❝ 𝐓𝐫𝐚𝐦𝐩𝐨𝐥𝐢𝐧𝐞 ❞

❝Si estaba en llamas, ¿por qué estaba tan enamorado? Cuando soñaba con morir, se sentía más amado❞

El amor es agua helada, pasaba por su cuerpo haciéndole temblar de frio. Un frío irresistible de amor cuyo único entretenimiento en su vida era hacerlo sentir satisfecho.

Su cuerpo se convierte con el aplastante peso del paraíso, bloque macizo de oro. Se recuesta en el suelo y se siente como en casa.

Maldito sea él por enredarse con telarañas de pasión. Maldita sea ella por no darse cuenta que él estaba a su merced.

Él quería algo más que una tomada de manos, él quería algo más que acostarse con ella, más que ninguna otra cosa él quería algo más... ¿pero como qué?

Él no es el amor de su vida. Lo sabe. Pero rogaba a los cielos y a Dios que lo confundiera con él.

Le encantaba la idea húmeda que él sea su primer amor, el único o el último, o de ser posible, que sea los tres.

Había estado teniendo sueños, saltando en un trampolín. Volando en el aire.

Él ponía su mirada en esa chica, y de repente el cielo erupcionaba.

Tomó amor y escupió obsesión.

Quería acaricearla hasta que le dolieran las manos y besarla hasta que lo mate la sed. Quería llenar los vacíos de esa chica con caricias y despejar todas sus dudas con besos en su cuerpo.

Estaba jodidamente enamorado.

¿Tal vez quería hacerla feliz? Sí, tenía la obsesión de hacer eso, de lunes a domingo, de enero a diciembre, en los solsticios y equinoccios, en días festivos y en años bisiestos.

Él quería todo para ella.

Y sus ojos ¡Dios! Ponía a sus demonios de rodillas. ¡La quería! Porque con ella se celebra el amor todos los días.

Le gustaba por bonita, como a todo el resto, pero lo que le enloquecia a él son aquellas pequeñas cosas que nadie más había notado.

Ella llegó a su vida así, de golpe; y él tan distraído, que se enamoró del susto.