Riiing, riiing, riiing…
Apagué el despertador de un manotazo y me puse boca abajo en el colchón, tratando de evitar que las lágrimas escaparan de mis ojos. Había vuelto a soñar con aquel fatídico día, y ahora la tristeza me acompañaría durante todo el día.
Había subido las escaleras dando pequeños saltitos, y no paraba de pasame la mano por el pelo. Cuando llegué a la puerta empecé a tocar sobre ella una extraña e improvisada melodía que se prolongó durante mucho tiempo. Comencé a impacientarme y a golpear con más fuerza la puerta. Finalmente, Liam me abrió, con la angustia reflejada en su cara.
Bajé las escaleras de mi casa, tomé la cafetera y vertí parte de su contenido en una taza. Le añadí tres terrones de azúcar y le dí vueltas con una cucharita. No cogí nada sólido. Se me había cortado el apetito.
Entré en la casa empujando a Liam a un lado. Ví a Louis caminando de un lado a otro de la estancia, con los dedos enredados en el pelo y con cara de desesperación. Niall y Zayn estaban sentados en es suelo con algo en las manos, rascándolo con sus uñas. Me acercqué a ellos y miré por encima de sus hombros. Lo único que alcancé a ver antes de cerrar los ojos en señal de impotencia, fue una fotografía de Emma abrazada a un chico. Manchada. Tanto, que apenas se podían distinguir sus rostros.
Me senté en el sillón de mi salón y enterré la cara en la mano que no sujetaba la taza de café. Mis hombros se hundieron y mis ojos se cerraron. En esa posición, con los músculos en tensión, y con los párpados firmemente apretados, quería aislarme del mundo y quedarme así. Quizás para siempre.
Me incorporé del sofá suavemente y le dí un trago al café. Ese día iba a necesitar muchas energías.
Emma
Entré al bar por la puerta del servicio. Fui hacia mi taquilla y cogí de ella mi uniforme consistente en una camiseta negra con el nombre del bar y unos pantalones vaqueros.
Saludé a Paul, mi compañero de trabajo, e intercambié unas cuantas palabras con él. Miramos el planning que nos había dejado el jefe y vimos que a mí me había asignado las mesas y a Paul la barra. Salimos del almacén y le rotamos el turno a nuestros compañeros.
Cogí una libreta al vuelo y me dirigí hacia las mesas para tomar nota, pero un grupo de jóvenes me dejó petrificada. Estaban sentados en la mesa de la esquina, la más escondida y alejada de la puerta, vestidos con sombreros y gorros. Pero les había reconocido perfectamente.
Liam alzó la mano, Niall me mandó un beso, Zayn me guiñó un ojo y Louis me levantó los pulgares. Me di media vuelta sin responder a sus saludos y volví tras la barra.
-Paul -le dije a mi compañero-, ¿podríamos cambiar hoy de posiciones? No quiero atender a las mesas. Prefiero la barra.
-¿Alguna razón en especial? -me preguntó el muchacho mientras inspeccionaba el bar con la mirada.
-Hay un grupo de chicos que… en fin… digamos que no me hace mucha ilusión atenderles.
-No hay problema -me dijo mientras me quitaba la libreta de las manos con suavidad y se dirigía a una mesa abarrotada de chicas.
Dejé escapar el aire que había estado reteniendo en mis pulmones. Por lo menos Harry no estaba allí. Le serví una cerveza al hombre que estaba en frente mía y le cobré la cena a una adolescente despistada. Cuando ví que todos los que estaban en la barra estaban servidos, cogí un paño y comencé a limpiar la gastada y estropeada madera. Pero detuve mi trabajo al llegar al final del mostrador.
Ahí estaba él. Con un vaso entre sus manos y con el rostro enmarcado por mechones de pelo despeinados. Tenía los ojos cansados y rodeados por ojeras moradas. Su piel estaba más clara que de costumbre, y sus ojos no brillaban como antes. Pero estaba allí, mirándome fijamente y sonriéndome como si nada pudiera apagar su felicidad. La felicidad de verme. Justo delante de él.
Abrí y cerré la boca como si fuera un pez que estaba fuera del agua. Las manos me empezaron a temblar incontrolablemente y el trapo que era sostenido por ellas calló al suelo.
-¿Qué… qué…? -balbuceé.
-He venido para hablar contigo.
-¿Por… por…?
-Quería ofrecerte mis disculpas y las de mis amigos.
-Pero… ¿cómo…?
-Me dijiste que los fines de semana trabajabas en un bar para pagar el alquiler.
-Pero en Londres hay muchos bares -dije, aliviada tras haber recuperado el habla.
-Lo sé.
-¿Entonces?
-He estado yendo a bares diferentes todas las noches de los fines de semana de estos últimos tres meses para encontrarte.
-¿A cuantos bares has ido?
-A bastantes -reconoció él con una pequeña sonrisa.
-¿Y si hoy no me hubieras encontrado?
-Habría seguido buscando.
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Irresistible {Harry Styles}
FanficNo intentes hacer que me quede, o preguntarme si estoy bien... No tengo la respuesta.