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Mientras Yoongi se ponía las ropas todavía húmedas, el capitán Farrel enganchó la yegua al carruaje.

Después de ayudarlo a acomodarse, montó su propio caballo. La lluvia había disminuido, transformándose en una llovizna persistente, pero como ya anochecía, lo acompañó hasta Wakefield.

—No es preciso que me acompañe hasta allá —protestó Yoongi—. Conozco el camino.

—Está equivocado. Las carreteras no son seguras, después del anochecer. La semana pasada, un carruaje fue asaltado, cerca de la villa, y uno de sus ocupantes murió. Hace quince días, una de las niñas mayores del orfanato salió a pasear, por la noche. Al día siguiente, encontraron su cuerpo en el río. Como se trataba de una chica retrasada, no fue posible saber lo que sucedió.

Aunque oía las palabras del capitán, la mente de Yoongi se dirigía a Jungkook. Su corazón estaba lleno de ternura por el hombre que le había dado un hogar, cuando había llegado a Inglaterra, además de hermosas ropas. Él también le había ofrecido desahogo a su soledad y, por fin, se había casado con Yoongi.

Era verdad que Jungkook también se mantenía distante la mayor parte del tiempo, pero mientras más consideraba el asunto, más creía que el capitán Farrell tenía razón. Jungkook debía quererlo. De lo contrario, no se habría arriesgado a un nuevo matrimonio. Se acordó de la pasión contenida en sus besos antes de la boda, y se convenció aún más de eso.

A pesar de los tormentos que había sufrido cuando niño, en nombre de la religión, había aceptado casarse en la iglesia, sólo porque Yoongi se lo había pedido.

—Creo que es mejor que el señor no continúe, a partir de aquí —pidió Yoongi, al aproximarse a los portones de Wakefield.

—¿Por qué?

—Porque si Jungkook sabe que pasé la tarde en su casa, va a sospechar que el señor me contó algo sobre él, y que por eso actuaría de manera diferente.

Farrell levantó las cejas.

—¿Pretende actuar de manera diferente?

Yoongi asintió.

—Probablemente. Creo que voy a intentar domar a una pantera.

—En ese caso, tiene razón. Es mejor no decirle a Jungkook que estuvo conmigo. Hay dos chalets abandonados, poco antes de mi casa. Diga que se refugió en uno de ellos. Sin embargo, necesita saber de una cosa: Jungkook detesta las mentiras. No deje que lo descubra.

—También tengo aversión a la mentira. Y, más aún, de ser atrapado por Jungkook, mintiendo.

—Sospecho que estará preocupado y furioso, si ya volvió a casa y descubrió que salió solo con esta tormenta.

Jungkook había regresado.

Estaba, decididamente, preocupado y furioso. Yoongi oyó su voz no bien entró por los fondos, después de dejar a Wolf.

Sintiéndose al mismo tiempo alarmado y ansioso por verlo fue directamente al despacho.

Jungkook andaba de un lado a otro, hablándole a un grupo de seis criados de expresiones aterradas. La camisa blanca que usaba estaba encharcada y sus botas, cubiertas de lodo.

—Dígame, una vez más, lo que lord Jeon dijo —gritó a Ruth—. ¡Y deje de llorar! ¡Comience desde el principio y repita sus palabras, exactamente como habló!

La criada se torció las manos.

—Él... él pidió que un caballerizo escogiera el caballo más manso y el carruaje más pequeño, pues no estaba acostumbrado a conducir carruajes. Entonces, me pidió que dijera a la señora Craddock... la cocinera... que envolviera los restos de comida de la fiesta de ayer y los pusiera en el carruaje. Yo le avisé que una tormenta estaba en camino, pero... él dijo que no llovería durante horas. Entonces, me preguntó si... si yo tenía la seguridad de que el señor había dejado la propiedad. Yo le dije que sí. Entonces... partió.

Una vez & Para siempre ▪︎KOOKGI▪︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora