danza con la muerte

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Estoy siendo perseguida, no es muy notorio, aveces solo logro verla de reojo, cada día da un paso acercándose y yo doy otro paso con la intención de alejarme, pero por diferentes circunstancias uno que otro de mis pasos van en su dirección. Así es mi día a día, la muerte y yo, en una siniestra danza, yo como una presa tratando de sobrevivir y ella como la depredadora que es, bailando sin descanso. Una danza que parece infinita.
aveces logro perderla de vista y una tranquilidad llega a mi pecho, pero subitamente una ráfaga de aire frío, me recuerda su presencia perpetua. ¿Y qué es la vida sino bailar junto a la muerte sin descanso, esperando a que uno de estos días mis pies no sean lo suficientemente ágiles o rápidos, que tropiece y caiga muy agraciadamente y con una pierna levantada, como acto final de nuestro tango?.
Hay noches en los que siento que ella ha logrado su cometido y está tan cercana respirando en mi nuca, esperando llevarse mi ferviente alma que lucha por sobrevivir; algunas de esas noches, cuando decido tomar un baño, únicamente con la tenue y cálida luz de una vela, me sumerjo en el agua y vuelvo a la superficie con mis ojos bien cerrados; temerosa de la mirada fija que podría estar clavada en mí, sus ojos, siempre los he imaginado como huecos con un eterno vacío donde las almas de mis ancestros descansan; sus ojos están vacíos pero por alguna razón, siempre la he imaginado con una mirada compasiva, que solo quiere verme descansar de esta eterna y siniestra danza, de esta lucha en la que solo bailo, yo junto a ella. Aveces quisiera que estuviera frente a mí, para lanzarme en sus esqueléticos brazos y perderme en el abrumador vacío de sus ojos. Pero al final cuando abro los ojos, no hay nada frente a mí, no hay nadie que me salve del macabro baile que es la vida.

Danza Con La MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora