Capítulo 15

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14 de septiembre del 2016

Siento los rayos del sol en mi cara, entre abro mis ojos y lo primero que veo es una figura masculina.

Está boca abajo, su espalda desnuda es lo único que visualizo de su cuerpo, ya que el resto está cubierto por una sábana que nos envuelve a ambos. Por primera vez, puedo analizarlo de cerca, sus facciones son muy finas, su nariz es delgada y delineada, sus cejas son algo gruesas pero perfectas a mi parecer, tiene un poco de bigote y barba que le dan un aspecto sensual. Me detengo en sus labios, los cuales están algo entreabiertos y no puedo evitar trasladarme a la noche de ayer.

Fue... ¿Increíble? ¿Diferente? ¿Único?

No lo sé, la verdad es que con Coleman hay cosas que no se definir con exactitud. Solo sé que hizo que me apegara más a él. No sé qué venga ahora, solo sé que... Me gusta, y mucho, no solo es atracción física y sexual si no que su personalidad, ego, arrogancia, expresividad, voz, la seguridad y confianza que me hace sentir cuando estoy a su alrededor, me gusta, me gusta él y lo que conlleva estar con él.

Espero que el sienta algo similar a lo mío...

Porque...

No quiero recibir más golpes en mi corazón.

No quiero llorar más por un hombre.

No quiero reprimir más mis emociones.

Ese es el efecto que tiene Ian sobre mí.

- ¿Terminaste de detallarme? - abro los ojos como platos porque no me di cuenta que estaba despierto. Sus párpados se mueven con lentitud hasta que me permite ver esos ojazos marrones que tanto me atrapan- Buongiorno, cuore –esboza una sonrisa de lado.

-Buongiorno, idiota - rueda los ojos en señal de protesta y con su brazo izquierdo me jala hasta quedar pegado a él frente a frente. Su pecho roza con mis senos, provocando una reacción involuntaria en ellos.

-Podría acostumbrarme a esto –dice dando un casto beso en mis labios.

-Yo pues... no lo sé –miento.

- Sí, claro... -suspira- 7 días conociéndote, aguantándote, mirándote... –deja una caricia en mi espalda baja- sintiéndote, y parece como si hubieran pasado meses –ríe- Se siente increíble estar contigo.

-Cursi –agrego con una tos fingida.

-Tu culpa –me acusa- pero no le digas a Marco, dañarías mi reputación –le doy un golpe en sus pectorales.

Me asomo levemente mirando el reloj en la mesita de noche.

El trabajo.

-Tengo que ir a trabajar y tú... –finjo que lo huelo- debes darte una ducha, hueles a sexo –enfatizo la última palabra.

-No me digas- se cruza de brazos y no puedo evitar que mi vista se traslade a su pecho- la que no hizo nada en toda la noche –agrega con sarcasmo.

-Claro, soy un ángel de Dios –respondo en el mismo tono.

Me paro de la cama y me coloco la franelilla que tenía puesta ayer, quedando abajo solo en tanga.

Un silbido resuena en la habitación, y me volteo a ver al hombre que reposa en mi cama.

- ¿Qué? –espeto.

Menea la cabeza, detallándome minuciosamente- Nada, cuore –reprime una sonrisa, doblo los ojos, dejándolo ahí.

Entro al baño y me miro al espejo.

¡VOY A MATARLO!

- ¡IAN COLEMAN! ¡¿ES ENSERIO?! –espeto tirándole un tarro de crema de peinar.

Sobreviviendo al pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora