La noche caía sobre el Valle de Godric y en la acogedora sala de estar de los Potter, ya solo quedaba Remus, Sirius, James y Lily.
Los cuatro estaban de acuerdo en que había sido un día demasiado agotador para tratarse solo de una fiesta de niños. Había sido el cumpleaños número cinco de Harry, y había invitado a todos sus amigos de su escuela muggle y a todos los hijos de magos que conocía. Lily y James sabían que iba a ser difícil tener a más de un niño corriendo por todo el jardín, pero nunca imaginaron que sería de ese modo. No solo tenían que ocuparse de la comida, sino que también tenían que ingeniárselas para no perder a ninguno de vista y así evitar que se accidentaran, aun cuando la mayoría estaban acompañados de sus padres.
Por si fuera poco, Remus creía que habían roto, al menos un centenar de veces, el Estatuto Internacional del Secreto Mágico porque Sirius insistía en hacer magia frente a los niños. "Son críos, Moony, lo olvidarán o sus padres no les creerán, así que tranquilízate" decía el sinvergüenza. Remus, intentando no perder la paciencia, le contradecía "Pero le estás dando un mal ejemplo a Harry y por si no lo recuerdas, eres auror". Sin embargo, Sirius no le hizo demasiado caso, y cuando una niña se había acercado a preguntarle si en serio era un mago, éste sin complicarse la vida había respondido que sí. Remus se lo quedó viendo con la boca abierta y sus ojos casi se salieron de sus orbitas cuando accedió a sacar un conejo de un sombrero.
Pero el día había pasado y había sido todo un éxito. Nada pudo borrar la enorme sonrisa de Harry luego de estar horas con sus amigos, y los padres de los niños estuvieron muy agradecidos por lo bien que sus hijos lo habían pasado, y Sirius les prometió que ningún adulto lo había visto hacer magia.
Y ahora estaban ahí, sentados en el suelo de la sala de estar, alrededor de la pequeña mesita de centro y bebiéndose unas cuantas botellas de vino como merecido descanso.
La verdad, sólo él y Sirius bebían puesto que el cansancio y el vino le habían jugado en contra tanto a James como a Lily. James, de hecho, se había entregado al sueño, y ahora dormía medio desparramado sobre la mesa, y Lily parecía hacer un serio esfuerzo para no seguir el camino de su esposo.
—James, Lily. La fiesta recién comienza. Dejen las caras de culo -suelta Sirius, luego de beberse de un trago el vino de su copa. Lily se sobresalta pero James apenas parece escucharlo.
—Están cansados, Sirius.
—Se están volviendo unos ancianos -resopla —Eso es lo que pasa.
—Tengas razón o no, esta anciana se irá a dormir -dice Lily, incorporándose finalmente. Codea a James para despertarlo, pero su esposo solo suelta un sonido ininteligible. —Muchas gracias por su ayuda, chicos. Descansen, ya saben que pueden dormir en la habitación que quieran... -luego mira a James un instante —Cuando se vayan a dormir, ¿Lo suben al cuarto? No lo dejen dormir en el suelo, por favor... otra vez.
—Todos dormimos en el suelo esa vez, Evans -apunta Sirius, sonriendo ante el recuerdo.
—Yo no. Yo me fui a mi cama -comenta Remus.
—Bien. Yo bajaré por James más tarde.
—Yo lo despierto para que vaya contigo, Lily. -promete Remus.
Luego de que la chica se retira del salón. Sirius fija los ojos en James por un instante y luego con una sonrisa, rellena las dos copas con más vino.
—Entonces, solo seremos tu y yo, Lunático. -comenta, levantando su copa para brindar con la suya.
—Dios me libre -se burla el otro.
—Cabrón -resopla. Se enjuaga los labios con el licor y luego se lo queda viendo. Remus levanta las cejas, pero Sirius no dice nada, y sus mejillas, rojas por el vino, se elevan cuando sonríe —Ven acá, Lunático. -Agrega, extendiendo un brazo frente a él.
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Fictober | Drarry y otros ships.
FanficUna historia diferente para cada día de octubre, según reto del grupo de facebook Wizarding Shippers. El reto consiste en escribir distintas historias en base a palabras diarias.