Capítulo XVIII

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* No te creo *

Cuando una persona abre los ojos, logra entender las cosas, puede ver los movimientos que se harán y poder analizar qué es lo que va a lograr. Pero cuando alguien se niega a ver la realidad, vive en una mentira constantemente.

Emilio respiró profundo y tomó su maleta, ya pasaron cuatro días desde que habló con su padre sobre vivir con él. Todo salió a la perfección, bueno faltaba un último paso para que todo saliera bien, tenía que tomar sus maletas e ir con su familia a despedirse, tener el valor de ver por su futuro y felicidad.

— Yo puedo, soy un idiota, me dejé manipular pero ya no, es momento de valorar mi vida, valorar mis amistades y todo se lo debo a ese pendejo de Carlo, que me hizo ver el daño que he hecho a los que me rodean.

No le gustaba para nada admitir que Carlo llegó a su vida como un ser de paz y amor, el cual lo ayudó de una manera muy peculiar.

El rizado tomó todas sus cosas cuando escuchó el sonido del golpe en seco de la puerta en el hogar de su madre. Empezó a bajar mientras una persona de servicio abría el portón, viendo a su padre ahí parado, sonriendo, como siempre. Le pasó las maletas para pedir unos minutos más, los cuales ocuparía para despedirse.

— Madre, necesitamos hablar.

— Estoy ocupada viendo que haré con el Omega ese.

— Ese Omega tiene nombre y se llama Joaquín, sólo paso a despedirme, me iré a vivir con mi padr-

— ¡NO TE VAS A IR! soy tu madre obedeceme.

— Ay, contigo no se puede hablar... Adiós, diles a mis hermanos que después los veo.

— Emilio, no me retes.

¿Le dolía hablar así con su madre? Claro que le dolía, pero si se quedaba sería muy difícil juntar el valor para lograr sus metas.

Sonreír es mejor que las palabras, se interpreta mejor lo que quieres dar a conocer. Eso hizo Emilio, sonrió y se dio la vuelva para ya no regresar a ese estilo de vida, caminó hacia donde su suerte se vería beneficiada.

— Vete, algún día me necesitarás... De todas maneras yo no te crié así.

[...]

El silencio era muy fuerte, pero ninguno se atrevía a cortarlo. Pensar en las decisiones a tomar era algo de razonarlo en silencio, es por eso que nadie hablaba de lo sucedido y del camino que acaban de tomar.

— Mi carro se quedó en la casa de mi madre, me pregunto si me podrías dar dinero para el autobús cuando vaya a la universidad — de alguna manera necesitaba cortar el silencio.

— La universidad no está muy lejos del apartamento en el cuál vamos a vivir, tardas media hora caminando en llegar y no te voy a mantener al cien porciento, hijo.

Era algo de esperarse, Osorio no daba un paso sin huarache. Bueno eso pensaba Emilio.

— ¿Tendré que buscar trabajo mientras estudio? — el capricho de tener todo a la mano era mayor.

— El nacer en cuna de oro hará que todos te vean mal, que todos juzguen más de lo normal, aprende a vivir como la gente promedio.

— Perdón.

[...]

Una semana después

Faltaban tres días para que los jóvenes volvieran a la escuela, quién diría que dos semanas afectarían tanto en la vida de esos universitarios, y se mencionó al triángulo amoroso, pero ¿Qué pasaría con la manada de Emilio? ¿Qué pasará con las personas marcadas pero independientes? Es algo en duda, quizás sean resueltas.

Después de que Carlo y Joaquín pasarán su celo por separado, no hablaron por mensajes, llamadas o en persona, pero claro que lo intentaron. El pelirojo fue varias veces a la casa del Omega, pero siempre se quedaba en la puerta meditando si tocar o irse; al final tomaba la segunda opción.

Joaquín sentía cada vez que iba el Alfa, el aroma llegaba a sus fosas nasales y lo reconocía al instante. Su Omega era orgulloso y caprichoso, él no pediría disculpas pues no era su problema el amar a dos personas.

[...]

— ¿Cásate conmigo? ¿En verdad pensabas decirle eso después de disculparte?quell'omega ti fa male, devi tornare nella tua terra. Renditi conto di tutte le cose sbagliate che hai fatto per Joaquín, guardati... gli vuoi fare la proposta mentre sei ancora giovane. Non ti credo, questo non è mio amico. Rifletti tutto, Carlo. Ciao.*

— Lo sé... Ciao.

Carlo se encontraba sentado es la orilla de su cama, en sus manos estaba su móvil y en su pantalón había una caja de terciopelo rojo, su contenido era obvio después de esa llamada.

— "No te creo" yo tampoco me creo, amigo — se levantó para ir a preparar su comida de ese día — Me volví un loco por Joaquín, me dejé llevar por el amor que tengo por él, no soy correspondido pero vivo en la mentira de que sí me ama.

~•~•~•~

[*] Ese omega te está dañando, debes volver a tu tierra. Date cuenta todas las cosas erroneas que haz hecho por Joaquín, mirate... le quieres pedir matrimonio siendo jovenes aún. No te creo, este no es mi amigo. Reflexiona todo, Carlo. Adiós.

Un Beso De Amor [Emiliaco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora