Cuando Natalia abrió los ojos se sorprendió al darse cuenta que su habitación estaba completamente a oscuras. Intentó acomodar sus ojos a la falta de luz y al mirar por la ventana, la cual para su sorpresa estaba abierta, la luna la saludó desde su punto más alto en el cielo y en todo su esplendor. No tenía recuerdo de haberse dormido, por lo que probablemente fue el cansancio físico, y el emocional también jugó un gran papel, lo que le provocó caer en un sueño tan profundo. Se sentó en la mitad de su cama y estiró un poco los brazos por sobre la cabeza, porque se había dormido en una posición no demasiado cómoda. Sus músculos le protestaron y el cuello le crujió porque aún estaban muy adoloridos después de la clase de danza, así que hizo la nota mental de tomar un baño con agua fría apenas se levante en un par de horas más.Cogió su móvil y lo encendió para poder ver qué hora era, encontrándose que eran pasadas las 1 de la mañana. Ignoró la forma en el que su teléfono vibraba sin cesar por las notificaciones, porque sin duda no se sentía con ánimos para enfrentarse a lo que había transcurrido un par de horas atrás otra vez. Lo colocó en silencio y lo escondió debajo de su almohada, y cuando pretendía ponerse de pie para ir a por un vaso de agua, se llevó la sorpresa del día.
"Hola," murmuró una voz que conocía demasiado bien. El corazón de Natalia latió desbocado dentro de su pecho y se le cortó la respiración por el susto.
Porque Alba estaba sentada en la silla de su escritorio jugueteando con las mangas de una de sus sudaderas, y quizá cuánto tiempo llevaba observándola mientras ella dormía. Natalia tampoco sabía qué decir, porque le bastó con ver a su mejor amiga para recordar todo lo ocurrido unas horas atrás. Apartó la mirada porque le escocía un poco el corazón, pero murmuró un "Hola." con la voz un poco ronca.
Optó por coger una bocanada de aire y se puso de pie para cerrar su ventana, porque al unir los puntos tras ver a Alba en su habitación no tardó en llegar a la conclusión de que su amiga se había escabullido por ahí para aparecer en su casa. Y probablemente fue la pequeña corriente de frío que se colaba por su ventana la que la despertó del sueño profundo en el que había caído. Natalia caminó descalza hasta la puerta de su habitación porque pretendía ignorar a Alba tanto como pudiese, sabe perfectamente que es una forma muy infantil de enfrentar las cosas, pero aún no tiene muy claro cómo reaccionar a todo lo que ocurrió durante el día.
Lo que sí sabe perfectamente es que ella no tiene ningún derecho a actuar como lo está haciendo, es más, debería estar feliz porque su mejor amiga logró salir con el chico del que habló durante semanas luego de una pequeña interacción que tuvieron en la biblioteca. Debería estar feliz por Alba. Debería preguntarle cómo le fue en la cita y pedirle con lujo de detalle saber cómo la trató el chico que logró lo que ella no se atreve a hacer, pedirle a su mejor amiga ser mucho más que eso.
Pero no puede fingir como que nada ocurrió, porque conoce perfectamente la razón por la cual está actuando así. Y no puede mirar a la rubia a los ojos y mentirle, además sería en vano, porque Alba la conoce demasiado bien como para saber que no está diciendo la verdad.
Así que Natalia sabe perfectamente que la mejor opción que tiene en este momento es evadir todo lo relacionado con su comportamiento antes de caer rendida sobre su cama, completamente exhausta. Por lo que ignora la voz de Alba preguntándole a dónde va mientras sale de su habitación y camina con toda la lentitud del mundo escaleras abajo, adentrándose en la cocina. Se sirve un vaso de agua que se bebe de un tirón y lo vuelve a rellenar para subirlo a su habitación. La chica del cabello rojizo abre la nevera y piensa en si sería una buena opción comerse un par de rebanadas de jamón porque le apetecieron un montón apenas las vio allí. Optó por sacar una y se la comió mientras volvía a caminar hacia las escaleras.
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Remember everything will be alright || (Albalia)
FanficNatalia Lacunza nació y creció llamándose erróneamente Mikel, como su padre, hasta los 9 años. Cuando comenzó a darse cuenta que no era igual que el resto de los niños de su edad, y poco a poco, que tampoco se sentía como uno. Alba Reche, su mejor a...