★Pícaro; Se puede amar: llegaste y supe ser feliz★

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Deuce detestaba a los personajes de libros antiguos. Muchos de ellos le recordaban a la horrible época que deseaba olvidar, donde muchas veces se sintió perdido.

Detestaba a ese personaje de libro que siempre se salía con la suya, que luchaba por sobrevivir, pese a que entendía el motivo tras ese actuar. Y estaba seguro de que él haría lo mismo, sin dudarlo, pero aún así, era tan... escalofriante. A veces establecía paralelos junto a esos chicos, y notaba una verdad deprimente: fuera o no con motivos, cuando recordaba su época de delincuente, no podía encontrar justificación alguna para su actuar de ese tiempo. 

Nada podía hacerlo sentir tranquilo.

Esos personajes inquietos, astutos, audaces, eran algo que aborrecía. Seguramente cualquiera disfrutaría la lectura, pero él sólo quería dormir y no volver a entrar a las clases, o siquiera volver a entrar a la biblioteca a leer específicamente sobre ese tema.

Por desgracia, una promesa era lo que menos deseaba romper. Menos si esa fue hecha a su madre. Y el hecho de decirle que sería un alumno modelo definitivamente requería que prestara atención y que daría su mejor esfuerzo. Eso incluía lidiar con un libro horrible.

Mientras luchaba con la molesta lectura de ese libro escrito en una variación diacrónica de la lengua, inhaló profundo y miró a su lado.

Ace estaba dormido. Seguramente porque era un vago que se había cansado de perseguir a Grim, o porque se había cansado con los flamencos, o tal vez por el retiro de los adornos de la fiesta de no cumpleaños, pero por algún motivo, el pelirrojo había estado sumamente cansado durante esos días. No le sorprendía que el libro fuera lo que lo terminara de brindarle la somnolencia necesaria para caer dormido. 

Lucía incluso más adorable mientras cubría su rostro con sus brazos tratando de evitar la luz de la biblioteca, para poder encontrar descanso adecuado.

Deuce suspiró. Desde el primer día, Ace había sido extraño, por no mencionar su primer encuentro. No fue su culpa ¡bajo presión, sólo invocaba calderos! muy resistentes, por cierto. Estaba bastante orgulloso de eso.

Pero eso no quitaba la extraña sensación que había tenido desde el día uno con respecto al pelirrojo de ojos color cereza, y lo diferente que se sentía con respecto al prefecto de Ramshackle. Ante Yuu, podía sentir admiración e incluso un deber de protección que prefería no pensar en profundidad, quizás por la actitud del joven, pero ante Ace todo era tan... desconocido.

Ninguno de los dos le tuvo miedo al acercarse a él, lo que en realidad, inicialmente lo sorprendió un poco, porque notó que su fachada de joven normal había rendido frutos. Pero después de que accidentalmente activó su interruptor de delincuente, tampoco se alejaron de su lado. Y luego el pelirrojo pareció encontrarlo fascinante. Como si en realidad no le intimidara la actitud de Deuce en totalidad. 

El de cabellos obscuros miró al muchacho que respiraba con tranquilidad a su lado, con su cabello despeinado. 

Definitivamente estaba agotado, ¿no? rió para sí mismo, mientras su mano se extendía hacia el cabello ajeno, y trataba de peinarlo un poco. Era más entretenido que leer sobre esos personajes de libro que eran, por desgracia, similares a Ace.

Él y esos personajes eran todo lo que detestaba. No podía sentirse más disgustado con ello, porque pese a todo, no odiaba al pelirrojo.

Mientras sus manos enguantadas se deslizaban por entre las hebras ajenas, comenzó a meditar. Su vida era tan distinta desde que era amigo de Yuu y el nacido en septiembre. Las aventuras, la complicidad entre ambos, la forma en que Cater y Trey los trataban como si fueran un set, siempre yendo juntos por todos lados.

No entendía el por qué, cabía decir. Sí, pasaban mucho tiempo en mutua compañía, pero no por ello debían ser tratados como inseparables.

Era como si hubiera algo más allí.

La biblioteca estaba vacía. Quizás la hora de volver a los dormitorios estaba cerca, pero el pelirrojo no daba señales de despertar pronto. De hecho, en cuanto sintió el tacto de Deuce, se acurrucó contra él, como si estuviera acostumbrado a recibir caricias en el cabello.

Hace mucho que el de ojos verde agua había aceptado que Ace era su amigo. No quería perder a ninguno de sus amigos después de haber pasado momentos en soledad. Por lo que en realidad, se daba cuenta de que aunque discutieran mucho, seguramente para el de ojos cerezas sería igual.

Siempre le cumplía los caprichos aunque el pelirrojo le dijera que eso no sucedía. A regañadientes, por supuesto, pero aceptaba.

Mientras sus dedos seguían deslizándose por el cabello ajeno, una sensación de adrenalina se sintió en su estómago.

La mano de Ace repentinamente detuvo su actuar cuando se posó sobre ella.

-¿Qué haces? —Preguntó con un tono compuesto por la somnolencia y la diversión, quizás porque Deuce había dado un salto por la sorpresa que le produjo el tacto ajeno.

El silencio de la biblioteca de repente se le hizo más agudo al nacido en junio, que tragó pesado.

-Nada, ¿qué estaría haciendo? —Respondió el chico, alejando su mano del contacto ajeno, sintiendo un cosquilleo en el lugar donde Ace había sujetado con algo de fuerza.

Los nervios recorrían su cuerpo, y si era sincero, no comprendía que era esa sensación de cosquilleo tan presente. El rostro del pelirrojo indicaban que no le había creído nada de lo que dijo.

-¿Es así? pero estabas tan tranquilo acariciando mi cabello, ¡te vi! —Rió Ace, mientras se desperezaba levantando los brazos—, porque no estuve durmiendo, para empezar. —Dijo, mientras sonreía con sorna—, ¡qué audaz eres, Deuce~!

Mientras el muchacho se carcajeaba, el más alto por un centímetro lucho por no golpearlo.

Es por eso que odiaba a ese tipo de personas audaces y sagaces. Siempre intentarían aprovecharse del resto. Sin embargo, no podía detestar a Ace.

Aunque quisiera, era más feliz desde que lo conocía, y no le gustaba admitir eso.

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Si yo tengo traumas con el lazarillo de Tormes y lo que consiste ser un "pícaro", se me va a notar aquí y en la quebrá del ají. Auxilio.

[Twisted Wonderland] No lo diré. (DeuAce)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora