Atrapados por el deseo

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Era algo sencillo joder, el plan estaba bien marcado desde hace semanas, bloquea el sistema de seguridad, intervienen las cámaras, entras tomas fotos, luz uv para detectar huellas, tomar evidencias y salir.

El equipo de Conway estaba más que preparado, hasta para ser invisibles en caso necesario.

El superintendente esperaba en el auto estacionado a la vuelta desde hacía días por fuera del edificio, por dentro estaba el equipo que intervino los sistemas y hablaba por los micrófonos con los integrantes que abordaron la construcción, la cual simulaba ser un taller mecánico y era donde la mafia tenía una de sus actuales guaridas.

Por lo menos esa era la sospecha, y para ello es que se preparó el equipo: Volkov, Horacio, Greco y Gustavo. Sacar evidencias que les incriminen como los principales autores de los peores atracos y asesinatos a policías de los últimos tiempos, era el objetivo.

Teniendo las pruebas en la mano, intervendrían inmediatamente, pero apenas habían entrado al edificio y lo impensable sucedió. Una de las camionetas se regreso y entraron rápidamente buscando algún objeto olvidado por los jefes.

- Aborten, aborten-

Eran los gritos silenciosos de un sudoroso y estresado Conway que les advertía a los cuatro en sus auriculares. 

Gustavo no había entrado aún y se percató de que la puerta eléctrica de la entrada se estaba abriendo, se apresuró a esconderse detrás del contenedor de basura.

Greco estaba dentro en el pasillo ancho y la puerta a la mano para esconderse era un pequeño cuarto que servía de almacén para escobas y artículos de limpieza.

En cambio Volkov ya había entrado a la oficina principal ágilmente y Horacio quien no perdía los pasos de su amado lo siguió sin dudar, no era un secreto para Volkov ni para nadie que el de cresta suspiraba día y noche por el Ruso.

Hace un tiempo Horacio le confesó su amor, pero el ruso le dijo no estar interesado, de momento, ya que venía de una fuerte ruptura amorosa, lo que no rompió por completo las esperanzas del de cresta, es que no lo rechazo rotundamente, o ¿Es que era tan caballero que hasta tenía modos de rechazar y verse lindo?

La mala suerte, el destino, circunstancias inesperadas los atraparon allí, Horacio y Volkov se miraron a los ojos angustiados, reconociendo el miedo en sus miradas al escuchar la voz desesperada de su comandante diciendo ¡Aborten, aborten la misión!

Malditamente ese era el lugar menos indicado para quedar atrapados, era el lugar de las evidencias, a donde se dirigían los recién llegados que nadie esperaba, no había puerta de accesos a otros lugares más que regresarse por donde habían venido, y no era un opción, pues los pasos ya se escuchaban por el pasillo.

Por instinto ambos apagaron los micrófonos para que no se escuchara interferencia, el único lugar que Horacio vio era un pequeño armario empotrado en la pared ¿Quien le decía que no lo abrirían? No había otra opción, era prolongar sus vidas por un instante o esperar a que entren y los rellenen de plomo en el acto.

Sin necesidad de palabras ambos entendían lo que debían hacer, pero, ¿Acaso había espacio para ambos cuerpos? Sin duda Horacio entraría cómodamente ya que era más pequeño, en cambio el ruso Volkov era un hombre grande y ancho de espalda.

No había más tiempo que perder, los segundos parecían eternos, pero no lo eran, Volkov abrió la puerta del armario el cual por suerte estaba vacío, le indicó a Horacio que entrase y así lo hizo, despues se metio el ruso en incómodas circunstancias, pero la puerta se cerró justo a tiempo.

Afuera se escuchaban las voces conocidas de los maleantes que mataron a Torrente en aquel secuestro que sufrieron Horacio y Gustavo, cada vez se escuchaban más cómodos sin intenciones de abandonar pronto el lugar.

ATRAPADOS POR EL DESEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora