Capítulo cuatro: Obligada e ignorada.

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Poco dialogo tuve hoy con Tori. Le conté lo de su madre y mi padre y la verdad lo tomó muy bien, lo que es muy típico de ella porque nunca le ve el lado malo a nada. Dijo que así es posible que su mamá me deje estar tranquilamente con ella, cosa que dudo mucho. Esa señora es insoportable.

Todas mis clases de la mañana fueron solitarias. Hoy no tuve ninguna clase compartida con mi mejor amiga y por suerte el chico nuevo, bueno, Ryan, no hizo el intento de siquiera acercarse a mi. Aún cuando coincidimos en la clase de biología.

Ahora me encuentro sola en el patio de la escuela, sentada bajo un gran árbol aislado de casi todo, dibujando calaveras con rosas solo con mi block de dibujo y un lápiz. Difuminando con mi dedo medio algunas partes para crear sombras y contorsionar un poco el color del grafito.

Según Tori y mi papá esto de dibujar se me da bien. Dicen que debería explotar mi talento no solo dibujando calaveras sino algunas otras cosas, pero yo no le veo el caso. Esto yo lo hago cuando ya no tengo nada que hacer, cuando estoy aburrida. Es algo sencillo y personal, nada más.

Dándole los últimos detalles a mi dibujo siento que alguien se para junto a mí, pero, sin darle mínima atención, sigo con lo mío como si nada. Solo hasta que el susodicho se precia en aclarar su garganta.

-¿Sola otra vez?- Pregunta con una voz que ya se me hace conocida, pero que hace tiempo no escucho. Cuando volteo a ver quien es me encuentro con Jackson, el amor frustrado de Tori.

-¿Molestándome cuándo sabes lo que pasa al hacerlo?- Le arqueo una ceja y le doy una mínima sonrisa de lado de labios cerrados.

Jackson es parte de ese grupo de gente "normal" con el que anda Tori cuando no está conmigo. Él y Tori son vecinos y han estudiado juntos desde el primer año de secundaria. Mi amiga sucumbida a los supuestos hermosos ojos negros y despampanante cabello rojizo de este chico.

Ella al verlo prácticamente se babea al instante. Típica chica enamorada del chico ciego que nunca se da cuenta de lo más obvio y evidente.

El tonto y la boba a mi parecer.

-Tori me pidió buscarte.- Señala hacia atrás con su pulgar. -Está cuidando que Dyana y Tyson no se coman los snacks que están en el auto.
-¿Y qué tengo que ver yo con eso?- Cierro mi block.

-Tienes que ver todo. Absolutamente todo.- Me ofrece la mano en señal de que la tome. -Vamos a ir a casa de Ryan a ver una película y tú vienes con nosotros.

-¿Ryan? ¿El chico nuevo? ¿Ese Ryan?- Arquea las cejas y asiente con la cabeza como respuesta. -¡Ah, no! Yo no voy.- Me levanto sin su ayuda y abrazo el block contra mi pecho. -Ni a casa de Dyana me gusta ir y eso que literalmente vive a una cuadra de mi casa y, ¿crees que quiero ir a casa de alguien que poco conozco y que ni siquiera sé donde vive?- Doy una pausa. -Pensándolo bien, no me gusta ir a casa de nadie y punto.

-No te estoy preguntando si quieres o si te gusta, te estoy diciendo que vas; orden de Victoria. No aceptaré un no como respuesta, así que vamos.- Se posiciona detrás de mí y, colocando sus dos manos en cada uno de mis hombros, me obliga caminar.

Ya mejor ni protestar. Que me lleve si quiere, de igual forma no iré. No puedo dejar mi bicicleta sola en la escuela.

Intentos fallidos porque me integre a ellos. Miles de intentos sin éxito.

¡Entiendan! No quiero amigos. Estoy muy pero muy bien yo solita. Siempre lo he estado y siempre lo estaré. Ya no se preocupen por mí.

Yo ya tengo a mis mejores amigos. Suficiente tengo con Tori, mi iPod, el Microsoft Word y mi block de dibujos. Cuento con ellos en mis momentos aburridos y de soledad, también solo, cuando necesito de ellos. Y eso es lo que quiero de ellos, que estén para mi sólo cuando yo lo necesite, y nada más.

Mi lado más dulce. [En Proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora