ONCEAVA CAPÍTULO

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– ¿Qué esperas para responder? – Pronunciaba Maik con gran enojo. 

– Yo… – La joven nerviosa no sabía qué decir o hacer, más que sólo mirar a ambos hombres. 

– ¿Tu qué? ¿Acaso pensaste qué no me daría cuenta? ¿ Qué te saldrías con la tuya así de fácil? – Preguntaba el padre enojado elevando un poco el tono de su voz mientras se acercaba a la chica – ¡RESPONDE! ¡ EN ESTA CASA SE HACE LO QUE YO DIGO! ¡Y SI YO DIGO QUE NO VAS A SALIR, TU NO SALES!. 

–Pero ya tú me habías dado permiso y yo ya le había confirmado a Alicia, Por eso me fui a escondidas, Tu no me dejaste opción. – Contestó la joven segura de sí misma – Tú no me puedes tener en esta casa como si fuese una cárcel, Yo también tengo derecho de salir, divertirme y tener amigos. – Pronunciaba tomando un poco de valor para enfrentar a su padre – No puedes tenerme aislada y mucho menos insultarme o golpearme ¡Ya no soy una niña! ¡ Debes entenderlo y si no puedes hacerlo entonces me iré de aquí ahora mismo!.

Al escucharla, El enojo del padre aumentaba aún más y éste se abalanzaba a la chica con la intención de golpearla, Pero antes de que eso pudiese suceder, Maik lo de tenia colocándose frente a él para así no permitir que golpeara a la chica. 

–¡ Papá cálmate ! – Dijo el joven mientras se colocaba en  medio de ambos – No lo hagas, Mejor deja que se acueste a dormir y mañana más calmados arreglamos este problema. 

– ¿¡PERO QUE ESTAS DICIENDO!? ¡NO VOY A PERMITIR QUE EN ESTA CASA ME DESAUTORICEN – Respondió el hombre enojado y sin comprender la actitud de su hijo. 

– ¡ Hazme caso! ¡Dejala y mañana resolvemos esto! – Contestó el chico manteniéndose en su lugar – Hazme caso. 

El padre los miraba a ambos de pies a cabeza y dándole un empujón al chico, Salía de la habitación seguido de su hijo dejando así a Elena sola, La cual sin un poco sorprendida por la reacción de su hermano, No dudo y cerró rápidamente la puerta asegurándose de que nadie pudiese entrar. 

Mientras tanto en la sala, Maik trataba de tranquilizar a su padre. 

– Ya cálmate – Decía el joven mientras se sentaba en el sofá. 

–¿ Qué me calme? Tú hermana me desautoriza ¿ y tú me dices que me calme? – Respondió el hombre mientras en su rostro y ojos se podía percibir gran enojo – ¿Por qué demonios no dejaste que le recordará quién manda aquí? 

– ¿Acaso no la escuchaste papá? Si tocabas un pelo la estúpida no tardaría en irse de aquí. – Contestó el joven seriamente – ¿ No creo que quieras eso o si? Sabes muy bien lo que pasará si Elena deja esta casa. 

Aun alterado, El hombre se sentaba en el sofá tratando de calmar su enojo mientras decía :

–Ya lo se, Pero no puedo permitir que crea que puede hacer lo que se le da la gana. 

– Yo opino lo mismo, Pero prefiero que ella crea que empezamos a respetarla como un miembro más de esta familia antes de perder todo el dinero que la tía manda gracias a que Elena sigue viviendo con nosotros. 

– Tienes razón. – Pronunciaba el hombre mientras sonreía maliciosamente – No puedo perder ese dinero, Pero eso no quiere decir que Elena va a hacer lo que ella quiere, Me encargaré de dejárselo claro. – Volteaba a ver a su hijo el cuál sonreía al escucharlo.

A la mañana siguiente, Ambos hombres habían salido temprano de la casa, dejando así sola a Elena la cuál aprovecho para descansar un poco después de arreglar todo.

– Que tranquilidad – Pronunciaba la joven mientras se mantenía recostada en el sofá – Si tan sólo siempre fuese de esta manera.

En ese momento tocaron a la puerta y sin perder tiempo la chica se levantaba y abría para ver quien era.

TODO POR TU AMOR (en Proceso) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora