Senku se dirigía en compañía de sus amigos a la azotea del instituto para almorzar cuando unos rápidos pasos hicieron que todos se detuvieran y voltearan, encontrándose con una chica rubia, quien jadeaba pesadamente con las manos apoyadas en las rodillas.
Ella alzó la vista de pronto, encontrando sus ojos azules con uno de sus amigos.
—¡Shishio Tsukasa! ¡No puedes seguir huyendo de mí! —Se enderezó con una mirada feroz—. ¡No puedo aceptar un no por respuesta! ¡Te suplicó que me entrenes! —insistió volviendo a inclinarse, esta vez en una profunda reverencia.
Tsukasa suspiró, dedicándoles una disculpa con la mirada a sus amigos antes de mirar con cansancio a la extraña chica frente a él.
—Kohaku, normalmente no me negaría a tu petición, demostraste mucha habilidad en nuestro enfrentamiento en el evento de ayer, pero sabes que no hay clubs mixtos en nuestra escuela. Y no tengo tiempo para practicar contigo fuera del club —explicó con calma.
—¡Eso es injusto y ridículo y lo sabes! —Se enderezó, cruzándose de brazos—. ¿Por qué no puedo unirme a tu club? ¿O por qué no podemos hacer un club mixto? ¡Solo cinco chicas van a mi club de todos modos! ¡Y dos de ellas solo van a conversar estupideces y a criticarme! —Estrelló su pie furiosamente contra el suelo, viéndose increíblemente frustrada.
—Así no funcionan las cosas en esta escuela, Kohaku —intervino Kinro, que aparentemente también conocía a la chica—. No hay nada que puedan hacer. Las reglas son las reglas.
—Pero eres hija del director, ¿cierto? —Ginro también parecía conocerla—. Solo pídele que una los clubs o algo así.
—Mi padre nunca me escucha, sería inútil. —Suspiró—. ¿Tú no puedes hacer nada, Tsukasa? Eres el presidente del club de artes marciales masculino y yo del femenino, si nos ponemos de acuerdo entonces tal vez podamos…
—Aunque sea el presidente, no hay mucho que pueda hacer sin la aprobación de los otros miembros, el consejo estudiantil y el director. Creo que lo sabes muy bien. —Al escuchar eso, la chica bajó la cabeza.
Senku estaba perdiendo interés en la conversación, pero entonces notó la forma en la que ella apretaba los puños.Y de repente, ella saltó en dirección a Tsukasa, con toda la intención de darle una patada en la cara.
Tsukasa la bloqueó con facilidad, pero ella rápidamente giró sobre sí misma y apuntó otra patada hacia él, y otra, y otra, combinando puñetazos y otros movimientos tan rápidos que los demás apenas podían verlos, aunque Tsukasa no tenía problemas en bloquearlos.
—¡Sí no puedes ayudarme, entonces te exijo una última revancha! ¡Dame este gusto aquí y ahora y te dejaré en paz! —gritó mientras seguía atacándolo.
Senku apenas alcanzó a quitarse fuera del camino de esos dos dementes ridículamente fuertes, pero a pesar de que consideraba los argumentos de la chica una completa estupidez sin sentido, podía ver que ella estaba realmente apasionada por su deporte, casi podía ver el fuego refulgiendo en sus ojos, aunque eso era una metáfora sin ninguna lógica, pero era innegable que ella no se rendiría no importa qué. Aunque sabía que perdería, no iba a retroceder.
Y él admiraba esa forma de pensar.
Hizo una mueca, repasando rápidamente en su mente las reglas estudiantiles del manual de convivencia que le habían entregado el primer día y el discurso de la presidenta estudiantil. ¿Lo que pedía la chica era realmente imposible?
Bueno… había una forma, pero… requeriría de su intervención y, ¿él realmente estaba dispuesto a tanto por una chica que ni conocía?
Tsukasa había estado esquivando y bloqueando los golpes de Kohaku hasta el momento, sin embargo de pronto tomó su tobillo en su mano y la arrojó al otro lado del pasillo como si fuera una muñeca de trapo. Ella gimió de dolor, pero rápidamente se puso en pie y volvió a adoptar una postura defensiva, sin perder la ferocidad y decisión en su mirada ni por un segundo.
Senku sonrió resignado, odiándose mentalmente por sus estúpidas tendencias a ayudar a otros sin que se lo pidieran. Tenía cosas más importantes que hacer y mírenlo: Conmovido por una desconocida de ojos brillantes. Patético.
Esperó a que Tsukasa volviera a derribarla para hablar, convenciéndose todavía más al ver que incluso después de caer por segunda vez no pensaba rendirse.
—¿De verdad te conformarás solo con esta revancha? —Todos los ojos se volvieron hacia él, pero Senku solo miraba a la chica rubia, que lo observó confundida—. ¿Dejarás que Tsukasa te patee el culo otra vez y luego volverás arrastrando los pies a tu club? ¿Eso es todo lo que tienes en mente? —Ella lo miró ofendida y él sonrió ladinamente—. Es un poco decepcionante de la chica que parecía tan decidida hace diez minutos.
—¿Y tú quién demonios eres? —Se puso en pie y lo miró enfadada.
—Ishigami Senku, presidente del club de ciencias, un placer —se presentó desinteresadamente, escarbando en su oreja con su meñique. Sin embargo, pronto una sonrisa maliciosa se extendió por su rostro—. Y también soy el futuro dueño de tu club. —Rió entre dientes, disfrutando el ver su boca caer y que de repente lo mirara como su peor enemigo.
—¿De qué demonios estás hablando, Ishigami?
—¿Qué quieres decir, Senku? —Tsukasa y el resto de sus amigos también se mostraron confundidos.
—Quita esa cara de asesina, leona, tengo un plan para darte lo que quieres. —Siguió mirando directamente a la chica de mirada feroz—. Pero necesitaré tu ayuda y la de ustedes también. —Miró de reojo a sus amigos—. Pero primero tendrás que dejar que almorcemos de una buena vez, ¿quieres? No queda mucho tiempo para eso, así que nos veremos en el almuerzo de mañana para hablar al respecto. ¿Estás de acuerdo o seguirás haciéndome perder el tiempo?
Aunque muy confundida, la chica asintió lentamente.
—¿Por qué quieres ayudarme, Ishigami-san? —preguntó antes de retirarse—. ¿Por qué al presidente del club de ciencias le importa lo que pueda pasar con el club femenino de artes marciales?
Senku bufó. ¿Qué parte de que hablarían mañana no entendía esta leona?
—Llámame Senku, no me interesan una mierda las formalidades. —Volviendo a rascar su oreja, volteó a verla por encima de su hombro—. Y sí quieres saberlo entonces ven puntual a la azotea mañana. Hasta entonces, ya lárgate a comer tu almuerzo. Hasta las leonas necesitan alimentarse. —Sonrió ladinamente, antes de seguir su camino.
—¡No me llames leona, bastardo! —Su indignada protesta solo lo hizo reír.
Que chica tan curiosa… esa tal Kohaku. Ya le agradaba.
Continuará...
Holaaaaaaaaaaaa :D
Este fic ya estaba en FanFiction y tiene algunas secuelas allí también, pero la segunda parte directa de esto todavía tengo que escribirla... es complicado xD
Ya lo veran~ tenganme paciencia pliss nwnU
Ojalá que esta primera parte les haya gustado! No olviden que los amo! ❤
Me despido!
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
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School Disaster
FanfictionAU / Un simple problema de clubes podía ser más fácil de resolver de lo que Kohaku pensó en un inicio. O al menos sí cuando tenían al presidente del club de ciencias de su lado. Aunque ella nunca pidió su ayuda.