"Yo buscaba hacer un mundo mejor para tí"
Un mundo libre de peligros dónde pudieras ver desde lejos a nuestros hijos, aún con ese rostro que parecía no mostrar emoción, que vieras como crecían y se convertían en hombres, tomar tu mano en los días de verano con la vista al atardecer, sentir tu rostro posado en mi hombro quedandote dormida.
Otros decidieron tu destino, te amarraron a mi sin preguntar... No eras feliz tu rostro lo decía, tu silencio lo afirmaba, tener que vivir al lado de un desconocido a quien llamabas "esposo" ese mismo que podía nunca volver una vez que cruzaba la puerta.
Cumplias tu labor diariamente, cocinabas, lavabas y dormías a mi lado, una rutina establecida y monótona. Tu rostro tan serio y frío como el hielo parecían una barrera.
¿Cuando fue que me enamoré de tí? ¿Fue acaso que eras lo único que tenía en este mundo? ¿O mi deseo por no quedarme solo? No... Fue la primera vez que ví tu sonrisa, llegaba tarde de una misión pero tu estabas despierta esperando para servir la cena, la oscuridad de la noche hizo que no viera que esperabas en el comedor, tropecé por el susto de pensar que alguien estaba en mi casa, reíste.
Era un rostro que nunca había visto en tí, las comisuras de tus labios se alargaban formando una sonrisa que dejaba escapar tu risa, fueron instantes antes de que cubrieras tus labios... Jamás había visto algo tan bello, y por primera vez mi corazón se encendió como nunca antes, un fuego que incluso enrojeció mis mejillas, un fuego que creí jamás se iba a apagar.
Fue entonces que mi mundo cambio, ambos lo hicimos, mis brazos te buscaban al dormir, mi respiración se agitaba al verte... Enloquecí por tí.
Los momentos a tu lado eran cada vez más felices, desde tomar tu mano para ir a comprar cosas hasta la primera vez que hicimos el amor, dónde tus ojos sólo se fijaban en mí y el momento nos unia por completo, dos corazones que en un mundo de caos y batallas llegaban a conectar, a entenderse... A amarse.
Aprendí tus gustos, esa emoción reflejada en tus ojos cuando traía un libro para ti, la comida favorita que aún que tu preparabas hacia que acabarás el plato más rápido que yo. De pronto esa mujer de hielo se había vuelto lo más importante de mi vida.
Me volví mejor en mi trabajo para cada día llegar a tu lado y disfrutar de tí, mataba cada demonio en mi camino no solo por qué fuera mi deber, lo hacía para que nada te sucediera a tí...
Era el inicio del otoño, las hojas de los árboles comenzaban a caer indicando el cambio de estación, los últimos días de un septiembre que cambiaría todo. Mientras terminabamos las cena levantabas los platos en silencio, tambaleaste camino a la cocina, el miedo me invadido cuando te vi tirada en el suelo, corrí en la noche contigo en mis brazos hasta el pueblo más cercano en busca de un doctor, entre gritos pedí atención para tí lleno de pánico que se detuvo cuando el médico dijo que estabas embarazada...
Fue esa la primera vez que llore frente a tí, me mirabas con dulzura mientras acariciabas mi cabello, tu sonrisa era cálida como ninguna otra.
Durante nueve meses ví el cambio en tu cuerpo, tu vientre crecer, no pasaba un solo día donde no lo tocará, ansioso por la llegada de nuestro bebé, la prueba tangible del amor que teníamos, como hombre jamás me sentí tan realizado, mi propia familia... Pero lo más importante, era contigo.
El día llegó, gracias a un demonio grotesco demoré más de lo esperado, mis piernas no pararon hasta cruzar la puerta de la finca donde un llanto resonaba. Estabas recostada en un futton, tu rostro se veía cansado y lleno de dolor pero entre tus brazos sostenías a un niño con algunos cabellos rubios, que tenía sus ojos cerrados por el llanto... En tus brazos estaba nuestro hijo, me sentí algo decepcionado, esperaba ver cabellos azabache como los tuyos, al acercarme susurraste "Es parecido a tí" con una sonrisa, reí por los nervios y asentí, las emociones me consumían, la felicidad no podía describirse con palabras, me senté a tu lado para abrazarte y verlo ese momento donde sus ojos te vieron por primera vez, unos ojos dorados como los míos, unos ojos te veían con amor.
Quienes alguna vez fuimos extraños conviviendo en una casa, ahora éramos padres; Kyojuro llegó a iluminar nuestras vidas, no me cansaba de verlos dormir juntos, de tu sonrisa cuando al acabar de comer eructaba, la manera en la jugabas con él... Mi mundo parecía perfecto gracias a ti.
Mi amor por ti no hacía más que crecer como las llamas al contacto con la leña, me diste una razón y un motivo para luchar día con día... El tiempo pasó rápidamente y tú rostro antes inexpresivo ahora tenía una sonrisa permanente, una sonrisa que los dos compartíamos. Un par de años después de la llegada de Kyojuro llegó nuestro segundo hijo; Senjuro y a pesar de toda la felicidad yo estaba totalmente absorto en tí, agradeciéndole a los dioses por estar a tu lado, por tener una familia contigo... Deseando recorrer mi vida a tu lado.
Cumplía con mi trabajo con entusiasmo y dedicación para volver a tu lado, pues con dos niños en casa ahora estabas más ocupada. Mi momento favorito del día era llegar a casa donde te encontraba sentada en la sala con Senjuro dormido en tus brazos y Kyojuro corriendo por todas partes, tu suave voz dándome la bienvenida y tú sonrisa haciendo relucir como una diosa, ese momento donde el pilar de llama parecía no existir y solo me dedicaba a ti, a nuestros hijos a mantener intacta tu felicidad.
Inculcaste a nuestros hijos con sabiduría y valores, Kyojuro aprendió muy bien de ellos, de las palabras que muchas veces le dijiste, proteger a los débiles pues el había nacido fuerte...
Fue un día que volvía de una misión, aconsejando a nuevos cazadores dónde en la puerta de la finca había varios Kakushi amontonados, el corazón se fue a mis pies en ese momento, apresurado y con los ojos cristalizados entre rápidamente, en el comedor Kyojuro tenía en brazos a Senjuro... Temí lo peor. Corrí a nuestra habitación mientras los recuerdos me invadían uno a uno hasta que abrí la puerta, tu cuerpo estaba en la cama y parecias dormida, al acercarme a ti fui apartado mientras uno de los médicos trataba de explicarme qué una algo había sucedido, sin previo aviso tu estabas enferma y era probable que no te recuperarás.
El tiempo se volvió mi enemigo, te estaba arrebatando de mí, esa sonrisa que tenías se desvanecía cada día sin que yo pudiera hacer algo al respecto, mi mundo comenzaba a tornarse gris, en las noches no podía tenerte entre mis brazos como lo había hecho durante tantos años, al llegar a casa tu voz no me recibía... No podía volver a besar los labios de quién amaba.Al cabo de dos años de inmenso pesar llegó el día que más temí, hice que Kyojuro y Senjuro no estuvieran cerca pues solo haría más pesada la despedida, más doloroso el adiós. El viento movía suavemente la copa de los árboles y el cielo se teñía de rojo, justo como los atardeceres que veíamos juntos, tomé tu mano sin mucha fuerza, no quería lastimarte, suspiraba en un intento de ocultar mi tristeza, nunca en la vida me había sentido tan débil como en ese momento, no me atrevía a verte a los ojos sabiendo que te perdería. Con la voz rota pronunciaste mi nombre, tuve que morderme los labios y hacerme el fuerte para verte, el brillo de tus ojos comenzaba a apagarse, con un nudo en la garganta y los labios temblando yo también dije tu nombre como si pidiera al cielo que no te arrebatará de mi lado. En ese momento pediste perdón por qué dejarías atrás a nuestros hijos, por qué ya no podrías cuidar la casa, por qué no habría otra cena más, fue cuando mis lágrimas me traicionaron y bajaron por mis mejillas antes de gritarte que no era tu culpa, que yo no había podido protegerte... Esos gritos llenos de pena y desesperación que no debí dar, quería golpear el suelo, apasaguiar mi dolor, tu voz fue interrumpida por algunos tosidos que después parecieron risas, ¿Por qué reías?
_Solo recordé la vez que te asustaste cuando llegaste tarde a casa_
Dijiste tratando de poner una sonrisa en tus labios, de pronto tu mirada que estaba mí fue hacia el techo, yo sin parar de temblar me acerque un poco más a tí. Fue en ese momento donde tú último aliento empujó las dos palabras que más adoraba de tí _Te amo_ y dejaste este mundo con una sonrisa.
Con el corazón hecho pedazos junte nuestras frentes llorando amargamente, la mujer de hielo e inexpresiva, se había ido con palabras de amor y una sonrisa. Al separarme mis labios fueron a tu frente dejando ahí el último beso que podría darte antes de cubrir tu rostro, despidiendo con el al amor de mi vida, a mi compañera, madre de mis hijos y mi esposa.
Toda esa noche fui incapaz de dormir, no podía asimilar que tú no estabas más a mí lado. Parados enfrente de una lápida con tu nombre llena de flores azules sostenía a Senjuro en mis brazos, mientras Kyojuro trataba de secarse las lágrimas. Una parte de mi se había ido, estaba enterrada a tu lado, mi felicidad se fue contigo.
Al paso de los años no solo mi felicidad se había perdido, mi mundo carecía de color y motivo, aquello por lo que tanto luché era un constante recordatorio de tu perdida. Un mundo sin demonios, ¿De que serviría? Ni siquiera iba a ser capaz de lograrlo ya no importaba, pues no estarías en ese mundo conmigo.
Me convertí en un cascarón vacío, huyendo de mis emociones y responsabilidades, deje la organización de cazadores, hice de lado a mi familia dejándome caer en el alcohol, sentando en mi habitación viendo los atardeceres aún que ya no estuvieses a mi lado preguntándome si tú también los estarás viendo...🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥
Si les gustó dejen su estrellita y comenten, gracias por leer YuMin se despide, Bai.

ESTÁS LEYENDO
Tu Recuerdo [Shinjuro x Ruka]
FanfictionSon las noches sin luna, cuando más te extraño, momentos donde todos los recuerdos vuelven a mi torturandome una vez más, cuando narró a las estrellas nuestra historia y entre lágrimas solo pido verte otra vez. —Shinjuro Hola a todos otra vez he ve...