Total disaster. /\- SDE3 ~ David (Auryn)

7. Mafiosos y ninjas.

               15 de abril
               17:24.pm.

Brad

–Entonces– dijo ella, sacándo otra palomita de la bolsa que la había llevado al hospital.–, ¿ya están rodadas las dos partes de Sinsajo?

–Síp. ¿Te acuerdas de la primera?– pregunté.

–¿Ya la han estrenado? ¿La he visto?– preguntó, ladeando la cabeza, mostrandose indefensa. Hizo un puchero y cogió un puñado de palomitas y se las metió de golpe a la boca.– Vaya mierda. No me acuerdo.

Torcí una sonrisa y reí para mis adentros. Llevaba aquí casi una hora, María no paraba de preguntarme cosas relacionadas con estos últimos meses que ahora estaban ausentes en su memoria. Me había pedido que la trajese algo comestible, ya que la comida del hospital es como la de lata de los perros. Había llevado dos bolsas de palomitas y un paquete de regalices. Sí, quizá hubiera estado mejor un bistec o un pescado a la plancha, pero bueno.

Lo pasaba fatal cada vez que me preguntaba por algo que yo veía tan claro en mi mente y ella no lo recordaba. Todos los médicos a los que había preguntado, incluida su enfermera Chloe -que por cierto, fue la que me atendió cuando me torcí el tobillo en la bolera-, habían dicho que lo más posible es que vaya recuperando memoria progresivamente. Comenzando por los acontecimientos más lejanos, y ascenciendo hasta los recientes. Pero era un camino largo y pesado.

–Sí, fuimos todos al cine a verla.– dije llevándome una palomita a la boca.

–¿Y lloré?–preguntó.

–Empezaste a llorar en la segunda escena o por ahí.– reí.– La primera en la que salió Finnick. Siempre llorabas cuando salía Finnick, que ni cuando Peeta se lanza encima de Katniss.

–A ver, es que ese chico me supera.

–Se ve, tranquila.

–Pues en cuanto salga de este antro me la pienso descargar.

–Yo que tú esperaría a que se estrenase la segunda. Así las ves del tirón.– comenté, y ella abrió la boca y me señaló con el dedo mientras asentía con la cabeza.

–Sí señor. Muy bien, Bradley.– dijo con tono de aprobación.

–Bueno, ¿más preguntas?– dije sacando las últimas palomitas de la bolsa.

–Mmm...– dijo y frunció el ceño mientras se enderezaba.– Ah, sí, ¿por qué aún no ha venido Sarian?

Me atraganté y comencé a toser. Mierda. ¿Y yo qué sé? No querría venir porque el novio estaría demasiado trastornado como para dejarle solito. Lo juro, les odio demasiado. Hay momentos en los que me enervan tanto la sangre que me dan ganas de todo, y es que me gustaría contrastarlo con momentos buenos, pero todas mis experiencias con esos huevones son malas. Entre el macarra de Carla, el llorica rubio y el loco del gato, no avanzmos. De Dani es que ya ni hablo, otro igual, se cree que pueden pasar cuatro años y venir de rositas. Y ya, la gota que colma el vaso, es Álvaro. Dios, dejaría a todos los demás libres si tuviera la certeza de que se quedaba encerrado, triste y depirmido toda la vida.

Aunque, realmente echaba de menos a mi hermana.

–Pues la verdad es que no lo sé.– dije y me encogí de hombros, que se me tensaron. Hice una bola la bolsa de palomitas y seguí hablando.– Estará demasiado ocupada con el novio...

No pensé demasiado esa frase, y supe que había metido la pata cuando María abrió los ojos como platos y casi se me lanza encima.

–¿¡Que Sarian tiene novio!?– gritó.