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Diablos, ¿qué es ese horrible ruido?

Muevo mi cabeza sobre la almohada sin querer abrir los ojos, vuelvo a tomar con fuerza la frazada para taparme hasta la cara, pero ese horrible sonido vuelve a hacerse presente, haciendo que suelte maldiciones al aire.

Abro mis ojos con desesperación, me siento de golpe tocando mi mesita de noche con molestia.

— ¿Por qué llamas tan temprano?

La llamada de Hoseok suena con insistencia, mi teléfono no dejaba de vibrar.

— ¿Qué quieres Hoseok? — Contesté de mala manera.

— ¡¿Qué quiero?! ¡¿Cómo que qué quiero?! ¡Llegas tarde!

¿Tarde?

— ¿Tarde? ¿Tarde a qué?

— Señor, ¿por qué lo hiciste tan tonto? — Delira. — Déjame hacerlo por ti.

— Espera. — ¿Qué le pasa? — ¿De qué hablas?

— ¿No haz visto al frente tuyo? 

— ¿Mirar al frente? ¿Qué voy a..? — Alzo la mirada hacia dónde tendría que estar nuestro clóset. — ¿Qué carajos...?

La llamada se corta, el pitido suena en mis oídos sacándome de mi realidad extraña.

Veo al frente mío con asombro, ¿qué es lo que están viendo mis ojos?

El cielo se nota en frente mío, como si no hubiera pared, ni más departamentos al lado.

Con mi mano izquierda trato de palpar la cama, buscando retroceder sobre el colchón más mi mano se hunde en un hueco inexistente que antes no estaba.

Suelto un grito histérico, mi cuerpo se hunde y cae por completo en el hueco de la cama.

Cierto mis ojos sintiéndome flotar, puedo sentir como el aire corre por mis dedos.

¡¿Qué es todo esto?!

Siento perder el conocimiento por la falta de aire, ¿cuántos pisos estoy bajando?

Siento la muerte segura cada vez que desciendo más rápido, las lágrimas ya están corriendo por mis ojos.

Mi ropa flamea en el aire, niego una y otra vez, soltando mini arrepentimientos confundidos.

Todo se me viene a mi mente en cuestión de segundos, ¿todo se ha perdido?

¿Esta es la segunda venida acaso?

Cierro mis ojos con más fuerza sintiéndome pequeño y vulnerable.

Dejo mi alma irse, esperando mi muerte segura.

Suspiro un poco, suspiro un poco más, hasta que una tranquilidad inmensa se instala en mi pecho.

Todo el miedo que sentía se ha ido, el aire ya no flamea junto a mi pijama, puedo respirar tranquilo, ¿aún sigo vivo?

Muevo mis dedos para tocar algo, mis dedos se mueven con confusión sobre un material duro.

Abro mis ojos con cautela cuando un rayo de sol me golpea la cara.

Parpadeo un par de veces para adaptarme a lo que está pasando.

Desciendo la mirada hacia el material donde he caído, subo una ceja. ¿Una alfombra?

Levanto mi cabeza para divisar el lugar, todo el blanco, con un aura pacífico y tranquilizador.

Y esa aura de paz yo lo conozco.

Right Now • YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora