— Agnes — un susurro — mi cielo — abrí los ojos encontrándome con Arthur. Por instinto miré a mi lado y ya no estaban Hans y William.
— ¿Pasa algo? — cerré de nuevo mis ojos cansada.
— Ayer solo almorzaste y ahora son más de las dos de la tarde. Llevas más de veinticuatro horas sin ingerir alimento — asentí relajándome de nuevo. El silencio me cubrió poco a poco y otra vez le cedí mi cuerpo al sueño — Agnes — me sobresalté y abrí mis ojos adormilada.
— Lo siento, no me di cuenta — logré pronunciar despacio y sin fuerzas cerrando los ojos de nuevo — No te vayas — susurré — espérame aquí mientras me preparo.
Le estaba agradeciendo mil veces que me tuviera paciencia. Ahora me sentía muy débil y aún con los ojos cerrados lo sentía esperarme con comprensión. Su pulgar volvió a acariciar con sutileza mi mejilla mientras tomaba fuerza interior para levantarme.
— No me iré — abrí los ojos y posé mi mano sobre la suya en mi rostro cuando retiró las hebras rojizas que estorbaban mi vista.
— ¿Sabes con quién soñé?
— ¿Con Allison y Robert? — negué.
— Contigo. Aquellas veces en que me llevaste a surfear cuando había mal tiempo porque el sol me hacía daño — sonrió. Me senté y me froté los ojos queriendo en vano que con tal acción desapareciera la sensación de debilidad que sentía mi cuerpo.
Quizás con la ducha desaparezca, quizás no, pero más vale intentar que no hacerlo.
— Que bonitos recuerdos — ambos nos levantamos y como instinto lo abracé acomodando mi rostro en su cuello sin abrir los ojos.
— Lo siento — emití con voz suave y fina desplegada en un susurro cálido mientras aspiraba su costoso y conocido aroma varonil — creo que tomaré mucho café.
— Mientras te das un baño iré por él ¿Vale? — asentí.
— Espérame abajo, iré yo junto a ti.
— Si quieres descansar más, no es necesario que bajes. Mi único propósito era que comieras algo.
— Bajaré a despejarme un poco. Debes estar ocupado y te acompañaré, no quiero estar sola aquí.
— Me parece perfecto... — besó mi sien y se apartó.
Después de una ducha relajante me vestí con mi ropa interior y me senté en la cama para deshacer el agua de mi cabello sin ninguna gana. No me peine o esforcé en que se secara al completo o luciera bien.
Con cuidado me puse crema por el cuerpo para obtener la relajación esperada con los masajes, y luego me levanté a vestirme por completo con un jeans azul de cintura alta y una blusa blanca con un tapado beige percatándome del viento afuera.
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N U E S T R A (Míos #1) En Edición.
Ficción GeneralBienvenidos al Mundo del ISO (International Security Organization) Una joven mujer se adentra al Mundo del ISO pasando por diferentes situaciones tras conocer a dos hombres. Hombres cuya inteligencia y preparación sobrepasaba a cualquier ser humano...