Capítulo 21

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Capitulo 21

Se le detuvo el corazón. ¿Iba a decirle que había cambiado de idea?

- Ya lo sé. Yo te dije lo mismo.

- Exactamente. Y aun así estábamos planeando el día juntos.

- ¿Me estás diciendo que nunca pasas el día con las mujeres con las que te acuestas? –preguntó aun más confundida.

- ¡No seas ridícula! Claro que sí. Pero es que... es que...

"¿Qué, Yaman? ¿Qué nunca lo habías deseado hasta entonces? ¿Qué enseñarle a esta mujer a conducir un coche veloz, a comer perritos calientes con Chile y a montar en una montaña rusa, te proporciona más placer que cualquier otra cosa?" Le recorrió una oleada de pánico.

- Es que no quería hacerte daño al decirte que no te confundieras creyendo que está sucediendo algo entre nosotros, porque no es así.

- Creo que piensas demasiado, vaquero.

- Quiero seguir viéndote, Jos, pero no quiero sentirme atado. ¿Está claro?

- ¿Y no hice yo esa misma afirmación ayer?

- Sí, pero eso no impidió que estuvieras de acuerdo con los planes para hoy.

- No sé que es peor, Can, si tu descomunal ego o tu forma parcial de ver las cosas –rió Jos. Dio un paso hacia delante y le apuntó el pecho con un dedo. –Tú hiciste los planes. Yo estuve de acuerdo por educación. ¿De verdad crees que eso significa que quería que sentaras la cabeza?

- Yo no he dicho eso exactamente –replicó sonrojándose.

- ¿Ah, no? ¿Entonces qué has dicho exactamente?

- Solo que no queremos que esto se nos escape de las manos.

- Te refieres a nuestra aventura.

- Sí, nuestra...nuestra... –tartamudeó. ¿Por qué le costaba tanto decir esa palabra? A la princesa no le costaba nada. Estaba preparada y dispuesta a tener la relación fácil que él siempre había querido tener con una mujer y que rara vez conseguía, ¿entonces por qué se sentía tan molesto? –Nuestra aventura –dijo al fin.

Ella asintió, pero de repente se sintió incomoda. Lo que quería era irse a casa, darse un baño caliente e intentar encarrillar su vida.

- Creo que deberíamos terminar con esto –afirmó suavemente.

- ¿El qué?

- Esta relación, como quiera que la llames...

Can la abrazó y la besó.

- Terminara cuando termine –susurró. –¿Lo entiendes, princesa?

Sabia que lo correcto era decirle que ya no aceptaba ordenes de los hombres, y menos de los arrogantes y egocéntricos, pero él la besó otra vez abrazándola con fuerza y se rindió al beso. Después de un buen rato, él levantó la cabeza y sonrió.

- ¿Qué te parece si damos la primera clase de Porsche?

- Pero si dijiste que...

- Sí, pero ya lo hemos aclarado. ¿Qué dices entonces? ¿Quieres ponerte al volante o no?

"Di que no. Dile que gracias, pero que tenia razón, que deberíamos mantener la distancia". Había pasado el día anterior y el anterior con él, ¿acaso quería estar con él otra vez?

Más allá de un sueño (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora