por mis piernas y alrededor de su pene, me soltó me apartó, se acomodó el pantalón, abrió un poco la puerta —Soy Ian— habló un poco con el señor, luego cerró la puerta, mientras cargaba una caja en las manos, caminó a su habitación, le seguí, cuando trate de entrar, estaba cerrado con seguro, decidí irme a limpiar.
Estaba cocinando cuando sentí las manos del amo Ian en mi intimidad, seguía húmeda debido a las bolas.
—Siempre estás lista para mí— dijo mientras tocaba mi clítoris, para luego mover su dedo, acariciando con la yema de su dedo índice mi clítoris, gemi. Su otra mano tomó una de mis tetas, apretó, para luego tomar mi pezón, le dió un tirón, volví a gemir, su mano dejo mi teta, para luego apagar la estufa, saco su dedo de mi vagina, tomó mi mano y me llevo a su habitación, cuando entramos pude ver unas cuerdas colgadas al techo, me ató, iniciando por mis manos, ató mi torso y termino en mis tobillos, quedé suspendida en el aire.
—Me gusta que estés así... Expuesta... Y solo para mí— murmuró, estaba boca abajo, con mis manos atadas a la espalda, mis piernas abiertas, atadas cerca de mis manos, dejando mi húmeda vagina expuesta, escuché algunos ruidos.
—Amo...
—Shhhh...
Callé. Estaba esperando lo que tenía preparado para mí. Sin previo aviso, puso la punta de su pene en la entrada de mi vagina, lo movió por toda su extensión.
—¡Amo Ian!— exclamé de placer, me dió una nalgada, las bolas vibraron, gemi, repartió fuertes golpes en mis nalgas, probablemente hasta dejarlas de un bello tono rosado, jadeaba a más no poder, entonces saco las bolas de golpe. —¡Aaah!
Entonces sentí su boca, lamió mi vagina, chupó, me penetro con su lengua, lamió toda la extensión de mi vagina, tomó mi clítoris con sus labios, volvió a chupar, sentía mi vagina hinchada de tanta exitacion, separó mis nalgas, chupó mi ano, dió lengüetazos, para luego introducir su lengua, se tomó su tiempo para darle una buena mamada a mí ano, sentía calientes mis nalgas, él las lamió, les dió cariño, para luego regresar a mi ano, introdujo un dedo, lo metió y lo saco, volvió a separar mis nalgas, para luego volver a chuparme el ano, gemia hasta desgastar mi garganta, una de sus manos fue hasta mi vagina, y con su pulgar toco mi clítoris, quería correrme, pero no me había dado permiso, y si lo hacía sin su permiso, me castigaría, se alejó, espero a que me calmara, mi respiración era rápida, entonces de la nada, simplemente me penetro, grité, tanto de la sorpresa, como de placer, empezó a moverse con estocadas rápidas y rudas, sentía que me lastimaba, sin embargo, no me importa.
—¡Más! ¡Dame... Más!
Le suplicaba, se movió más rápido y más rudo, estaba por venirme, sabía que él igual, ya que sentí su pene vibrar dentro de mí.
—Eres una puta— murmuró en mi oído —Pero así me gustas— lamió mi oído ya no aguantaba más, iba a venirme y él lo sabía —Correte para mí putita
Sus sucias palabras hicieron que soltará todos mis fluidos retenidos, eran tantos, que hasta resbalaron al suelo, es descargó su caliente leche en mi, se sentía bien, saco su pene, mientras caía un poco de su rico semen al suelo, mezclándose con mis fluidos, empezó a desatarmé, me ayudó a pararme, para luego llevarme a su cama, se acostó boca arriba e hizo que me pusiera encima de él haciendo un 69.
—Limpialo
Seguí su orden, tome su pene aún erecto, lamí y empecé a darle una mamada, limpié toda su extensión, para luego solo introducir me la cabeza de su pene en la boca, él empezó a lamer mi vagina, tomando todo mi jugo y residuos de su leche, nos dábamos mamadas mutuamente, hasta que nos corrimos. Luego de eso, él se quedó dormido, por lo que luego me fuí a terminar mis quehaceres, para luego descansar.
∆
Hola. Que tal?
Dejaré ésto por aquí y me retiraré lentamente.
No pregunten, solo gocenlon.
No sé olviden de votar y seguirme.
Nos leemos luego.
†Joss†
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Relatos Eróticos
FantasySimplemente son historias muy subidas de tono. ¡Advertencia! Leer bajo su responsabilidad -Joss