#9-Ten x Kun

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Ten había oído del dolor de espalda del mayor del grupo. Es decir, lo había escuchado murmurar un par de veces, tomar pequeños descansos sin que el resto lo notara, y luego seguir como siempre, con una amable sonrisa en el rostro. Ten sabía que Kun era demasiado orgulloso como para admitir su dolor, pero no pensaba que también fuera tan idiota como para rechazar la oportunidad de compartir una cama, con él o con Lucas, sólo porque Winwin y Hendery había decidido dormir en el piso del comedor.

—Kun-ge— llamó bajito, moviendo levemente su hombro.

Como era de esperarse, Hendery estaba cómodamente recostado con su cuerpo desparramado en medio de sus mayores, mientras que Win estaba contra la pared y Kun con medio cuerpo fuera del futón. El líder se quejó un poco, haciendo un ademán de estar alejando una mosca, y se dio la vuelta. Ten observó como la camiseta de Kun se arrugaba y dejaba a la vista la blanca piel de su espalda. Con cuidado de no hacer ruido, apoyó sus manos, relativamente frías, en la porción de piel de descubierta, consiguiendo de inmediato la reacción que quería. Kun sentó de golpe en su lugar, arrepintiéndose rápidamente por el dolor, haciéndose una bolita en su lugar.

—Mierda, Ten— maldijo bajito, con sus ojos fuertemente cerrados, respirando lo más lentamente posible.

—Vamos, Kun, levántate— el tono del tailandés no dejaba lugar a negociaciones, y el cuerpo adormilado del líder no podía oponerse mucho.

Ten pasó uno de los brazos de Kun por sobre su cuello, para sujetarlo mejor, y luego le puso de pie. Kun le siguió adormilado, repitiendo algo así como "Si quieres comer te haré el desayuno, pero déjame dormir un poco más". Cuando llegaron a la habitación, Ten empujó el cuerpo del lider a la cama. Kun cayó y gimió al sentir el colchón debajo de su cuerpo, dándose la vuelta y enterrando la cara en las mantas limpias. Ten se acercó a su bolso y sacó una pomada que llevaba siempre consigo, en caso de lesiones o torceduras.

—¿Quieres un masaje? — preguntó en tono amable, arrodillándose en la cama, a la altura de las caderas de Kun.

—Si, por favor— pidió, incorporándose lo suficiente como para retirarse su camiseta de dormir.

—Podría haberla apartado un poco ¿sabes? — reclamó Ten, frotando la pomada entre sus manos.

—No— se quejó bajito. Incluso aunque Ten no estuviera viendo su rostro, podía imaginar la manera en que su nariz se arrugaba del disgusto de tan solo pensarlo—, la ropa tomara olor a medicina y no quiero eso.

Ten rió y comenzó a esparcir la crema en los omóplatos de Kun, escuchando de inmediato un suspiro. Kun era el tipo de persona que le gustaba recibir masaje y, por suerte, Ten era del tipo que le gustaba darlos. Mejor dicho, le gustaba sentir como debajo de sus dedos se tensaban y se relajaban los músculos, ver como un cuerpo se transformaba debajo del suyo, aún cuando no fuera algo sexual. El tailandés bajó sus manos a la zona lumbar y presionó, el cuerpo de Kun se tensó, quizás de dolor, pero aún así Ten no hizo su toque más suave. Sabía que después de ese dolor vendría el placer de los músculos relajados, Kun también lo sabía, por lo que no se quejó. Masajeó la zona, subiendo de manera constaste por toda la columna por alrededor de veinte minutos. Luego bajó un poco el pantalón de Kun, presionando sus dedos sobre los dos hoyuelos que se presentaban en esa parte.

—¿Cómo te sientes? — preguntó.

—Tus manos son la gloria, Scooby Doo Papa— bromeó cerrado sus ojos.

—No puedes dormirte todavía— regañó palmeando su trasero, luego se levantó y buscó toallitas húmedas para limpiar sus manos—. Levántate y vístete.

—¿No puede hacerlo mi novio? — pidió sin moverse de su posición.

—Bien, ahora no tienes novio, así que tendrás que vestirte sólo— Ten se acercó a las luces y las apagó.

Kun se arrodilló, aún quejándose porque "mi ropa se va a llenar de este olor, tendríamos que dejar que se seque primero", pero aún así se puso su camiseta otra vez.

—Listo ¿feliz? — preguntó estirándose en el lado derecho de la cama— Ahora, ¿es mucho pedir que mi novio me abrace o tendré que irme a dormir a la sala para recibir algo de cariño?

Ten rió, pero esta vez no respondió, limitándose a acomodar su cabeza en la pecho de Kun, pasando una de sus piernas sobre sus caderas. No se taparon con las mantas, posiblemente en cuanto se durmieran cada uno buscaría la esquina opuesta de la cama para que el calor del otro no molestara.

—Descansa.

—Tú también, Samgyeopsal.

Pausa para el café (NCT-GAY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora