━━ ⦗ fiat nox! ⦘
❝ cameron puede ser lindo y
tener una gran personalidad,
pero Birdie, no hay nadie
mejor que yo. ❞
███████████ 𝙚𝙣 𝙙𝙤𝙣𝙙𝙚
john keating había sido llevado a
...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
『 capítulo xviii:LA NOCHE ANTES... 』
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
DIEZ DE DIECIEMBRE DE 1959.
FUE LA NOCHE ANTES DEL show de Neil, que John se sentó en silencio en su escritorio, no necesitaba asistir a la cena ese día ya que era su noche libre. Eliza se sentó en una pequeña silla en la esquina de la habitación, con las piernas estiradas, ayudándole a su tío a calificar trabajos y hablar de Londres. Ambos esperaban poder hacer un viaje durante las vacaciones para ver a su esposa.
—¿Te gustaría escribirle una carta?—John le preguntó a su sobrina, señalando la foto de Alyssa que tenía en su escritorio como inspiración.
Eliza le sonrió amablemente a su tío mientras sacudía la cabeza.—Ya le escribí una.—explicó, dando golpecitos a la mesa con el extremo de su bolígrafo.
—Ah, si.—asintió, teniéndolo en cuenta par la próxima vez que fuera a la ciudad.
Segundos después, se escuchó un suave golpe en la puerta. Eliza no se dio cuenta de eso hasta que vio a Neil entrar a la oficina, luciendo agotado y preso del pánico.
—¿Neil?—Eliza preguntó con preocupación mientras se levantaba de su silla.
Keating levantó la vista de los trabajos y le envió al chico una pequeña sonrisa vacilante.—¿Qué sucede?
—¿Puedo hablar con usted un minuto?—preguntó Neil, rascándose la nuca con nerviosismo.
—Por supuesto. Siéntate.—Keating respondió, señalando una silla a su lado llena de libros.
Neil caminó hacia la silla, tomó los libros en sus manos y se sentó, indefenso, sin saber dónde poner los libros.
Eliza frunció el ceño y cruzó la habitación para quitarle los libros. Neil dejó escapar un suspiro de alivio y Eliza dejó los libros sobre el escritorio abarrotado.
—¿Debería irme?—preguntó ella, colocando una tímida mano sobre su brazo para darle un apretón.
—No, no, está bien.—dijo con calma, acariciando su mano con dulzura.
—¿Quieres algo de té?—John preguntó mientras se levantaba y tomaba su tetera y una taza.
Neil procesó las palabras de su profesor y luego asintió.—¿Té? Seguro.
—¿Quieres leche o azúcar?—John volvió a preguntar con calma, su comportamiento hacia sentir ansioso a Neil.
—No, gracias.—murmuró Neil, contemplando la pequeña habitación que Keating llamaba su oficina.—Por Dios, ellos no le dan mucho espacio por aquí.
—No.—asintió el hombre, echando un vistazo a su alrededor también.—Es parte del juramento monástico. No quieren que las cosas mundanas me distraigan de la enseñanza.—explicó, entregando una taza de té a Neil y una a Eliza con dos cubos de azúcar y una cucharada de crema. Los tres se sentaron, esperando a que Neil hablara.
—Ella es bonita.—señaló, distrayéndose por la fotografía que estaba en el escritorio de Keating.
—Ella también está en Londres.—John respondió con una pequeña risa.—Lo hace un poco difícil.
—¿Cómo lo soporta?—Neil preguntó, desplomando su cuerpo en la silla.
Eliza empujó su silla para unirse a los dos en un pequeño círculo. Se sentó y tomó la mano de Neil entre las suyas, preocupada por lo que pudo haber sucedido. Por qué estaba tan molesto. Eliza sabía que no solo eran nervios por la obra que era el próximo día.
—Puede ir a donde sea. Puede hacer lo que sea. ¿Cómo puede soportar estar aquí?—Neil continuó.
Allí fue donde Eliza se dio cuenta de que Neil comenzaba a sentirse atrapado. Antes estaba bien porque así era la vida y él podía sobrevivir estando herido por eso, pero ahora que sabía que había un escape de su familia, amigos y de todo lo malo de su vida y que no lo podía hacer, que tendría que estar atrapado para siempre gracias a su padre... eso simplemente lo destrozaba.
—Porque amo enseñar.—explicó Keating con una pequeña sonrisa.—No quiero estar en ninguna otra parte.
Neil se mantuvo en silencio, una vez más, las palabras de Keating habían dado justo en el blanco.
—¿Qué sucede?
—Acabo de hablar con mi padre.—confesó Neil, suspirando mientras las lágrimas brotaban de sus ojos.—Me hará renunciar a la obra de Henley Hall.
—Neil.—susurró Eliza, apretando con fuerza la mano que sostenía, provocando así que una pequeña sonrisa apareciera en su rostro.
—Pero la actuación lo es todo para mí, pero él no lo sabe. Él... Puedo entenderlo. No somos una familia rica como la de Charlie. Es decir... Pero él está planificando el resto de mi vida. Y él——, él nunca me pregunto qué es lo que quiero.
—¿Alguna vez le has dicho a tu padre lo que recién me contaste? ¿Sobre tu pasión por la actuación? ¿Le has mostrado eso?—Keating preguntó en voz baja, viendo la libertad de Neil ser convertida en opresión por su padre.
—No puedo.
—¿Por qué no?
—No puedo hablar con él de esta forma.
—Entonces estás actuando para él también. Estás haciendo el papel del hijo obediente. Sé que suena imposible, pero tienes que hablar con él. Tienes que mostrarle quién eres, lo que es tu corazón.
—Sé lo que dirá.—gruñó Neil.—El me dirá que la actuación es un capricho y que debería olvidarlo. Que ellos cuentan conmigo. Sólo me dirá que lo saque de mi cabeza por mi propio bien.—espetó.
—No eres un sirviente. Y si no es un capricho para ti, pruébaselo con tu convicción y tu pasión. Muéstrale eso, y si todavía no te cree... Bueno, para entonces, estarás fuera de la escuela, y podrás hacer lo que quieras.
Neil rió levemente y una lágrima cayó por su mejilla que rápidamente secó.—No. ¿Y qué hay de la obra? El show es mañana por la noche.
—Tienes que hablar con él antes de la noche de mañana.
—¿No hay una manera más fácil?
—No.
Neil rió con tristeza y se volvió para mirar a Eliza, confirmando así lo que había estado pensando.—Estoy atrapado.—dijo mientras más lágrimas bajaban por sus mejillas.
—No.—insistió Keating.—No lo estás.
VOTEN—COMENTEN :) ━━━━━━━━━━━━ si son lloronas como yo, vayan preparando los pañuelos:)