Valentino heredó la belleza de su madre. Su piel morena, sus facciones fuertes y sus ojos rasgados y largos, incluso sus labios. Alta figura, imponente, fuerte, segura, pero su personalidad simplemente se armó en base de sus propios deseos y lucha constante por salir de la pobreza y darle una mejor calidad de vida a sus hermanos, padre y a los que le rodeaban, su mejor amigo, la madre difunta, su arte.
Ha tenido que sacrificar mucho, incluso, sus recuerdos de infancia se resume en todas las noches lloradas, en ponerse de rodillas para suplicar un trabajo siendo tan pequeño, o recibiendo algunos problemas por el dinero que debía. Su madre, se había desentendido de todo, de su vida, siendo una mujer bastante-
—No puedo, pronto tengo que pagar un viaje de fin de año para mi hermana. Es un viaje a Alemania y no voy a dejarla sin el mismo porque tú, apareces de pronto, sin avisar y pidiendo dinero. En lugar de preguntar por tus hijos, primeramente —niega, no sonríe en ningún momento.
De hecho, sus manos tiemblan bajo la mesa, por eso, trata de entrelazar sus dedos un poco, o de no realizar rudo al mover su pie de un lado al otro. Podrías notarlo, ciertamente, incluso por la forma en la que se encuentra sentado de forma tan recta. Pero, Valentino tiene a su madre frente a él y, aunque ella lo ha herido por muchos años y él había olvidado el olor a perfume costoso que siempre tenía, quiere abrazarla.
Había pasado tantos momentos tratando de ser el adulto de su familia, que, no tenía tiempo para pensar en otras cosas. Muchas veces lloró en silencio, nunca escuchado por nadie de su familia, porque habían construido una imagen perfecta en Valentino y él no quería destrozarles la imaginación. Quería que se apoyaran en él y que sus hermanos sintieran que tenían a alguien en quien depositar su confianza y amor.
—Valentino, cariño. Escucha —ella extiende su mano, abierta, para que Valentino pueda tomarla, pero duda—. Yo sé que no fui una buena madre. Pero soy tu madre, yo te traje a la vida y a veces nosotras también cometemos errores. Solo deseo tu ayuda y yo puedo brindarte amor.
—Mamá... ¿Cómo crees que me siento si apareces después de los años a pedirme dinero? No comprendes.
—No tienes que imaginar nada. Estoy aquí no solo por dinero, sino porque quiero enmendar mis errores y tener a mi hijo. Quiero que las cosas se arreglen y no vivir con la culpa de haberte abandonado.
—No solo me tienes a mí —pronuncia, entre dientes. Ella parpadea varias veces y luego toma de su bebida. El moreno no despega la vista.
La única verdad es que aquella linda mujer, había notado el éxito de su hijo y solo deseaba regocijarse en ello. Si volvía y lo atrapaba, enmendaba sus errores y se convertía en la querida madre, podía verse posando en las cámaras, asistiendo a galerías con pintores famosos, incrementando su popularidad entre las madres y siempre siendo consentida por aquel gran pintor. Había nacido como una gran mentirosa manipuladora y Valentino siempre ha sido tan abierto a caer en muchas de sus mentiras, que, aunque había crecido físicamente, esa altura, cuerpo y expresiones no atemorizaban a la mujer.
—Pero eres mi orgullo —le dice, observándole directamente a los ojos.
Valentino, quien aún no puede procesar lo que sucede y desea no dejarse llevar en el sentimiento de ser amado por su madre, pregunta:
—Mamá, ¿Prometes que me quieres?
Ambos se observan en silencio y ella lo piensa, realmente lo hace. Su cálida sonrisa le derrite el corazón a Valentino, quien parece aún inquieto, nervioso, con todas las sensaciones del mundo. Su madre, responde que lo quiere y él puede permitirse el silencio, para pensar.
—Tengo muchas cosas que contarte —termina por decir y le sonríe un poco, como un niño. Ella, sonríe también ante la imagen de un hombre tan grande mostrando todo aquel afecto. Su niño, tan manipulable como ningún otro, siempre siendo demasiado caritativo... odiaba eso—. Pide lo que quieras del menú, yo lo pago.
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Después del Arte
Подростковая литература¿Escuchaste sobre los siete preferidos de Saint Gerald? Todos hijos del arte. Hay alguien que hace bautiza sus nombre en más arte, ¿Escuchaste que nadie sabe su identidad? ¿Escuchaste que yo sí sé quién es? ** Advertencia: Para leer esta novela, pue...