Un Nuevo Comienzo.

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Espero escribir un nuevo oneshot antes de que acabe el año, por mientras, dejo este de cuando creía que el 2020 sería un buen año. XD

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El frío que hacía en aquella época del año, no impidió que los santos bajo las órdenes de la Diosa Atenea, bajaran al pueblo a celebrar el fin de año. Habían organizado una fiesta de Año Nuevo en uno de los bares del pueblo con el permiso expreso de la diosa, que, en ese momento, se encontraba en Japón junto a sus fieles amigos de bronce. Así que, ya sin peligro de alguna guerra en puerta, los santos de oro y de plata estaban más que listos para celebrar la llegada de un nuevo año y su oportunidad de vivir.

Las tensiones entre la orden dorada, las intentaban dejar atrás. Todavía existían ligeras desavenencias, pero trataban de sobrellevarlas sin mayores consecuencias. Detalles que ninguna de las partes involucradas daba importancia al simplemente ignorarse entre sí.

El guardián de la última casa zodiacal, era el que se mantenía más al margen de todos por decisión propia, no era que se sintiera cohibido con la presencia de sus demás compañeros o que les guardara algún rencor, ni mucho menos. Simplemente sentía que estaba a años de diferencia de todos ellos y por eso, en ese momento, se encontraba en una esquina del bar sin más compañía que sus pensamientos y una vaso de wiski.

—No entiendo qué haces aquí, si a leguas se nota que no quieres—Afrodita miró de reojo a Mascara Mortal.

—¿Tan pronto te aburriste de jugar a las cartas? —preguntó, ignorando el comentario de su compañero.

—Va, esos niños no son rivales, pero no me cambies de conversación

Afrodita simplemente sonrió. Ellos no se consideraban amigos, aunque el resto los tomara como tal, simplemente que compartían demasiadas cosas en común como para tolerar lo suficiente uno del otro, claro que eso no había impedido que llegaran a conocerse bien. Dio un trago a su bebida.

—Estoy por irme, de hecho, simplemente no pude escapar a las insistencias de Mu de acompañarlo, pero ya que se ha olvidado de mí, es un buen momento para retirarme.

—Vaya y yo pensé que te quedarías a los fuegos artificiales —comentó con sarcasmo—. Deberías tratar acercarte más ya no hay nada que nos distancie de ellos.

—¿Cómo lo están haciendo tú, Shura y él? —para Death no pasó desapercibido el tono de ironía en la voz de Afrodita.

—¿Por qué no? —devolvió la pregunta mirándolo fijamente.

—Lo pensaré —dijo al tiempo que se levantaba —quizá sea mi propósito de año nuevo —le dijo con una sonrisa coqueta —Feliz Año Nuevo, Deathmask.

Depositó un beso en la mejilla del italiano y salió del local. Dejando a un sorprendido Cangrejo y a un Capricornio bastante molesto. Sí, para Shura, Aioria, Aioros y Saga, no había pasado desapercibido el breve intercambio de palabras entre los dos santos, ni de la sonrisa más sincera que nunca nadie había visto en Afrodita. Deathmask miró en dirección de Shura.

Para nadie era secreto que a Shura le interesaba Afrodita, excepto para el propio Afrodita, que vivía por y para su jardín, por ello, los santos que le acompañaban, habían tomado al santo en cuestión para evitar que se lanzara sobre el Cangrejo, que por lo que habían visto, tampoco tenía culpa. Shura, también salió del local sin despedirse de nadie, pero siendo consciente de que Death iba tras él se detuvo.

—Debes estar feliz, ¿no?  —lo miró de frente con la molestia reflejada en su semblante —¿o me vas a negar que Afrodita te interesa? Y está bien, es aceptable, tú no corriste al lado de los otros ni lo dejaste solo como lo hice yo, te lo mereces más, yo no...

—Qué tonterías estás diciendo —lo regañó el de Cáncer —ve ahora mismo a buscarlo —ordenó—, confiésale lo que sientes por él y si te rechaza, entonces ya veremos, pero estoy seguro que Afrodita solo me ve como el amigo que se supone siempre he sido y créeme, es lo único que quiero de él. Todos cometimos el error de solo fijarnos en su apariencia, es tiempo que se dé cuenta que eso se acabó.

Tras decir aquello, se dio la vuelta e ingresó al bar dejando a Shura pensando en lo que debería hacer y tras un momento de duda, salió disparado rumbo al Santuario, esperaba poder alcanzar a Afrodita antes de que llegara a su templo, aunque tampoco es que le importara mucho tener que subir a Piscis.

Lo vio recargado en los pilares que daban acceso a las doce casas, mirando hacia el cielo nocturno, sin atisbo del Afrodita que le solía mostrar a todo el mundo, porque, sí algo sabía Shura, era que nadie conocía la verdadera personalidad de Afrodita y no es que él la conociera, simplemente la intuía, lo había observado lo suficiente como para saberlo. Algo debió servir que fuera uno de los más leales a Saga, junto a él y Máscara Mortal.

—¿Venías a buscarme? —la voz de Afrodita lo sorprendió —o te piensas quedar ahí toda la noche, sí es así ya te puedes ir yendo, me gusta este lugar y quiero estar solo.

—Vine a buscarte y mentiría si te dijera que lamento molestarte.

—¿Qué quieres?—Afrodita elevó una ceja. Shura se mantenía impasible.

—Hablar.

—¿Sobre qué, Capricornio? Nuestros temas de conversación terminaron el día que Saga murió y nosotros también —Hizo ademán de retirarse y Shura lo detuvo.

—Afrodita, ¿no te harta esa actitud tuya? ¿No puedes dejar de lanzar las palabras como si estuvieran envenenadas?

—Todo lo que arrojo tiene veneno, ¿lo olvidas?

—¿Qué pasó con el Afrodita que vi en el bar? El que le sonrió a Máscara—Afrodita respiró profundo, estaba en un debate interno entre matar a Shura o darle una oportunidad.

—¿Qué es lo que quieres Shura?—decidió lo segundo, solo esperaba no equivocarse.

—Que me dejes conocerte —Shura fue a lo directo, sí hacia enfadar a Afrodita, seguro terminaría con una Rosa diabólica en una pierna—; mentiría sí te dijera que quiero que seamos amigos, porque no es así, quiero mucho más, pero no quiero presionar.

Y ocurrió un milagro que casi deja a Afrodita sin respiración, vio a Shura sonreír. Las sonrisas no eran algo común dentro de la orden dorada, de hecho el que más se permitía sonrisas de todos ellos era Aldebarán, ni siquiera Mu, con su aprendiz revoloteando por todos lados sonreía tan frecuentemente, pero de vez en cuando se las permitían, pero a Shura, ni antes ni después de sus muertes le había visto sonreír.

—¿Afrodita? —Shura lo miró con preocupación.

—¿Eh? —dijo volviendo de sus pensamientos —¿Estás seguro? ¿No lo dices sólo por acercarte a mí? ¿Solo por mi…?

—Tu belleza física nada tiene que ver, créeme.

—¿Entonces? —Shura estuvo por lanzar un suspiro de frustración, claro, debió preverlo, Afrodita no acepta nada sin explicación. Así era con las órdenes de Saga y así era en su vida en general.

—Tiene que ver con tu preocupación por todos en el Santuario, por la gente del pueblo —vio a Afrodita abrir los ojos sorprendido —, te preocupas porque a nadie le falte nada, das comida y cobija a quien lo necesite. Te he visto —le aclaró antes de que le interrumpiera y negara—. Tienes una personalidad que no has dejado que nadie vea, así que… solo dame la oportunidad, no tienes porque estar solo y ¡menos hoy! Casi es año nuevo.

—Un nuevo comienzo—dijo Afrodita en un murmullo y dio un largo suspiro, que se hizo visible gracias al frío de la noche—, está bien —aceptó—. ¿Quieres volver al pueblo o vamos a mi templo? —Shura, se quedó mudo, quería decirle que a su templo, pero…—pensándolo bien vammos a mi templo —decidió Afrodita de pronto, para alegría del español.

Sin duda, esa noche, era algo más que solo el comienzo de un nuevo año.

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¡Gracias por leer!

Afrodita x Shura Historias CortasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora