⚠️ADVERTENCIA⚠️EL SIGUIENTE CAPÍTULO, CONTIENE ESCENAS DE ALTO CONTENIDO VIOLENTO Y LENGUAJE VULGAR NO APTO PARA MENORES DE 18 AÑOS. POR LO QUE SE REQUIERE TOTAL DISCRECIÓN.
«¿De qué huyes? Si aquello que te mata lo llevas dentro»
KIRILL
Dejamos atrás el estudio y avanzamos directo al cobertizo. Nicolae, fiel a su papel, me seguía de cerca fundiéndose con la oscuridad como si fuera parte de ella.
El viento acariciaba la noche con una gentileza casi imperceptible, y la luna, en su esplendor solitario, reinaba sobre un cielo desprovisto de estrellas. Caminamos alrededor del área de la formidable piscina, donde la luz de las farolas se reflejaban en las tranquilas aguas y a su vez nos guiaba hacia los jardines ocultos tras la mansión. La perfección del orden era palpable en cada rincón y la quietud de la noche solo se veía interrumpida por el saludo respetuoso de los guardias que reconocían mi presencia con una mirada de entendimiento.
Este era mi dominio, y yo, su indiscutible soberano. Sentir el peso de ese poder era tan embriagador como el más exquisito licor de una botella, cada momento vivido confirmaba que todo el esfuerzo había valido la pena.
Conforme nos acercabamos al lugar, la anticipación crecía dentro de mí, inflándose como un globo aerostático listo para elevarse. Las habilidades que había perfeccionado durante años clamaban por ser desplegadas, y la oportunidad se presentaba ante mí como una prostituta de piernas abiertas. Ansiaba poner mis manos sobre los infelices que Ilich había traído, demostrarles por qué yo era el amo de este maldito juego.
-Recuerda lo que prometiste -dijo Nicolae con una voz tan baja que pareció un susurro mientras su mano presionaba mi hombro. En ese instante percibí como la imponente sombra del cobertizo se cernía sobre nosotros, presagiando sin duda lo que estaba por ocurrir-. Los necesitamos vivos -insistió, su mirada perforando la mía, como si buscara asegurarse de que su mensaje había sido recibido.
-Pierde cuidado, Sovetnik -Sonreí, apartando su mano con un rápido movimiento-. Sé lo que hago-. Crucé el umbral del cobertizo.
Con paso firme, me dirigí directo a nuestros objetivos mientras el eco de algunas maldiciones se colaba a través de las paredes de concreto. Los prisioneros intercambiaban insultos nacidos de la frustración, mientras que Ilich, con su característica falta de sutileza, les daba la cordial «bienvenida» con puño de hierro.
Entonces vi la escena con claridad: el Brigadir los había atado de espaldas el uno al otro, una táctica genial cuyo propósito sirve para aumentar la sensación de aislamiento y vulnerabilidad de cualquier prisionero. Sus cuerpos tensos y cabezas inclinadas eran el mejor testimonio del trato recibido.
A pocos pasos de ellos, dos de los hombres del Brigadir estaban absortos en un juego de cartas, sus risas y bromas contrastaba con la situación. La luz tenue apenas iluminaba sus figuras, pero era suficiente para revelar su despreocupación. Tan seguros estaban que ni siquiera los gritos de los prisioneros podían perturbar su partida.
-Observa Viejo Nic, lo que el «Cocodril» ha cazado para nosotros -Mi voz resonó en el espacio confinado del cobertizo y enseguida los dos boyevikis se pusieron de pie de un salto, dispersando las cartas en un vuelo caótico.
-¡Señor! -exclamaron al mismo tiempo, mientras se cuadraron en posición de firmes.
Desvíe mi atención hacia las figuras encadenadas, cuyos rostros ensangrentados y maltrechos mostraban el claro testimonio de un encuentro brutal con la manopla de acero en el puño de Ilich.
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YASHCHIKAYA PANDORY© [+18]
RomanceMarcada por su pasado y conocida como una Boyevik implacable, Irina ha aprendido a luchar entre las sombras, eliminando sin piedad a aquellos que osan cruzarse en su camino de venganza. Su nombre susurra peligro, pero también una promesa de justicia...