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La vida de un actor puede ser envidiable. Películas, fama, dinero. Eres admirado por muchos y odiado por otros. Yo tengo esa vida, o la tuve en mis días de gloria. Mi nombre, Anderson Petterson, ya no tiene peso en la industria. Ha pasado más de una década desde que no obtengo un protagónico, ni siquiera una actuación especial. Mi carrera ha ido en declive los últimos años. Me he convertido en un canario que no puede cantar. Mi familia es lo único que me queda, ellos me han apoyado y me han dado ánimos de seguir audicionando.
Pero no son los únicos. Desde que decidí audicionar para una película dónde el protagonista es un asesino serial, he practicado día y noche. Y siempre antes de dormir puedo oírlos, puedo sentir como van de un lado a otro dentro de mi cabeza. Lo desean, lo anhelan al igual que yo, su papel estelar. ¿Quienes son? Ni yo lo sé. Pero no me dejan en paz, por más que les pido que paren no me escuchan. No quieren escuchar esa parte de mi cabeza que nos llevará al fracaso. No quieren escuchar a la razón. Ya ha caído la noche, mañana será la audición y hoy los escucho más fuerte que nunca, están eufóricos. No quieren perder. Y yo lo he dado todo, soy un artista y no han sabido valorarlo. Pero les demostraré lo que soy capaz de hacer.
Mi nombre volverá a ser el tema de conversación más interesante. Subo las escaleras, no hay ruido en toda la casa, pero dentro de mi cabeza siento tambores golpear fuertemente. Son ellos y su deseo de triunfar. Veo a mi esposa durmiendo plácidamente en nuestra cama, me acerco a ella y beso su frente antes de pasar el cuchillo por su garganta. Un chorro de sangre golpea levemente mi rostro y tengo deseos de más. Clavo el cuchillo en su pecho varias veces; con mi mano desgarro su piel hasta que llego a enterrar mis dedos y tocar su corazón. Fue mío desde el momento en que nos conocimos y así será siempre. Ya me siento un asesino serial. Pero ellos quieren que sea más despiadado. En un abrir y cerrar de ojos me encuentro sentado en la habitación de mis hijos, luego de haber profanado sus cuerpos y sacarles su pequeños corazones. Ha sido mi mejor actuación en años, puedo sentir la adrenalina en mis venas como si fuera ácido que corre a través de ellas. Pero ha sido un sentimiento tan efímero, pues se va apagando como brasas ardientes bajo la lluvia. Ya no puedo escucharlos, sólo puedo sentir amargas lágrimas bajar por mis mejillas como si de una cascada se tratase. He acabado con lo único que me quedaba, mi hogar. Un grito desgarrador sale de mi garganta mientras aprieto el cuchillo en mi mano, siento el deseo de acabar conmigo... Pero no; veo la casa de muñecas de mi hija situada justo a mi lado y puedo observar dentro de ella una pequeña familia. Decido meter los corazones de mi esposa e hijos dentro de la misma. No los abandonaré, son mi hogar, mi familia. Y cargaré con ellos hasta el fin de mis días. Salgo de casa sin rumbo fijo, sé que cuando las voces regresen yo seré la próxima víctima. Y de no ser así, me encargaré de reunirme con mi familia; los llevaré conmigo a donde sea que esté destinado a morir, cargaré con el sentimiento de culpa así como con todo el amor que les tengo.

Actor On Stage.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora