Capítulo Único

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-Volkov- llamó él de cresta al comisario.

-Digame Horacio- respondió el más alto de los dos.

-¿Me gustas, te gustó?- preguntó Horacio con un ligero sonrojo formandose en sus mejillas.

-A ver Horacio...
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-Me ha decepcionado señor Horacio, pensé que era una persona diferente a las que habitan en ésta ciudad pero me ha demostrado que es igual a ellos- exclamó Volkov con enojo.

-Pero no es lo que usted cree- intentó justificar Horacio pero ya era tarde, la mirada que Volkov tenía sobre él. Aquella mirada que mostraba tristeza, decepción, enojo. Le decía que no importaba cuanto se esforzará en dar alguna explicación no volvería a confiar en él. Por lo que solo se mantuvo callado observando como Volkov se alejaba más de su persona, como sus esperanzas por estar cerca del comisario se esfumaba lentamente.
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Despertó de aquella pequeña siesta que había tomado sobre el sofá. Un suspiro salió de sus labios, nuevamente sus recuerdos con Volkov lo atormentaba. 

Miró a su alrededor, topandose en el proceso con la mirada de Yun sobre él. Otro suspiro salió de Horacio, se incorporó sentándose sobre el sofá para dirigirle la mirada al de cabello rojizo.

-Hombre hasta que despiertas cabrón ya me estaba volviendo viejo- dijo Yun con un tono de ironía en su voz observando al que recién despertaba

-No estoy de humor para bromas Xiaomi- respondió mientras se tallaba uno de sus ojos

-Así que el niño volvió a soñar con su amor imposible- Horacio lo miró con enfado lo que provocó que una risa de burla saliera de los labios del asiático -Porque no olvidamos un momento al picoleto ese y nos divertimos- decía Yun con una voz seductora mientras se acercaba a Horacio para después sentarse sobre las piernas del moreno colocando sus abrazos en los hombros del ex policía.

Horacio quería alejar los recuerdos sobre Volkov de sus mente, aquellos que solo causaban dolor a su corazón destrozado, por eso mismo había acudido a casa del asiático. Él le daría al de cabello rojizo lo que quisiera con tal de olvidar a Volkov. Se hundiria nuevamente en las garras de kalahary, dejaría que él contrario lo utilizará a su conveniencia.
Finalmente colocó sus manos en las caderas de Yun. Posando al mismo tiempo sus ojos en los del contrario. 

Yun sonrió ante aquel acto, nuevamente tenía al moreno en sus manos. Se acercó a los labios del ex policía para besarlos con agresividad, succionando y mordiendo en ocasiones el labio inferior de Horacio hasta dejarle marcas de sus dientes sobre el labio. Al mismo tiempo que jugaba con los cabellos del más alto.

Mientras Horacio recorría con sus manos el cuerpo de Kalahary con desespero. Bajando a sus glúteos para después subir nuevamente a su cintura. Levantando en el proceso la camisa que traía puesta Kalahary hasta sacarsela por completo. Para posteriormente quitarse su propia camisa con ayuda del asiático.

Él de cresta se levanto del sofá para cargar al contrario y dirigerse a la habitación del dueño de aquella casa.

Al llegar ambos se despojaron de las prendas que aún portaban hasta quedar completamente desnudos. Horacio volvio a cargar a Yun y lo recosto en la cama que se encontraba en esa habitación para colocarse entre las piernas de Xiaomi.

Recorrió con la mirada cada parte del cuerpo de Kalahary, deteniéndose en el rostro del que se encontraba bajo de él. Colocó una de sus manos en la mejilla de Yun dando pequeñas caricias.

Aquel acto confundió a Xiaomi y más al observar como los ojos del moreno lo miraban con amor cuando antes solo había lujuria en ellos. Sintió como besaba cada parte de su ser con delicadeza, temiendo a lastimarlo. Una pregunta se formó en su mente ¿porque lo está tratando de aquella manera? Sus encuentros siempre fueron para saciar sus deseos, sin sentimientos involucrados, solo sexo. Pero aquella confusión se esfumó de su mente cuando sintió como Horacio comenzaba a estimular su entrada. Ocasionando que pequeños gemidos salieran de su boca y unas cuantas lágrimas amenazaban con salir de sus ojos.

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