Just like Scotch

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Son las playlists un peligro. No hay nada como el amargo sabor de la depresión. Es de esos dolores que sanan el alma. Cálido como el café y doloroso como el corte en las venas. Son una paz hecha de caos, un vicio, una necesidad, una necedad, una fe, una oscuridad.

Hay un cierto placer en el dolor, en el trauma, en la angustia. Cuando la canción es tan buena y el dolor tan hondo, simplemente fluye por ti. Sientes ese gris que te recorre el cuerpo, lo sientes bombear dentro de ti con el compás de un buen rock. Ese grito o melodía que detiene el tiempo es el verdadero mesías.

Tiene algo de divino el momento en que dejan de existir los instantes y se para el tiempo. Se convierte el agua en whisky al bajar por tu garganta. E inocentemente entre la nada, te fumas un cigarro de puro oxígeno. Y solo con tu emoción, puedes llegar a ver el humo de la soledad bailando solo para ti en el aire.

La Felicidad no te llama hoy, ella es una chica compleja que siempre llega tarde y se va rápido. Solo te quiere ver cuando puedes pagar la noche de sus servicios. El Amor es otro tipo que no responde los mensajes, le gusta hacerse el interesante y dejar a la gente en visto. Le gusta ser perseguido y disfruta de su propio club de fans idealistas. Ellos ambos se merecen y a escondidas son amantes, pero les encanta pelearse. Aunque quedan muy bien en las fotos, ya en casa es otra historia. Por eso vienen y van, se arreglan para volverse a pelear. Y a pesar de todo no pueden estar, pero tampoco pueden estar sin el otro. Por eso se revuelcan con Dinero, con Belleza, con Astucia, con Sexo... tantos y tantos amantes en una misma relación.

Ellos con sus conflictos nos involucran a todos como si también fuéramos culpables. ¿Lo seremos acaso? Y aun así estoy llorando penas de ayer y sufriendo miedos del futuro. Yo conmigo me tomo ese trago imaginario. Yo y mi locura brindamos por el Dolor y él nos guiña el ojo. ¿Con cuál de nosotras querrá coger esta noche? Parece que Soledad no lo satisface y ahora quiere conmigo. ¿Quién de los 2 será más desdichado, si yo o él o si Cupido? Porque yo también me siento sola. Soledad no me llena, ¿podrá Dolor llenarme los vacíos?

Dolor tiene el cabello blanco y los ojos negros, pero a mí me parecen rojos. ¿Llorará él en lo oscuro, como yo? Dolor acaricia mi cabello con una melancolía extraña, me besa en el cuello y me abraza con deseo. Siento que se aferra a mí con tanta fuerza, que lo siento llorar por dentro. Y se detiene ahí un segundo como si fuera a confesarme todo lo que guarda dentro, pero no, solo me besa. Nuestro beso tiene algo de triste, de salado, entre nosotros se cuelan las lágrimas. El beso es como un dulce con relleno, una vez muerdes cambia por completo su sabor. Esa mordida dejó un toque oscuro, ahora había sangre entre nuestras bocas. No roja, sangre negra de todo lo podrido que llevamos dentro. Sangre de todo lo que está roto y no pudimos curar, de lo que nos roe desde lo más profundo.

Pone una de sus manos en la cama y otra en mis complejos y caemos sobre las almohadas de Deseo. Se escapa un jadeo que deja en el aire un poco del humo de mis remordimientos. Me desnudo ante Dolor, otra noche. Otra vez presa de sus encantos termino entre sus sábanas. Otra vez quiero consolarlo cuando solo quiero consolarme. Y embestida tras embestida terminamos, prendemos una vela para matar un poco del frío que queda luego que creemos haber llenado los huecos del alma, hasta dormirnos. 

Aunque al despertar la vela está apagada y él se marcha en busca de otra amante, otra persona igual que yo, desesperada. Pero antes me deja un beso para crearme una adicción y que termine llamándolo. Me deja un pequeño papel con su dirección. Ese pequeño pedacito con letras me indica justo a dónde llamarlo. En vez de dígitos me deja canciones y se va diciendo que siempre tiene tiempo para mí, me crea ilusiones. Y yo me quedo ingenua creyendo que él es el único que siempre me va a responder y yo le sigo llamando, le sigo esperando. 

VenenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora