Diez

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Quería moverme, pero Anton me estaba abrazando, su cabeza se encontraba sobre mi hombro y sentía su respiración en mi cuello. Un cosquilleo recorrió por mi cuerpo.

No quería que este momento se acabara y regresar al mundo real. Vi mi reloj de pared de reojo… ¡demonios ya era tarde!

-Anton…despierta…Anton…. -trataba de despertarlo, pero era inútil. Este chico dormir como una piedra, ¡Dios! -¡Anton! –grité lo más fuerte que pude, lo sé, soy una maldita.

-¡Mamá! ¡¿Qué?! –Anton se despertó alarmado y como mi cama era pequeña, me empujó al suelo. No pregunten como.

Gemí de dolor –Recuérdame, que a la próxima vez que duerma contigo, tengo que usar protección contra patadas –dije mientras lo fulminaba con la mirada.

-¡Oh vaya! –se empezó a reír… ¡se estaba riendo de mí! –perdóname Jenn, pero esa es mi forma de despertarme –se bajó de la cama, me ayudó a pararme y me dio un beso en la mejilla.

-Anton… -dije con la voz más dulce que pude hacer.

Volteé para quedar enfrente de él y me acerqué a él, chocando nuestras narices. Lo tomé de los hombros y grité -¡Ya es tarde! –Anton estaba aturdido, me quería reír. Pero estaba enfocada en tomar una muda de ropa.

Esto fue lo que pasó: mis padres llamaron para decirme que se habían ido de viaje por dos semanas, debido al empleo de papá, se habían llevado a mi pequeño hermano Mark (porque él no puede vivir sin mami y sin papi, eso fue sarcasmo). Y el hijo de una amiga de mamá iba a venir a “supervisar”, traducido, ¡me iban a cuidar!, como si tuviera diez años. Siento que mis padres aún creen que sigo usando pañal y tomo leche de mi biberón.

“¡Demonios, no! Ósea ya tengo tetas y me viene la puta regla… ¡Jesús!”

Lo peor es que…no me dijo como se llamaba el supuesto chico que mi iba a cuidar…típico cliché. Primero nos llevaremos de la puta madre y después encontraré algo que me guste de él, nos enamoraremos, pero nuestro amor no será bien visto por parte de mis padres, que me llevaran a Londres donde encontraré un nuevo amor de verano, regresaré de nuevo y….bueno ya saben lo que sigue después.

“Vendrá hoy a las siete y…Jenn no seas cruel, ábrele la puerta. Te amamos”, esas fueron sus palabras antes de colgar. Mi familia siempre preocupándose por mí.

Después de todo ese rollo, Anton y yo salimos disparados de la casa y mientras corríamos, ambos comíamos unas tostadas (casi quemadas) que Anton preparó, mientras yo hablaba con mamá. Recomiendo que no hagan esto en casa, las posibilidades de vomitar son inmensas.

Habíamos llegado, sin ganas de vomitar (gracias a Dios), y me había perdido la clase de matemáticas…a puesto que ni si quiera se fijaron que no vine. Así que no importa.

-Por favor a la siguiente no hagas tostadas, son asquerosas –dije mientras recuperaba el aliento.

-Eres una desagradecida, yo cocine para ti –caminamos por los pasillos hacia el extracurricular de música, porque ya eran las once.

-Si pero estaba del asco –me metí mi dedo a mi boca fingiendo vomitar y empecé a reírme.

Volví mi mirada a Anton y el me miraba poniendo esas sonrisas donde no muestras tus dientes.

-¿Qué? -habíamos llegado, pero no tocamos la puerta.

-Tu risa –dio un paso hacia mi y puso ese mechón rebelde detrás de mi oreja, pero se volvió hacia adelante. Anton soltó una risa junto conmigo –debo de dejar de hacer eso.

No es otra Historia de Amor (Zedd & Madeon fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora