Capítulo 10: Viejo amigo

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La noche y el silencio reinaba en Tokio eran ya entrada la madrugada en el apartamento que compartían los vampiros y hechiceras el silencio era perturbador y una solitaria sombra se deslizaba por las habitaciones después de su recorrido igual de silencioso salió del apartamento desde el techo del edificio podía observar claramente todo el panorama pero su mirada estaba sobre la torre de Tokio, podía sentirlo, Vasile le esperaba en se lugar estaba por marcharse.


— ¿Te vas sin despedirte otra vez?

— Seiya, debo hacer esto solo – dijo el pelinegro.

— No pensaba acompañarte – respondió el chico.

— ¿Ah no? – Amón giro y sus ojos de cachorro abandonado miraron a Seiya desilusionado.

— ¿Quieres que vaya contigo? – pregunto arqueando una ceja el ojiazul.

— Seiya…

— Padre… deja de jugar.

— Vale, si tienes razón basta de juegos, la verdad es que debo recuperar algo muy valioso Seiya y tú debes proteger a Serena y a tus amigos.

— Esta demás que lo digas sabes que protegeré a Serena pase lo que pase y los demás ellos son bastante fuerte.

— Jaja ya eres todo un hombre, pensar que encontraste a tu compañera y sabes manejar al completo tus poderes y sangre mezclada, quien se lo iba a imaginar aún recuerdo cuando solías venir a mi habitación llorando porque te habías despertado en medio de la noche a causa de una pesadilla, o mi niño creció – Amón sonreía divertido por la cara que Seiya había puesto.

Seiya suspiro, era cierto cuando aún era un niño siempre estuvo muy apegado a su padre viajando de ciudad en ciudad conociendo el oscuro mundo de donde procedía, finalmente a los trece años se establecieron en el palacio negro de Morgana, allí creció, su padre lo dejo en el palacio y se marchó, años más tarde descubrió que Amón se marchó dejándolo allí para protegerlo de Vasile, ese estúpido le robo a su padre y ahora otra vez por culpa de aquel despreciable humano, Amón se volvía a marchar.

— ¿Es necesario qué vayas? – pregunto el pelinegro de ojos azules cuando el nosferatun se disponía a marcharse.

El nosferatun se quedó quieto la voz de su hijo había sonado tan lastimera, era igual que cuando niño corría hacia él asustado, lentamente se giró Seiya tenía los ojos cultos por el flequillo.

— Seiya, todo estará bien.

— Eso dijiste esa vez y no volviste.

— Esta vez te prometo que no te dejare solo, además hay algo que debo decirte cuando vuelva.

Amon sonrió y abrazo a Seiya, el pelinegro se dejó abrazar, por un momento se sintió igual que cuando era niño se aferró al nosferatun pero repentinamente un grito y un temblor los hizo separarse Seiya salto desde la azotea seguido de Amón, cuando aterrizaron una niña de cabello lilaceos y ojos rojizos se ocultó tras él, Seiya iba a preguntarle, ¿qué ocurría? pero la respuesta le llego cuando tres talismanes volaron hacia él, Amón entrecerró los ojos y los talismanes ardieron hasta que no quedaron ni cenizas, por una esquina salieron dos mujeres.

Rosa CarmesiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora