Capítulo 19.

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[La princesa caída.]

Makis.

La tibia sangre aún se deslizaba por mi barbilla cuando el rugido atronador de un alfa rompió el silencio de esa noche estrellada. Solo bastaron un par de minutos para que la respuesta hostil a ese rugido se alzara con más fuerza que de costumbre, estremeciendo los cimientos de cualquier persona que se atreviera a escuchar con más detenimiento.

Y antes de que pudiera reaccionar a cualquier cosa, el olor pestilente de la muerte acarició mi nuca, congelando la escasa alma que lograba quedarme guardada en un lugar inhóspito al que solo podía llegar Natalia Afanador. Me desprendí del lado humano y racional cuando solté su cuerpo inerte sobre el mullido sofá para saltar directamente al encuentro del ser idiota que osaba desafiarme de alguna manera.

El lobo tomaba posesión de mi alma y no de mi cuerpo, adentrándose en ese lado salvaje que tenía un único objetivo, proteger a mi hembra.

"Idiota." — Gruñó la voz de Isaza. Siempre debí saber que era él. — "Mátala antes de que todos los malditos clanes se alcen en una guerra."

—"Mía." — Los pelos de mi lomo se alzaban en una clara amenaza de mantener la distancia. —"Es mi hembra, nadie la va a tocar."

Los ojos rojizos de Isaza me escrutaban con crueldad. — "Puedes tener a cualquier puta que esté en celo, ellas no ponen en peligro la paz de los clanes." — Me estaba ofreciendo cometer un crimen imperdonable, incluso para los de nuestra calaña. — "Cualquiera de esas pobres chicas estaría encantada de recibir la marca de una alfa." — Era despreciable, Isaza era despreciable. — "No tienes que conformarte con alguien tan débil como esa humana."

Le enseñé los colmillos, gruñendo una advertencia escueta. — "Lárgate, desaparece." — Me movía inquieta a su alrededor, mostrando los colmillos cada vez que tenía oportunidad. — "Te quiero lejos de lo mío." — Quería que me diera un pequeño motivo para atacarlo de una vez por todas.

"Makis, duele." — La voz compungida de Natalia se escuchaba de trasfondo, casi como un fantasma ausente. — "Duele mucho."

Solo bastó que el control me flaqueara un momento, para que el desgraciado se lanzara sobre mí, cogiéndome del pellejo de cuello para arrastrarme como si fuese un trapo desmadejado a punto de ser estropeado. Las garras y los colmillos laceraron mi pelaje a cada oportunidad que tuvo, mascando ese punto específico que me mantuvo con el cuerpo rígido y la cabeza pegada al cuello.

"Makis, me duele, ayuda."

—"Ella es tu perdición." — Rugió Isaza sobre mi cabeza. — "¡Nunca debiste ser un alfa!" — Esta vez volvió a morder con fuerza. — "Eres débil como esa maldita." — Las largas garras rompieron el pelaje de mi panza. —"Me la voy a follar mientras tu te mueres a su lado, y antes de que tus ojos se cierren, voy a arrancarle la cabeza."

Hice palanca con mis propias patas para hacerlo rodar sobre su espalda, dándome esa ventana para morder con saña su cuello, arrancando un alarido de dolor penoso. Pisoteé con furia sus costillas, queriendo moler sus huesos hasta que no quedara más que polvo, masa de órganos y pellejo. Mis faces tiraban con furia el cuero que lograba atrapar y para mi deleite, lo escuchaba crujir como si se despegara del músculo.

Luchábamos por mantener el control y por despellejar al otro a punta de mordiscos y arañazos que a cada segundo nos resentían más. Podía sentir en cada tramo de mi cuerpo, como mi misma piel intentaba sanarse lo más rápido posible, antes de ser lacerada una vez más con crueldad. Yo no me quedaba atrás, por cada mordida que me daba, yo le daba dos, al igual que los arañazos.

Mi Luna. - (Ventino) [Makia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora