TEACHING FEELING: Silver Doll

CAPÍTULO 1

"Alma solitaria"

En la base de una montaña, rodeado de grandes cantidades de vegetación, se encontraba un pueblo llamado Valeria. Un territorio digno de contemplar, sin embargó, era un pueblo que era más conocido por sus villas vacacionales.

Como la transición de las estaciones era muy fácil de distinguir, era una tierras que tenían más que suficiente para ofrecer y complacer a aquellos que la visitaban durante el cambio de estaciones con el objetivo de hacer turismo.

En verano, la gente buscaba la cascada más grande que era un punto turístico para conocer la historia local.

En otoño, los corazones de la gente son robados por la lluvias de las hojas de los árboles, mientras la brisas golpea sus cuerpos.

En invierno, todo es tapado por un tranquilo y relajante silencio que relaja a las personas.

Y en primavera, las montañas y ríos rebosantes de flores que entretiene la vista de la gentes.

Se habían construido villas a la ciudad al pie de la montaña, que consisten en cabañas pintadas de diferentes colores, desde los más grandes asta los más pequeños, el costo de la tierra era bastante caras y por lo tanto tener una villa construida era una prueba de riqueza en sí misma.

La ciudad estaba abarrotadas de tiendas para turistas, en vacaciones las calles interconectadas a dichas tiendas estaban abarrotadas. Las melodías que sonaban en las plazas llenaban el ambiente de una sensación relajante, con tal variedad nadie podía tener quejas de tal lugar.

La estación actual era un frío otoño de nubes tapando el azul cielo. Lejos del pie de la montaña ubicado cerca de un lago que no era muy apreciado como punto de turismo, se ubicaba una casa de campo, era una casa de estilo notable, como si expresará pertenecer a una persona lucrativa, pero a la ves como si perteneciera a una persona despreocupada, se encontraba en mala condición con un ligero aspecto de abandonado.

Más allá de su puerta había un jardín lleno de hierbas y flores sin nombre, así como una pared de ladrillos rojos manchada por el tiempo, lucía como si hubiera estado perfecta en el pasado, pero ahora estaba cruelmente dañado, cada flor en el jardín mostraba que no habían sido cuidados desde hace tiempo por las delicadas manos de una mujer que una vez vivió hay.

El propietario de esta casa era un joven doctor de 23 años llamado Abraham Van Allsburg, el había mantenido como doctor del pueblo desde hace 2 años llenando las expectativas de los habitantes del lugar, su cabello negro y desareglado era algo que contradecía con su personalidad reservada y sería que a menudo ocasionaba escalofríos en sus pacientes, pero a la ves un hombre de apariencia tranquila.

La casa había sido construida por los habitantes del pueblo como agradecimiento por haberlos ayudado en el pasado, pero no solo, sino junto a su amada esposa, era una casa con suficiente espacio para una familia, pero actualmente no había nadie viviendo en esa casa más que el propio Abraham.

Pues su esposa, la mujer con la que el deseaba compartir su vida, ya había abandonado ese mundo.

No podía olvidar ese día, ese día había empezado como cualquier día, era un hermoso día de primavera.

Recuerda cuando ella estaba caminado junto a él por el pueblo con la esperanza de conseguir suministros para la clínica, recuerda cuando colapso entre sus brazos mientras tosia sangre, fueron los peores momento que el podía recordar, su desesperación los llevo al hospital de la ciudad más cercana, donde se enteró de la horrible noticia.

Su esposa poseía una rara enfermedad que ocasionaba la rápida coagulación de los vasos sanguíneos lo que causaría la muerte por la obstrucción de los mismos. Era una enfermedad hereditaria que su esposa heredó de uno de sus padres, como ella se había quedado huérfana debido a la baja tasa de mortalidad de su familia, solo había descubierto la cruel enfermedad sobre su esposa, quien había estado sola por no tener parientes, asta después de que ella se había ido.