I just want a normal life [KookTae]

14.

Narro yo.

Habían pasado algunas semanas desde el ataque a la casa Lee. Jungkook se recuperaba perfectamente y Taehyung se encargaba de que este tomara las medicinas necesarias y mantenía al pendiente de sus cuidados. También había estado planeando como decirle al menor lo que sentía, pues no era algo fácil para él, sin embargo, aquel delicado beso que le había dado el menor lo había hecho sentirse seguro de que debía decirle... Solo que según el mayor aún no era el momento.

Y justo en ese preciso momento Taehyung luchaba con Jungkook para que se tomara sus vitaminas y su recuperación fuera aún más rápida, pero justo como un bebé se negaba a tomarla.

-¡Jeon Jungkook ven aquí y tómate las malditas vitaminas!-

-Pero saben muy mal. No quiero.-

Dijo cruzando sus brazos, justo como un niño pequeño, viéndose tan adorable que Taehyung tuvo ser fuerte para no sonreír ni un poco.

-Hagamos algo, si tú te tomas la medicina yo te daré un premio ¿Si?-

-¿Que premio?-

Preguntó el menor curioso e interesado completamente en aquel trato.

-Primero tómate la medicina.-

Jungkook hizo un puchero y recibió las horrendas medicinas, haciendo una mueca de asco ante el sabor.

-Listo, ahora mi premio.-

Taehyung sonrió y tomó el rostro del menor entre sus manos, acercando lentamente sus labios a este para luego dejar un dulce y sonoro beso en su mejilla.

-Se bien que te gusta, lo he notado.-

Dijo Taehyung en modo de broma, haciendo sonrojar al menor.

-Eres muy lindo Jungkookie.-

Dijo sonriendo mientras acariciaba su mejilla suavemente, sintiendo la calidez en su piel debido al sonrojo.

-Bueno, como ya te tomaste las vitaminas ¿Qué te parece si vamos al jardín? Es un día muy lindo y tu padre no está.-

-Me gusta esa idea.-

Taehyung se sintió emocionado y nervioso a la vez.

-Esta es mi oportunidad. Este es el momento.-

Pensó el mayor, sintiendo un escalofrío recorrer su cuerpo. Iba a dar un gran paso, y eso lo ponía ansioso.

De repente sintió la mano del menor entrelazándose con la suya mientras empezaban a caminar hacia afuera. Ambos amaban aquella sensación.

Llegaron al enorme jardín con algunos dulces y un poco de música, disfrutando del momento mientras armonizaban sus voces perfectamente al seguir el ritmo de la canción que en ese momento estaba sonando.