Deuce lo miró con preocupación. Lo que sentía en cada célula de su ser. En realidad, debía aceptar que le aterraba la idea de que el líder de dormitorio intentara cocinar un pastel repentinamente, sobretodo para Floyd pero ¿qué podía hacer para detenerlo?
Repentinamente incluso Ace, con una sonrisa, parecía totalmente dispuesto a estropearlo, y el de cabellos negros quería con todo su corazón creer que todo saldría bien de lo que intentaran en ese momento. Pero Trey estaba perdido, por lo que en realidad eran tres posibles desastres en la cocina, y cuatro si a él se le ocurría poner las manos en la masa.
El desastre terminaría sucediendo si el pelirrojo lo arrastraba con algún tipo de excusa como una competencia ¡dudando de su capacidad de homogeneizar algunos ingredientes! ¡estudiaban alquimia por algo, eh!
En ese momento, su corazón saltó en su pecho. El nacido en septiembre había comenzado por volcar un poco de harina en un tazón hondo, y el polvo blanquecino saltó a su rostro.
No había podido evitar reír ante la sensación cosquilleante que nació en su estómago, por si acaso podía ignorar su existencia.
Ace siempre era así. En un momento era el listo de ambos, audaz, astuto, y en el otro algo tan sencillo como la harina lo volvía un desastre caótico que le sacaba sonrisas que debía tratar de esconder por el bien de la calma común.
El líder de dormitorio parecía muy concentrado en medir las tazas de azúcar, y Deuce se acercó al más bajo para ayudarlo en ello.
Era pésimo en muchas cosas, pero al menos sabía tomar medidas en algo como eso porque había ayudado a su madre antes, aunque realmente no era el mejor en ello.
Mientras tomaba entre sus manos la taza, ante la mirada atenta y curiosa de Riddle, se percató de la forma en la que su compañero de clases lo miraba. Sólo lo usual, con una atención que pocas veces podía ver retribuida, debido a la actitud problemática de ambos.
Siempre había sido así. Desde el primer día, Ace fue realmente problemático. Sin embargo, algo dentro de él había sabido que el cambio comenzó cuando el caldero cayó sobre el pelirrojo y su compañero no lo descuartizó allí mismo.
Mientras murmuraba un par de cosas por reflejo, pudo apreciar cómo el otro parecía casi fascinado con la manera en la que volcaba el harina en el tazón, ¿como si en realidad no lo hubiera visto antes con Trey? cuando realmente, después de todo lo sucedido incluso habían comenzado a pedirle ayuda al superior para manejar la cocina con más libertad.
Era extraño. La mirada sin toque de burla del pelirrojo sobre él se sentía irreal, ¿por qué se sentía tan tenso? como si su corazón se pusiera nervioso ante la posibilidad de fallar en algo que ya había hecho antes frente a él.
De todas maneras, todas y cada una de las cosas humillantes que él había hecho antes ya eran conocidas por Ace, así que, ¿por qué repentinamente se sentía con esa necesidad de no fallar, por el bien de sus latidos cardiacos?
En el fondo, sabía que en realidad era porque quería la atención del pelirrojo, y que esta no fuera dada a modo de burla. Viéndolo allí, con la nariz espolvoreada, su tazón propio olvidado... ¿para quién haría ese pastel? ¿para Yuu? ¡de ser el caso, él también le haría uno!
Oh, tan disperso. Siempre le sucedía alrededor de Ace. Todo era inquietante, se perdía. Desde su sentido común, ofuscado por cada broma, hasta su rivalidad, destensada en ese momento por algo casi absurdo como lo era hacer un pastel.
-Spade. —Llamó Riddle, sacándolo de sus ensoñaciones—, ve con Trappola, antes de que arruine algo. Yo puedo hacer esto. —Indicó, y su cuerpo se movió apenas recibió la orden, acostumbrado a ello.
Todo lo que tenía su mente últimamente era Ace. Su vida giraba en torno a él, y eso no podía continuar de esa manera. Pero antes de caer en cuenta, ya salía con él a todos lados e incluso lo consolaba cuando no debería.
No podía evitarlo. El pelirrojo era prácticamente reluciente, no podría dejar de mirarlo, pese a que personificaba todo lo que detestaba. Una persona pícara de sonrisa traviesa. Como un virus, se extendió por toda su cabeza, por su tiempo, por su vida. Se sentía fácilmente ahogado en la intervención de Ace, que tomó su mano para espabilarlo y arrastrarlo de vuelta a su pequeño sector en la cocina.
-¿Tratando de ganar puntos con el líder de dormitorio? —Preguntó con sorna, mientras quebraba los huevos y comenzaba a combinar la mezcla húmeda con la que contenía lo seco.
Todo y cada cosa era sobre el chico frente a él. Se sentía ligeramente agobiado, como si de repente entendiera que no era normal que eso sucediera. Como si reconociera muy internamente qué sucedía, y sentía con la misma velocidad cómo la decepción se arremolinaba en su barriga.
Era tan estúpidamente obvio, que se preguntaba cómo él mismo no lo había notado, ¿y si el pelirrojo lo había hecho, y por eso no era indiscreto con los toques entre ambos? ¡pero si era así ¿por qué no le había dicho nada?!
Era evidente. Aunque no lo entendiera por completo...
-¡Eh! ¿Deuce? —Llamó el dueño de sus pensamientos, provocando que sus mejillas ardieran ante lo sorpresivo que era todo.
Su corazón palpitando fuertemente, sus manos sudando, la cercanía de Ace con esa sonrisa victoriosa, como si le causara placer el ver a su compañero en aprietos...
-¿Parece que acabas de darte cuenta de algo? —Preguntó retóricamente, y Deuce negó con la cabeza.
Para su sorpresa, Ace bufó por lo bajo y se carcajeó.
-¿Aún no? ¡qué mal, hombre! supongo que eres estúpido.
Ante ese insulto, esa sonrisa frustrada que no lo parecía tanto, y ese rostro ligeramente espolvoreado, sólo pudo terminar su pensamiento anterior: aunque no lo entendiera por completo, Ace era peligroso. Eventualmente sucedería algo peor que sólo pensar en él, si no tomaba precauciones.
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[Twisted Wonderland] No lo diré. (DeuAce)
FanfictionDesde el inicio, Deuce y Ace se dieron cuenta de que hay algo más allí. Sus toques que no pasaban inadvertidos, sus manos tanteando más de lo necesario, y sus labios con deseos de contactar eran la prueba. Sin embargo, el primero que dijera algo, se...