PISTA 32 YOU BELONG WITH ME (3:37)

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Maratón (2/2)

Daniela Calle

Me encerré en mi habitación y cogí una almohada de mi cama para apretármela contra la cara y gritar contra ella tan fuerte como podía. Lo hice más de una vez, por si acaso, sin molestarme en secarme las lágrimas. No podía creerme el razonamiento de Poché para no decirme que también me amaba. No tenía sentido. Es decir, por supuesto que quería que me dijera que me amaba, pero ¿por qué había supuesto que me quedaría aquí, aferrándome a ella, en lugar de intentar realizar mis propios sueños? ¿Parecía tan enamorada?

«No… Me habría marchado a pesar de lo que ella hubiera dicho… Me habría…».

De repente, dejé de pensar ante los viejos recuerdos que comenzaban a pasar por mi mente, deteniéndome en una de las relaciones serias que tuve antes de Poché y Sean…

El chico se llamaba Liam, y se suponía que era mi alma gemela. Éramos novios en el instituto y estábamos tan bien juntos que Poché se ponía enferma — literalmente, pues tuvo una migraña horrible después de ir con nosotros a la tercera ronda de la feria anual de ciencias y ver que estábamos todo el rato llamándonos «cariño» y planeando nuestro futuro—. Es evidente que siempre me había gustado planearlo todo de antemano, y aunque no estaba convencida por completo, decidí matricularme en la universidad de Pittsburgh con él en lugar de en otra más cerca de casa.

Tres semanas después, descubrí que me había estado engañando con una antigua novia y me vi atrapada en una universidad que no me gustaba con un dolor de corazón que tardó más de dos años en sanar. Todavía en estado de shock, cogí el maletín del portátil y saqué las cartas que ella me había enviado. Mi idea era devolvérselas sin abrir el último día del viaje. Las ojeé y elegí la más reciente. Pasé los dedos por la solapa del remite, donde ella había escrito «Urgente: Calle, por favor, ábrela».

Querida Daniela:

No voy a soltar ninguna broma ni a perder el tiempo contándote lo que está pasándome en casa porque no importa. Al menos no tiene importancia si tú no estás aquí. Por lo tanto, voy a ir al grano directamente. No quise decir ni una maldita palabra de todo lo que te solté en el aeropuerto.

Te amo. Te amo «de esa manera», y lo que hubo entre nosotras fue mucho más que sexo. Solo quería asegurarme de que te ibas y perseguías tus sueños, porque yo siempre te esperaré. Siempre.

Si hubiera sabido que lo que te dije haría que te distanciaras o que dejaras de hablar conmigo, te prometo que jamás lo habría hecho y que rectificaría en un abrir y cerrar de ojos.

No hablar contigo durante unos días fue raro.
No hablar contigo durante semanas fue una tortura.
No hablar contigo durante meses ha sido (y sigue siendo) insoportable.
Siempre has significado mucho para mí, pero no me di cuenta de cuánto era eso hasta que te marchaste…

Cuando me voy a dormir, te echo de menos, quiero escuchar tu voz antes de cerrar los ojos. Me levanto con la esperanza de tenerte entre mis brazos, y hay días que pienso que me volveré loca porque no estás…

Hemos bromeado durante años sobre por qué no puedo durar más de seis meses con nadie, y la respuesta ha estado delante de mis narices todo este tiempo: tú.
Estoy segura de que has sido tú desde cuarto de primaria porque ahora sé, más que nunca, que debo estar contigo y que tú tienes que estar conmigo.
Me perteneces, Daniela, y siempre será así.
Eres mucho más que «mi mejor amiga» y no quiero que volvamos a ser de nuevo «solo amigas».
Sinceramente enamorada de ti, Poché.

Sinceramente Calle y Poche - Adaptación caché. (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora