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Tus grandes manos a cada costado de mi cabeza mientras el agua cálida cae en mi corona, tus verdes ojos poseedores de mis marrones orbes observándome como jamás lo habían hecho, como jamás lo harán de nuevo. Me auto proclame tuya y en el proceso me encerraste en tu mundo, tu hermoso mundo, me sentí amada y te amé incondicionalmente, no me importaba mi mundo, el tuyo era mucho mejor, aquí existían los colores, aquí existía el amor, aquí existías tu. Mi mundo a un lado del tuyo no era nada, era gris, era solo, no venias aquí. Decidí entonces tomar mis cosas y salir de aquí para vivir en tu mundo, fuiste desechando mis cosas pues no cabían en tu mundo y no me importó, tus increíbles ojos y tus cálidos brazos eran lo único que necesitaba para ser feliz. Aunque todo fuera tuyo y nada fuera mío. Aunque yo amara tu mundo y tu no amaras el mío, querías conquistarlo para eliminarlo y que ambos viviéramos solo en el tuyo... pero me mirabas a mi y me sentía importante. ¿Podía dejarlo todo y ser de ti y para ti? ¡Con mucho gusto! Como no amarte, me salvaste de la oscuridad llevándome contigo. Pero... si mi mundo desaparece... bueno no importa, te tengo a ti.
¿A tu mundo no le gusta que me salga?, esta bien puedo quedarme... dije que puedo quedarme ¿Porque te enojas? ¿Que? ¿Seque tu lago de ego? Esta bien, voy a llorar toda la noche para llenarlo de nuevo, no te preocupes.

Yo también te amo. Moriría por ti sin que lo pidieras, eres el amor de mi vida.

Dijiste que dudabas de mi porque mi mundo te parecía raro, aunque lo abandoné por ti, aunque solo te veía a ti, tus ojos eran mis dueños.

Podemos quemar mi mundo si quieres, así nada podrá molestarte y no tendré que llorar para llenar tu lago del ego.

¿Tienes que pensarlo? Esta bien... estoy llorando por que soy sentimental.
Sin darme cuenta tu mundo empezaba a verme mal, tu mundo quería verme sufrir, tu mundo no me creyó lo suficientemente perfecta a tiempo.

Salí corriendo, corrí con todas mis fuerzas cuando no estabas y volví a mi mundo. Tocaste la puerta para decirme que jamás volverías y me quede en silencio. Se fue.
Mire a mi alrededor y me culpe, mire a mi alrededor y la oscuridad me tomo de vuelta, mire a mi alrededor y me di cuenta que me había llevado mis cosas y regrese sin ellas. Ahora me abrazo las piernas contra la puerta, viendo todo lo que habría por colorear. Pero me quede sin fuerzas.
Y solo pienso en tus grandes manos a cada costado de mi cabeza mientras el agua cálida cae en mi corona y en tus verdes ojos poseedores de mis marrones orbes observándome como jamás lo habían hecho, como jamás lo harán de nuevo.

Cartas de amor, para el hombre que amo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora