11 - Babies -

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Mientras entraba a la clase de Educación Sexual, la primera persona a la que ví fue a Pablo, en su usual asiento, al final del salón.

Cuando el papá de Pablo entró en la habitación, yo jamás me había sentido tan decepcionada y humillada en mi vida. Una cosa era humillarme ante la escuela, pero otra muy diferente era hacerlo frente a su padre. Por un segundo, cuando estaba en el closet con el, creí que el me veía como Marizza, pero no, simplemente fui la tonta chica que cayó nuevamente en su juego.

Pude sentir la mirada de Pablo sobre la mía mientras caminaba a lado de Mia y rápidamente quité mi mirada de él, ni siquiera me gustaba la idea de estar en el mismo espacio que él, quería evitarlo.

Tomé mi lugar habitual en la primera fila, justo enfrente del profesor Mansilla. Pude observar claramente como entraba al salón, aventaba su portafolio en su asiento y caminaba como un zombie al centro del salón. Yo sólo rezaba internamente para que la clase terminara y poder llegar a mi casa a hacer lo habitual (sentir pena por mi misma y ver Mean Girls).

- Me gustaría empezar diciendo que mi esposa se ha ido todo un fin de semana a España, sin mi. - dijo el profesor, seguido de un largo suspiro. Todos nos volteamos a ver los unos a los otros, sabiendo que iba a ser una larga sesión.

- Señor. ¿Por qué nos está diciendo eso? - Pilar por fin dijo lo que todos nos preguntábamos.

El señor Mansilla se pasó de un lado al otro por el frente del salón, observándonos, como si fuésemos sus presas. Honestamente, no creo que haya un profesor más extraño.

- Bueno, perdón. Creí que les gustaría sentir un poco de simpatía por pobre hombre como yo. - exclamó el señor, rodando sus ojos. - Jesús. ¿Qué les enseñan sus demás maestros en la escuela?

La clase entera se sumió en un silencio profundo, sólo se escuchaba el chirrido del plumón contra el pizarrón. El señor Mansilla había escrito en letras mayúsculas: BEBÉS.

La clase entera gruñó al leer las letras. Estaba bastante segura de que este tema sería uno de los peores, especialmente porque era un hecho de que el profesor odiaba a los niños. Era horrible el sólo pensar al señor Mansilla teniendo niños, más con el hecho de que sabía exactamente lo que necesitas hacer para tener niños.

- Sé lo que están pensando. - dijo secamente, mientras yo me acomodaba en mi asiento, esperando lo peor. - Están pensando en lo lindos que son los bebés. Bueno, déjenme decirles algo. ESTÁN MUY EQUIVOCADOS.

De verdad me preguntaba como es que había mantenido su trabajo por tanto tiempo. Lo que si sabía con certeza era que mi vida en la escuela sería muy diferente sin él.

- Los niños son el enemigo. - escupió el señor Mansilla, sentado en la orilla de su escritorio. - Básicamente, los chicos apestan.

- Mi sobrino me dice Tio Guido. - todo el mundo giró para ver a Guido, quien estaba sentado, (obviamente) en medio de Tomás y Manuel.

Todas las chicas sonrieron mientras el hablaba.

- Oh, Guido. -susurró el señor Mansilla mientras caminaba por la habitación. - ¿Por qué estás haciendo esto? Eres tan joven y quieres tener un bebé.

El señor Mansilla se paró frente a Guido, el moreno lucía aterrorizado.

- No, señor. Yo sólo...

El profesor interrumpió. - Mira Guido, sé todo sobre tus actividades fuera de la escuela y...

- ¡Oh por Dios! Señor, deténgase. - pidió Guido mientras su rostro se tornaba rojo y enterraba su cabeza en sus manos. Atrapé a Manuel jugando con su rodilla, Tomás hacía lo mismo. Mientras miraba al morocho de ojos verdes, él me miró de vuelta y me dio una sonrisa, causando que me sonrojara como idiota y sonriera de vuelta.

Sex Education { pablizza }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora