XII

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>> −¿Race? ¿Dónde estás? ¡Race! -Al principio creí que esas cosas se habían metido en mi cabeza, pero no era así, porque no escuchaba sus ruegos en mí, sin embargo, no podía ver nada, un panorama totalmente negro se extendía a mi alrededor. Moví mis brazos con frenesí, pero no era capaz de tocar ninguna planta, por más que avanzara no era capaz de chocarme con ningún árbol, no podía oír ese silencio.

Comencé a correr hacia la nada de forma desesperada, quería llorar, un profundo dolor estaba instalado en mi corazón, sentía que no existía, que no era nada. Nadie podía escucharme.

¿Así se sentía la muerte? ¿Solo un gran vacío semejante al que perduraba en tu pecho cuando perdías a alguien? ¿Acababa de perderme?

Golpeé el piso con mis puños, los gritos quemaban mi garganta.

Y luego...

Luz.

Abrí los ojos, lo primero que vi fue el cielo azul, y el brillante sol cegándome con su fuerza.

Tomé una gran bocanada de aire, y me alcé. Mi espalda dolía, un tirón en mi cintura me hizo quejarme, a mi alrededor, podía escuchar los pájaros. No entendía, no comprendía lo que estaba sucediendo, había luz, en ese infierno no había...

−¡Lilith, cariño! ¡A comer!

En ese momento en que su voz se filtró por mi oídos, mi corazón paró, simplemente pensé que alguien me había apuñalado por la tortura que atravesaba mi alma. Al moverme, al buscarla con una indignación y estupefacción, la vi. Allí estaba mi madre, quien me miraba desde el marco de la puerta, aquella hermosa sonrisa se dibujaba en su rostro.

Lo había logrado, estaba otra vez en casa, pero...

>>− Ella no nos está escuchando, ¿verdad?

−Sí, eso decía en los papeles de la Doctora Rose, pero no pude seguir leyendo porque ella llegó ¡Casi me atrapan! ¡Qué horrible! Pero hubiera sido muy bueno haberles sacado foto a los documentos, tal vez ahí decía algo de porqué la mayoría de los pacientes están en coma.
De todas formas, sigo sin entender qué hacen con ellos, son muy jóvenes. Ya casi cumplo un año aquí, y no han despertado.

−Tal vez sí lo han hecho pero no cuando tú estabas.

−¿Eso crees? No estoy muy segura, supongo que nunca lo descubriré, mi contrato está por terminar, y aunque intenté comunicarme con otras enfermeras que han trabajo aquí ha sido en vano. Algunas simplemente parecen haber desaparecido, y otras...Se reúsan a decir dos palabras. Es extraño.

−Lo sé, pero yo soy nueva, no puedo arriesgarme a espiar, necesito el trabajo. Lo siento.

−No te preocupes. Lo entiendo, hace solo dos meses que trabajas aquí...

−Sí, pero...N-no sé si debería decirlo. Encontré algo cuando fui al baño.

−¿Algo? No, no puede ser ¡No me digas que hablas de la memoria que están buscando como locos!

−Pues...Sabes que ese lugar no tiene cámaras, solo la tomé, iba a dejarla. Tengo miedo de que me acusen, no sé si deshacerme de ella.

−¡Dámela! Sí, quiero saber qué demonios...

El infierno de Lilith| 2 | Completa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora