#Pechictubre ⌈Latín Hetalia⌋

Revolución social/Disfraces

Se miró frente al espejo gracias a la iluminación que le proporcionaba la lámpara de pie ubicada a un lado del mismo objeto y en un esquinar del cuarto. No se veía mal, aunque nunca le llamó la atención ese tipo de estilo, pero, verse a sí mismo con ello lo hacía sentirse cómodo. Dio un par de pasos atrás siendo suficientes para llegar al borde de la cama y sentarse sobre ella. Se quedó así por un largo rato, escuchando el sonido de la ducha y la ventisca que chocaba contra la ventana. Llevaba el estilo de un motociclista, el estereotipo de chico malo de las películas ochenteras al más puro estilo americano; con una polera blanca y una chaqueta de cuero negro con un símbolo bordado que describía "Good for health, bad for education", demás estaba decir que traía puesto unos jeans color negro conjunto con sus zapatillas, pero, si tuviera algo que destacar, es la habilidad de Miguel con el maquillaje ya que, si bien no le había retocado mucho, se podía notar la pequeña diferencia en su rostro; el ligero delineado de ojos, cejas con volumen y un toque en los labios que hacían resaltárselos.

«Sin duda, estas hecho para esto, Miguel» Pensó Manuel.

Cuando dejó de escuchar el sonido de la ducha, supuso que el peruano había terminado de asearse, aunque, aun así, obviamente, iba a tardar más a causa de que todavía no se ponía el disfraz, mucho más si se trataba de maquillaje, por lo que no le quedó más que quedarse ahí por un rato, aprovechando, a su vez, en sacar un chupetín de su chaqueta y uno que otro dulce de menta para saciar su falta de azúcar. Sin realizar muchos destrozos, se deshizo del envoltorio, lo ubicó entre los labios y lo introdujo entre ellos para sentir el sabor a frutilla. Luego, devolvió todo a su posición anterior para que no hubiera desorden en la cama. Minutos después, cayó de espaldas sobre el colchón para sentir una sensación cálida recorrerle por todo el pecho, la comodidad de estar entre las nubes gracias a la textura de la tela que lo resguardaba era increíble. Lo abrumaban de sensaciones placenteras dejando de pensar en el tiempo para solo disfrutarlo con cada uno de sus sentidos en lo que se quedaba ahí; echado sobre la cama.

Ya cuando había consumido gran parte del dulce, Miguel salió del baño con dejando expuesto el humillo de calor que salía tras abrirse la puerta, Manuel por inercia se inclinó hacia adelante y volteó a verlo para admirar el disfraz que se traía puesto. Lucía de turista hawaiano; con el short de playa, el cabello ligeramente desarreglado, la camisa floral y, como no, el collar hecho con brotes de hibisco artificiales. Había refinado su rostro gracias al maquillaje, sus pómulos se veían más rosados de lo común y sus pestañas se veían más pronunciadas dándole un toque exquisito a sus ojos dorados. Hermoso.

—Todo un chico malo. — Bromeó Miguel al ver al castaño. — No sabía que el chupete era parte del disfraz. — Lo miró inquisitivo mientras se sentaba a su lado.

— Me gustan los dulces. — Habló en tanto se retiró el chupetín de la boca sin que ello resultara en un acto desagradable a la vista. — Te vez precioso. — Soltó cuando tuvo la oportunidad de verlo con mayor cuidado. La reacción del contrario fue ensanchar sus labios con ternura.