The nigth before Halloween

A visit to the unexpected

Hoseok había ido al lugar con muchas ancias de poder ayudar a los niños que necesitaban un trasplante de sangre a sus corrientes sanguíneas, no se imaginaba lo triste que decían de estar sus familias por sus pequeños.

De tan solo pensarlo su corazón se escondía en su pecho, de verdad estaba haciendo todo lo posible por ayudar a esos niños.

— Firme aquí y aquí, lo demás después se lo dirán en recepción —exclamó una enfermera que le entendió unos papeles y un lapicero para que pueda firmar el papel.

Hoseok con gusto firmó el pálpel sin leer las pequeñas letras, sabía muy bien para lo que había venido no tendría por que retractarse de sus aciones. Cogio el lapicero y paso la punta sobre el papel dejando su firma fresca en la hoja.

— Está seguro que quiere hacerlo joven, no será una pequeña cantidad —agregó la chica mientras cogio la hija mirando al chica el cual sonrió un tanto ingenuo.

— Se que esos niños la necesitan más que yo —hablo mientras agradecía y seguíos por el pasillo hacia la sala de espera.

— Necesitan mucha mas de lo que usted cree —habló mientras volteaban y volvía a dirigirse al lugar en donde estaban atendiendo a los demás.

El chico camino hacia las sillas en donde las demás personas esperaban su turno, se sentó con total tranquilidad mientras miraba el gran pasillo por donde una enfermera venía caminando con cierta rapidez hacia donde el estaba.

Después puso sus ojos en las demás personas que superaban su turno, un chico de cabellos un tanto desordenados se sentaba a su lado mientras miraba sus manos las cuales temblaban. Los otros dos en las siguientes sillas se hallaban callados manteniendo la mirada fija en el suelo ¿por que nadie se encontraba feliz de poder ayudar a esos pobres niños?

— Hey, tranquilo todo va a estar bien —susurro al chico de su lado mientras ponía una de sus manos en las temblorosas que no dejaron su pequeño espectáculo.

— Pareces muy feliz —hablo dejando la ayuda de lado, con cierta lentitud bostezo dejando unos pequeños hoyuelos en sus mejillas.

— Y por qué no lo estaría, voy a poder salvar niños los cuales necesitan ayuda —una pequeña risa se instaló en el chico mientras el que había tomado la palabra lo miraba extrañado.

¿Acaso eso no era por lo que todos habían venido?

— ¿Acaso tu no viniste para eso? —preguntó con esperando una afirmación, por que mas vendría a donar su sangre. Todos tenían que venir para el mismo propósito.

— Tienes razón pero, no creo que estés enterado d—un grito ahogado se escuchó por el pasillo más ni una sola persona se volteó, ni siquiera el chico de hoyuelos el cual sólo se quedó callado.

— Es un hospital, es normal que la gente se asuste y grite —añadido tratando de calmar a las personas según el, por que calmarlas si se veían como auténticas estatuas en sus sitios esperando a su dueño.

— Claro es normal que griten —una afirmación y luego se negó a seguir con la conversación. Sólo volteó el rostro quedándose la perdió mientras sus manos seguían con ese pequeño espectáculo.

Será que era un paciente del lugar, será que era el único en esos momentos. Por que se sentirían bien de poder ayudar a niños indefensos e puros, que tenían de malos ellos.

Unos pasos se escucharon por el lugar, unos tacones chocando contra la loza del suelo inmaculado como esos pequeños infantes que esperaba ayudar. Espero a que se acercara a él para poder ir más en su camino se desvió dirigiéndose al joven de su lado.