Capitulo 1: Galletas de chocolate.

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Mamá se arreglaba para ir al teatro con mi padre, llevaba un vestido liso de seda rosa y un sombrero con plumas que yo utilizaba para disfrazarme de indio nativo cuando Brooke, Margot y Paige venían a jugar a la casa. Si mamá se enteraba de eso, era niña muerta.

Nos dijo que se irían en cuanto llegara la nueva niñera. La anterior fue una anciana de cabello gris que no hacía más que apretarme las mejillas cuando rompía cosas o desobedecía órdenes. Acostumbraba a portarme mal y a ser muy entrometida, la niñera no soportaba mi manera de ser.

Como ella vivía aquí, en una habitación al lado de las nuestras por si se nos antojaba algo por las noches, era insoportable. Controlaba cada minuto de nuestras vidas hasta que un día murió.

Papá nos dijo que ella se fue a hacer un viaje para visitar a unas hadas que vivían en Escocia, Ally se lo creyó y le escribió una carta que mamá prometió enviársela.

Lauren y yo sabíamos la verdad, la mujer ya había pasado a la otra vida y por lo que escuche hablar a las cocineras, fue un ataque cardiaco. Como era demasiado pequeña para medir la gravedad de una muerte, solo me alegre de no tener que soportarla más. Era más parecida a una bruja que una amiga de las hadas.

Comenzó a caer una suave lluvia que hacía que un dulzón olor a tierra y flores se mezclara y entrara por las ventanas. Las sirvientas las cerraron para que no se mojaran los marcos y porque mamá se volvió loca al pensar en la humedad y en lo esponjoso que se pondría su cabello.

Cuando ella subió corriendo las escaleras para darse un retoque de último minuto, solo el timbre retumbando por toda la casa. Ralph, el "mayordomo", se apresuró con su paso de pingüino a abrir la puerta, un viento se coló hacia adentro e hizo que estornudara, nos habían vestido para la ocasión con unos espantosos vestidos de tul lila a todas iguales, nos formamos en una fila por orden de estatura y nos quedamos quietas cuando la nueva niñera entro.

Era joven, me relaje en cuanto le vi el rostro. A su lado iba una niña de cabello castaño y parecía ser más grande que Lauren, era alta y vestía unos jeans y una chaqueta verde mojada por la lluvia. Supuse que será su hija, no me gustó la idea de que vinieran otros niños a vivir a mi casa.

-¿Aquí es? –pregunto la chica masticando chicle. La dulce niñera asintió y nos sonrió con amabilidad.

Ally no resistió y se apresuró a abrazarla, era una niña bastante encantadora que se encariñaba rápido con las personas. La niñera la levanto y la abrazo como si fuera su propia hija, tal vez no era tan mala como la anciana.

-Tú debes ser Ally, me han contado mucho sobre ti. –le dijo ella. Ally abrió mucho los ojos sin caber en la felicidad, se llevaría muy bien.

-¿Quién es ese niño? –pregunto de repente mi hermana. Apuntaba hacia detrás de la niñera y la impaciencia hizo que se revolviera entre los brazos de ella. La niñera la dejo en el suelo y se movió unos centímetros para dejar al descubierto a un niño de mediana estatura con las mejillas rojas y los ojos hinchados, había llorado y se notaba a kilómetros.

-Es mi hijo, Christopher. El espera ser tu amigo. –le respondió ella. Ally se acercó al niño y lo abrazo, pero él la empujo e hizo que cayera al suelo.

-Christopher, no hagas eso. –le regañó su madre.

Lauren ni siquiera se movió, nos estaban educando para ser señoritas y guardar la compostura en todo momento. Yo sabía desde hace tiempo que no lo lograrían conmigo, así que camine hasta al lado de Ally y la levante, después la obligue a ir a lado de Lauren, y yo sola con mis ocho años bien ganados, encare al tal Christopher.

-Vuelves a empujar a mi hermana y te corto esos pelos castaños. –eso no pareció asustarlo demasiado, se quedó mirándome como mi perro Sparks a un gran hueso, eso me asusto porque estaba la posibilidad de que el fuera retrasado.

¿Casate conmigo? ||TERMINADA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora