𝔐𝔬𝔫𝔞𝔯𝔮𝔲𝔦̨𝔞 ℌ𝔬𝔫𝔬𝔨𝔲𝔰 ☾︎ᵘⁿ ᵐᵘⁿᵈᵒ ᵈᵉ ᵐᵃᵍⁱᵃ☾︎
❛❛𝒰𝓃 ℱℯ́𝓃𝒾𝓍 𝒷𝓁𝒶𝓃𝒸ℴ ℯ𝓈 𝓊𝓃𝒶 𝓂𝒶𝓁𝒹𝒾𝒸𝒾ℴ́𝓃❞
Tras cinco años de aislamiento del mundo exterior, Hyorin Fénix y su hermano Hyunjun deciden abandonar su hogar en el Reino de las Ni...
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☾︎𝓞𝓶𝓷𝓲𝓼𝓬𝓮𝓷𝓽𝓮
Ella se encontraba encaramada en lo alto de un antiguo muro de piedra, cubierto por una espesa capa de hiedra dormida que serpenteaba entre los escombros dispersos a sus costados. Sus ojos vagaban por el vasto paisaje que se extendía ante ella, un lienzo invernal de belleza imponente y melancólica. El mundo a su alrededor parecía congelado en el tiempo, como si la naturaleza misma hubiera decidido hacer una pausa para contemplar su propia magnificencia. En ese momento de quietud, Hyorin se permitió perderse en la contemplación, ya que las opciones para ocupar su tiempo en su hogar aislado eran escasas y a menudo insatisfactorias.
A pesar del estado de deterioro del castillo, hay una belleza serena en esta escena invernal. El silencio es casi tangible, roto solo por el ocasional crujido de una rama bajo el peso de la nieve o el suave murmullo del viento entre las piedras antiguas. Los árboles desnudos extienden sus ramas como dedos esqueléticos hacia el cielo gris perla. El jardín que lo rodea, yace ahora bajo un manto de nieve inmaculada. Los copos caen suavemente, bancos de piedra cubiertos de nieve invitan a sentarse, aunque nadie lo haya hecho en décadas.
Hyorin se encontraba encaramada en lo alto de un antiguo muro de piedra, cubierto por una espesa capa de hiedra dormida que serpenteaba entre los escombros dispersos a sus costados. Sus ojos vagaban por el vasto paisaje que se extendía ante ella, un lienzo invernal de belleza imponente y melancólica. El mundo a su alrededor parecía congelado en el tiempo, como si la naturaleza misma hubiera decidido hacer una pausa para contemplar su propia magnificencia. Hyorin se permitió perderse en la contemplación, ya que las opciones para ocupar su tiempo en su hogar aislado eran escasas y a menudo insatisfactorias.
Era un día perfecto para Hyorin, uno de esos raros momentos en los que podía sumergirse en la tranquilidad por unos preciosos minutos. Intentaba, con todas sus fuerzas, no pensar en todos los problemas que la rodeaban, como si el simple acto de ignorarlos pudiera hacerlos desaparecer. Si tan solo pudiera volver a nacer, pensó con melancolía, y vivir otra vida completamente diferente a esta, una vida normal y libre de los errores del pasado.
Los días se habían convertido en un completo infierno desde que ocurrió la legendaria Guerra Blanca, reflexionó Hyorin mientras contemplaba la calma de su entorno. Su vida había cambiado radicalmente por aquella guerra devastadora que su reino, en un acto de arrogancia y ambición, había iniciado, solo para después fracasar estrepitosamente. Las consecuencias de ese fracaso pesaban sobre su apellido como un saco lleno sobre su espalda, recordándole constantemente las vidas perdidas y los sueños destrozados de todos los participantes y las familias afectadas.
De sus ojos, cansados de tanto llorar en silencio, se escapó una pequeña lágrima solitaria que rodó por su mejilla siendo un testimonio silencioso de su sufrimiento. De repente, a lo lejos, el sonido de una campana rompió el silencio, distrayéndola momentáneamente de sus pensamientos sombríos sobre el pasado. Estaban llamando para que regresara a su hogar, un lugar que ya no sentía como tal, pero era lo único que tenia, aunque es era una realidad en la que anhelaba escapar.
