Capítulo 6.

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Louis estaba de vuelta en su hogar, este estaba en un espacio abierto ya que como su padre trabajaba arreglando motores de lanchas, pintando la madera, puliendola y múltiples cosas más, necesitaba tener un espacio abierto para que no tuviera problema en dejar todo ahí.

El ojiazul deja su bicicleta apoyada en el suelo y se acerca hasta su padre, toma su overol y se lo pone por encima de su ropa.

—Pule el casco del barco de tu izquierda— su padre indica y se limpia las manos con un paño viejo, el ojiazul asiente y toma un buen pedazo de lija, lo dobla a la mitad y va a pulirlo como le habían indicado.

Pasa su mano de arriba a abajo hasta lograr que quedara parejo, su brazo solía dolerle por lo cual tenía que cambiarlo hacia el otro.

Tenía un poco de práctica ya por lo cual no se había demorado mucho en hacerlo.

—Buen trabajo— Louis asiente y deja la lija ya gastada a un lado— necesito tu ayuda en uno de los motores.

—¿Qué sucede?

—Una de las tuercas está muy apretada, está oxidada, sé que tienes más fuerza de lo que aparentas.

Louis toma entre sus manos la herramienta que le estaba tendiendo su padre y la apoya sobre la tuerca, comienza a girarla y frunce su ceño al darse cuenta que sí, estaba demasiado apretada, vuelve a intentarlo y finalmente lo logra.

—Muy bien, quédate cerca, te estaré pidiendo un par de herramientas— Louis se sienta en el pequeño banquillo y quita el cabello de sus ojos.

Sería un largo día.

|🕊️🕊️🕊️|

Louis estaba tan agotado, pero le había prometido una noche de películas a Harry, el simple hecho de tener al ojiverde cerca lo relajaba muchísimo
más.

Los dedos del ojiverde acariciaban el cuero cabelludo del ojiazul y eso le estaba provocando que sus ojos se cerraran de vez en cuando, no quería quedarse dormido, no podía, pero esas caricias lo estaban relajando tanto que era imposible no quedarse dormido con ellas.

Harry baja la mirada hasta su regazo y ve los ojos cerrados de Louis, una pequeña sonrisa se forma en sus labios, una de las cosas que siempre amó fué ver al castaño dormir.

Le traía paz verlo descansar, sentía que estaba a salvo con él y verlo dormir le aseguraba que descansaba lo suficiente.

Sigue acariciando con ternura su cabello y finalmente la punta de sus dedos se deslizan hasta su frente, hace pequeños círculos en esta y baja las caricias hasta sus mejillas.

Louis era tan precioso, el chico más bonito que había visto durante toda su vida.

Con su dedo pulgar acaricia su mentón y el suspiro que escapa de los labios del castaño hace sonreír al ojiverde.

No habría problema si se queda a dormir ahí esa noche ¿cierto? Se veía tan agotado... A Harry le encantaría que Louis se abriera con él.

Solía ser bastante cerrado ante muchos asuntos y Harry notaba cuando le mentía, pero prefería ser paciente y esperar a que Louis se animara a contarle sobre sus problemas, no quería presionarlo, pero aún así eso no evitaba que la preocupación se extendiera por su cuerpo.

No evitaba que en las noches mordiera sus uñas por los nervios o se desconcentrara de sus tareas pensando en que era lo que sucedía con su novio.

¿Tan ciego era?

Harry termina por apagar la televisión y toma con delicadeza la cabeza de Louis, logra salir con éxito y acomoda al ojiazul en su cama.

El rizado se recuesta a su lado y cubre a ambos con sus sábanas y su cobertor, se acurruca cerca del cuerpo del castaño y sus ojos se cierran rápidamente.

Louis lo hacia sentirse seguro.

|🕊️🕊️🕊️|

Louis abre sus ojos ante la pequeña cantidad de luz que caía sobre su rostro, pestañea un par de veces para orientarse y se da cuenta que estaba en la habitación de Harry.

Rápidamente ve la hora en el reloj de mesa de el ojiverde.

07:34 am.

Miérda, su papá va a matarlo.

Se levanta de la cómoda cama sin despertar a su chico y comienza a alistarse para irse, toma su mochila y la cuelga en su hombro, se acerca hasta Harry y deja un pequeño beso en su frente.

Cuando sale por el balcón, se asegura de dejarlo cerrado y la llave ponerla en dónde siempre estaba.

Lame sus labios y comienza a pedalear hasta su casa, rezando con que su padre no se diera cuenta que no había pasado la noche ahí.

Cuando llega, deja la bicicleta tirada en el patio y de forma silenciosa entra a su hogar.

Su padre estaba levantando frente a él, el miedo recorre el cuerpo del castaño y ya sabía lo que venía.

Su cuerpo se paraliza del miedo y lo único que hace es cerrar sus ojos con fuerza, ¿qué hizo para merecer esto?

El primer golpe impacta sobre su mejilla izquierda.

El primero de muchos.

Infinity |Larry Stylinson| [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora