II - Predicción

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Bueno, en este capítulo o me los gano o los pierdo definitivamente. Cameos everywhere y más cosas random.

o-o-o-o-o-o-o-o

No supo cuánto tiempo estuvo observando esos ojos azules. Muy poco le importó que su saco quedara completamente empapado y era una suerte que éste fuera tan grueso para evitar que se quemara.

Eso sí, era una pena que se arruinara el pedido de sus hermanos. Acababan de arribar y, para ellos, el clima en la región era más fresco de lo imaginaron, nada que ver con el ambiente tropical de su tierra natal. Así que se les antojó una bebida que pudiera, aunque sea un poco, hacerlos entrar en calor.

En un principio, Seiya se lamentó que fuera él el que perdiera en el "piedra, papel o tijeras" y como castigo por su pobre desempeño en ese juego, fuera el elegido para buscar los cafés y para rematar ahora estaban regados entre su ropa y el lustrado piso del lugar.

Sin embargo, el maldecir a su suerte le duró poco pues apenas iba a reclamar por la torpeza de quien le tiró sus bebidas cuando se encontró con esa chica.

– Perdón bombón, no me fijé – rectificó su tono en cuanto reencontró la capacidad para articular palabras.

– Cómo que bombón – le reclamó – Qué grosero.

– Lo siento... Yo soy... – no pudo terminar su presentación porque dos chicos llegaron detrás de él y lo empujaron hacia la salida.

– Vámonos Seiya – dijo Yaten – Ahí vienen.

– Pero los cafés – trató de explicar el chico.

– Olvídalos – terció Taiki – No se cómo supieron que llegaríamos. Anda, son varias y vienen hacia acá.

Entre los dos se lo llevaron y él apenas pudo volver su vista hacia ella, le hubiera gustado presentarse y preguntarle su nombre. Y es que pensó que nunca se sentiría otra vez tan atraído por el brillo de una persona, y, menos así, porque era la primera vez que se daba de una forma tan instantánea.

Era una lástima que fuera un encuentro efímero entre dos desconocidos que chocaron por mero accidente.

Serena se quedó parada ahí sin comprender exactamente qué había sucedido. Y la situación fue aún más confusa cuando de pronto apareció un histérico grupo de adolescentes que salían desde donde provenían los muchachos que se llevaron al chico con el que chocó.

No es que se consideraba ya toda una adulta, pero le desconcertaron un poco los gritos de las jovencitas preguntando a dónde se habían ido.

Entre aquella ola de histeria adolescente y lo avergonzada que estaba de seguir junto aquellos cafés derramados, la rubia consideró que lo mejor era retirarse.

Caminó hacia la puerta que Darien le había indicado una decena de veces. Y justo como su ahora prometido le había explicado, ahí estaba un joven parado sosteniendo un letrero que decía: Serena Tsukino. Era curioso, la mayoría de las personas que hacían eso se encontraban adentro, en la puerta de llegadas de los vuelos.

Se acercó a ese muchacho alto y de larga cabellera castaña y se presentó – Hola, yo soy Serena Tsukino.

– Ah, señorita Tsukino – expresó el joven y se retiró sus gafas oscuras mostrando sus también castaños ojos*– Mucho gusto, Darien me mandó para llevarla. Mi nombre es Neflyte – la saludó haciendo casi una reverencia – Por favor, sígame.

Se dirigieron justo hacia donde Darien había dejado su automóvil al llegar al aeropuerto y, con total naturalidad, el muchacho sacó una copia de las llaves del vehículo y le abrió una puerta trasera para que ella abordara.

El destino se equivocóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora